El material, que ya está en manos de la Justicia Federal, prueba los vínculos de Hernán Arbizu con los jefes del banco y clientes argentinos como Clarín. Además, confirman una operación de lavado y el uso de un paraíso fiscal.
Tengo
El Blackberry que me había entregado el banco en 2006, que no tiene batería –porque es viejo y no la pude conseguir– pero ahí hay mails que confirman las relaciones y todos los temas de los que estamos hablando”, comentó Hernán Arbizu, el ex banquero que lavó dinero para las fortunas de la Argentina y estafó al propio banco con triangulaciones entre cuentas. Ante semejante afirmación, y en el marco de una indagatoria en la que el imputado daba cuenta de cómo esa entidad tenía una estructura para facilitar la evasión y el lavado a sus clientes de Banca Privada, el juez Sebastián Casanello le consultó sobre si era posible aportar el teléfono celular para la instrucción. “Sí“, respondió, categórico, Arbizu. Hoy, Tiempo Argentino publica en exclusiva una parte del material de carácter confidencial contenido en ese aparato y que, desde el viernes está en manos de la justicia. Se trata de 117 correos electrónicos internos circulados entre el 1 y el 6 de mayo de 2008, que blanquean nombres de empresas que operaban en el Morgan (Clarín, Constantini, Hyatt, etc), transacciones de lavado vía back to back, guerras entre ejecutivos por captar nuevos clientes, y detalles sobre negocios realizados usando paraísos fiscales. El material devela además el contacto fluido de Arbizu con clientes de la Argentina y con sus jefes en Buenos Aires y el exterior; y hasta otorga información vital que confirma cómo fue la estafa de Arbizu con clientes argentinos y paraguayos, pudiendo reactivar esa causa que está congelada desde hace cinco años por dilaciones judiciales y la negación de EE UU a colaborar con la investigación. Por otra parte, hay correos que dejan al descubierto cómo el Morgan operaba negativamente con contrainformación directa a sus clientes, para perjudicar a sus competidores. El 6 de mayo de 2008 –último día en que Arbizu tuvo en su poder el celular ya que ese mismo día se descubrió la estafa y se judicializó el caso. Luke Palacio, jefe del Morgan para Cono Sur, envió un correo al grupo de ejecutivos de la región bajo el asunto “Caduceus roadshow organization –Wishlist”. El Cadeceus era un instrumento financiero nuevo, y Palacio pedía a sus súbditos que sugirieran clientes interesados en esa operatoria, para hacer reuniones privadas, sólo en el caso de que invirtieran más de 750 K, lo que en la jerga banquera representan más de U$S 750 mil. Así, en otro correo, Hernán van Waveren, banquero junior y gestor de trámites de los jefes, le otorga a Palacio el listado de las firmas interesadas y de los ejecutivos de cuenta. Adrián Garate, que compartía con Arbizu el manejo de cuentas, puso como número uno en su lista a Clarín, que era desde hacía años cliente de la entidad y que hoy está investigado por el juez Sergio Torres por presunto lavado de activos con ayuda del Morgan. Garate nombró también a las firmas Pacífica y a Sarita Smith Estrada, mujer de la alta sociedad porteña, cultora del arte y propietaria de Agropecuaria La Oración SA y Estancia La Elisa SA. Otros de los ejecutivos que sumaron firmas fueron María Elena Vergara, Giorgio Chiesa y Federico Rousillón (similares a Arbizu pero radicados en Ginebra y Suiza), Ernesto Grijalva, Alexandra Preite, Javier Gallego, Agustín de Estrada y María Laura Tramezzani. Todos estos nombres habían sido denunciados por la UIF por asociación ilícita, y Tramezzani y De Estrada habían sido reconocidos por Arbizu como “hunters” del Morgan, quienes les llevaban a él los clientes. Además, en los correos aparece Carolina Rivas, secretaria del Morgan en Buenos Aires, desde donde coordinaba los diálogos entre Arbizu y Andrés Rodríguez Lubary, número dos del banco en el país. También hay correos para Norma Caba, una persona de la que Arbizu declaró que trabajaba para él, y uno de los nombres que aparecen en las instrucciones de transferencia de lavado de dinero que publicó Tiempo. En pocas palabras, los correos muestran que efectivamente es real la estructura política y de responsabilidades del banco detrás de los delitos cometidos por Arbizu. Cabe destacar que todos los nombres mencionados trabajaban en la división Banca Privada, que captaba fondos de clientes y los ayudaba a eludir impuestos locales para fugar el dinero al exterior y reingresarlo en forma legal, es decir, lavar dinero.
