El sociólogo Marcos Novaro es uno de los autores del libro “Vamos por todo”, publicado recientemente junto al economista Eduardo Levy Yeyati. En él hablan sobre las diez decisiones que marcan la tendencia política del kirchnerismo. Esta mañana en la 99.9, Novaro destacó que es más que “una ideología o un modelo económico, privilegia cualquier decisión que beneficia a quien toma la decisión”.
El análisis de la política de los Kirchner desde la asunción de Néstor hasta el presente, con Cristina, tiene muchas ángulos de análisis. El sociólogo Marcos Novaro escribió junto al economista Eduardo Levy Yeyati el libro “Vamos por Todo”, donde elaboran un decálogo de las resoluciones que definen el estilo de gobierno actual.
Esta mañana en la 99.9, Novaro explicó: “veníamos trabajando en temas económicos y nos pareció que era una buena oportunidad para hacer un repaso, por las decisiones más críticas de los últimos años y para tratar de entender cómo se pasó de una situación de relativo consenso a los disensos y conflictos de los últimos años. Elegimos las 10 decisiones que nos parecieron más sintomáticas de la radicalización kirchnerista, que es reveladora de un método para concentrar el poder que ha ido madurando en los últimos años”.
En base a todo lo que estuvieron estudiando y analizando, la conclusión es contundente: “el kirchnerismo, más que una ideología o un modelo económico, es un método de ejercicio del poder. Se observa que siempre se privilegia cualquier decisión que beneficia a quien toma la decisión; todo lo demás es circunstancial. Creo que detrás del kirchnerismo hay un hiper pragmatismo para sostener la máxima autonomía de quien gobierna”.
A las costumbres que arrastraban desde peronismo, le aplicaron su impronta y eso generó un cóctel peligroso: “hay un simbiosis entre el estilo propio del peronismo que los Kirchner llevan a su máxima expresión y una postura política muy difundida en Argentina: todo lo que funcione, mientras funcione, tendrá nuestra aprobación; sin importar si es sostenible en el tiempo o no. Por sí mismo el método lleva a la destrucción de cualquier institución”. Sin embargo, Novaro no compartió los pronósticos apocalípticos que se realizan; y mucho menos, la comparación con el gobierno de Hugo Cháevz. “No coincido con lo que opinan algunos diciendo que Argentina está camino a ser Venezuela o un régimen totalitario. Estamos en una situación preocupante, pero el país no va camino a “chavizarse” como dicen algunos”, señaló.
Hoy, el camino de la división le conviene al oficialismo porque la oposición no genera una alternativa seria. “En la polarización, el gobierno gana. Porque la alternativa es el caos. La mayor parte de la gente en Argentina está preocupada porque el Gobierno no acierte las soluciones, pero tampoco está dispuesta a tirar todo por la ventana. Quieren que el Gobierno resuelva los problemas”, destacó Novaro.
La aparición de medidas grandes e importantes siempre va acompañada de semanas de debate público, y eso también forma parte de la política kirchnerista: “necesitan manejar la agenda y eso lo estaban perdiendo a raíz de que los congelamientos de precios no funcionan y la economía no repunta. También necesitan acorralar a sus adversarios. Mientras tanto, están obligando a los opositores a discutir los temas que ellos quieren discutir. Si después logran imponer alguna de las reformas, con eso se dan por satisfechos. La perspectiva es ‘vamos por todo y después vemos qué conseguimos’”.
El libro incluye un capítulo donde se habla de una posible salida a todos estos problemas económicos. En ese sentido, Novaro reflexionó: “las cosas no son fáciles, pero son menos conflictivas que en otras coyunturas de crisis. En la situación actual se podría frenar la inflación sin ningún tipo de mega devaluación. El problema es que faltan tres años de administración de Cristina Fernández y las cosas pueden empeorar mucho. Si mantienen el criterio de morir con las botas puestas, puede ser muy peligroso para Argentina”.