Otro de los que aparece en mails es Roberto Zorgno, ex gerente financiero de Clarín y actual ejecutivo del Morgan, quien en uno de los correos aparece difundiendo artículos del diario La Nación sobre exámenes de ADN a hijos de desaparecidos y circula informes del periodista Joaquín Morales Solá.
En el cruce de correos –muchos de los cuales cuentan con archivos adjuntos encriptados– aparecen otras empresas que operaban en el Morgan. Agustín de Estrada le envió el 6 de mayo un correo Arbizu con el asunto “Compañía Argentina de Granos SA.” El titular de la firma es el reconocido empresario Aldo Navilli y la gestión por la empresa la realizó el gerente, Sergio Sosa. La idea era captarlos para que inviertan en el banco, con recomendaciones de Fernando Balmaceda, de banca de inversión del Morgan.
Es curioso otro correo que demuestra cómo dos hunters, Tramezzani y De Estrada, se pelean por tener como cliente al dueño de la alimenticia Quickfood. Bajo el asunto “Se están cagando a puteadas MLT y ADE”, Adrían Garate le cuenta a Arbizu que “no hay discusión que valga, (Luis)Bameule nos gambeteó a mil a todos y la única que lo penetró fue María Laura (Tramezzani), así que hay que sacarse la galera en esta”. Arbizu le responde que es por “Quickfood”, y Garate concluye que “lo peor es que debe ser por un prospect que debería ser el número 1500 en cualquier lista sensata“. El prospect es la carta de dinero que tiene el cliente, es decir, lo estaban tildando de cuenta chica. En otro mail, Isabela Rizo, consejera del Morgan, le habla al arrepentido el 5 de mayo del 2008: “¿Te has visto con Daytona? Le llevaron los statements?”, pregunta la mujer que trabaja en la sede Nueva York. Daytona, la fábrica de neumáticos de la familia Manoukian, está entre los investigados y denunciados por Arbizu. Lisa Erf, la curadora de Arte del Morgan vino de visita a la Argentina para reunirse con clientes el 27 de mayo de 2008. La reunión, según los mails, se realizaba en ARTEBA, muestra donde Facundo Gómez Minujin, uno del Morgan, es presidente. Casualmente, se alojó en su visita en el Hotel Hyatt. Y, no casualmente, uno de los clientes del Morgan que asistió a la reunión fue Juan Scalesciani, el dueño del hotel. Además, estuvieron como clientes del Morgan Eduardo Constantini, el curador de arte Ignacio Gutiérrez Saldivar, y Eduardo Gruneisen, de la ex petrolera Astra. Todos vinculados a maniobras de supuesto lavado.
Entre los correos que Arbizu recibió en el sistema interno que Blackberry armó para el JP Morgan, es clave uno que prueba que el banco estaba al tanto de la estafa que Arbizu armó triangulando dinero entre cuentas. Para no perder como cliente al supermercadista argentino Carlos López, Arbizu le ofreció mayor comisión de la permitida por el banco para administrar y sacar el dinero del país en forma ilegal. Cuando López le pidió los intereses, Arbizu echó mano a la cuenta de los políticos-narcos paraguayos Acevedo Quevedo, y para el faltante en esa cuenta, echó mano a la cuenta del ex Musimundo Natalio Garber. Emitido el 6 de mayo de 2008, con el asunto de “Transferencias del 15.04.2008. MARVER LTD”, Wilhem Isenring, asesor de Garber, le confirma a Arbizu un faltante de dinero. “Estimado Hernán: de acuerdo a la conversación telefónica de esta mañana con el señor Palacios, me permito reconfirmar que los siguientes pagos debitados por error en la cuenta de nuestro amigo en común serán ratificados y los intereses compensados.” Los giros fueron, según el correo, de U$S 1 millón a la cuenta Dorian SA, U$S 757.500 a la de Zunilda Castanjera; U$S 570 mil a la de Osvaldo Portioli y U$S 370 mil a la de Nimia Brítez de Arenas. Cuando el cliente blanqueó la maniobra, que el banco intentó disfrazar como un error, Arbizu cayó en desgracia. El banco lo denunció por estafa en los Estados Unidos. Se lo comunicaron vía telefónica el mismo 6 de mayo. Se enteró de la noticia y apagó el Blackberry, que volvió a encenderse cinco años después.
Estrada, editorial en cuestión
En su declaración ante Casanello, Arbizu explicó que una de las formas de lavar dinero es vía una operación denominada back to back. Y citó la historia de Editorial Ángel Estrada, cuya propiedad estaba en manos del empresario Zsolt Agardy y su hijo Federico. Según Arbizu, el propio Agardy era beneficiario de una cuenta cuyo titular era una empresa off shore denominada “Argentine Develope Investiment” (ADI), en la cual mantenía un saldo promedio de U$S 35 a 40 millones, obviamente por fuera de la órbita del fisco. En 2008, Estrada necesitaba inyectar U$S 10 millones como capital de trabajo, pero una transferencia directa desde su sociedad offshore a una cuenta corriente en Argentina despertaría alarmas entre los organismos de control. ¿Qué es lo que hizo el banco? “Congeló” de la cuenta de ADI en Nueva York en alrededor de U$S 12 millones a través de la gestión de Norma Caba y Jeannette Bueno, del área Banca Privada. Luego emitió una “carta de crédito” al Banco Patagonia donde le solicita que le presten a Estrada los U$S 10 millones que necesita, bajo la garantía de que si esta no devuelve el monto, el propio Morgan pasa a hacerse cargo de esa deuda. En resumen, el dinero no declarado en la sociedad offshore (ADI) reingresa al país bajo la forma de un “préstamo” dirigido al propio beneficiario de la sociedad offshore (una especie de autopréstamo), constituyendo un ejemplo de lavado de dinero. Además, el hecho de que reingrese como un crédito para capital de trabajo le permite deducir impuestos a los intereses, cerrando así un combo ideal. Entre los mails que publica Tiempo quedó un registro de la operación. Se trata del mail enviado el 1 de mayo de 2008 -“Ángel Estrada– Copia del Mensaje SWIFT”. El SWIFT es una red internacional que facilita la comunicación financiera entre bancos. No conforme con la tajada del negocio, una vez consumada la operación el número 2 del Morgan en Argentina, Rodríguez Lubary le comentó a Arbizu la necesidad de que el JP sea la entidad que dá el crédito, en lugar del banco Patagonia. “Nos estamos perdiendo la mitad del negocio”, le dijo.
Isla de man: el paraíso fiscal que aparece en mails
La Isla de Man es un pequeño territorio de ultramar de 572 kilómetros cuadrados, que pertenece a la corona británica. Ubicada entre Irlanda y Gran Bretaña, la isla es un paraíso fiscal.
En el material de correos, hay uno enviado el 2 de mayo de 2008 por la banquera Laura O’Sullivan –a cargo de la administración de fideicomisos para la firma International Trust & Wealth Structuring (ITWS) con sede en Isla de Man– a sus colegas de la oficina del Morgan Buenos Aires.
El Morgan usa paraísos fiscales porque allí se radican las sociedades offshore, y sirven para ocultar la titularidad de activos no declarados.
Dicho esto, el sugestivo mail, que ya en el “subject” tiene el nombre de una compañía y un fondo de inversión –Agimi Ltd-Carlyle Asia Partners II, L.P., respectivamente– encierra a todas las luces este tipo de operatoria.
“He notado en nuestros registros que no tenemos ningún pedido de capital para la compañía y el fondo mencionado. ¿Podría revisar a qué dirección han sido enviados?”, pregunta la ejecutiva de la Isla de Man. Y agrega el texto dirigido a los banqueros en Buenos Aires, entre ellos Arbizu, Vergara y Rocío Ortega, una ex Morgan que trabajó hasta 2005: “Además, para mantener sus datos actualizados, sería muy útil si usted pudiera proporcionar los montos pendientes actualizados“. Cabe recordar que en diciembre del año pasado, la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) que encabeza Ricardo Echegaray firmó en Londres un acuerdo de intercambio de información tributaria con las autoridades de la Isla de Man, de tal forma de poder acceder a reportes fiscales del territorio británico.