Tanto la Justicia como las fuerzas de seguridad detectaron cargas en valijas “sin dueño”.
Los traficantes cambian sus métodos a medida que crece la circulación de droga por el país. Una de las variantes detectadas en los últimos años es el uso de ómnibus de larga distancia como alternativa para mover cargas de estupefacientes que pueden superar los diez kilogramos. Es un contrabando hormiga que empezó como un modo más de introducir drogas por la frontera argentina y se consolidó como una de las metodologías más usadas para transportar sustancias ilegales por tierra. Así lo expusieron varios fiscales federales en sus informes de trabajo realizados durante 2013 y elevados a la Procuración General de la Nación.
“Los delitos relacionados con las actividades del narcotráfico, lejos de acotarse con las acciones desarrolladas en orden a la prevención y represión, se han incrementado y adoptado nuevas e ingeniosas modalidades. Una de las nuevas formas que se detectó fue la del transporte de estupefacientes en ómnibus de larga distancia, acondicionados en valijas que son despachadas sin que el titular aborde la unidad. Así, se mantiene el anonimato de la persona que está entre los pasajeros y controla la droga hasta que llega a destino”, notificó en su informe Pablo Di Loreto, a cargo de la Fiscalía Federal en lo Criminal y Correccional de Posadas. Y agregó que “la omisión de controles estrictos en la expedición de pasajes es un escollo más a la hora de investigar el hecho”.
En las provincias del Litoral es importante el movimiento de drogas por las rutas, especialmente en ese tipo de tráfico que utiliza ómnibus de larga distancia. José Candioti, fiscal general ante el Tribunal Oral Federal de Paraná, informó a la Procuración General de la Nación: “sigue siendo alto el nivel de importancia y preocupación por la temática vinculada con el tráfico de estupefacientes. El corredor de la ruta 14 y los tres puentes internacionales que circundan Entre Ríos facilitan de manera incesante el ingreso de estupefacientes en la región”.
En la terminal de ómnibus de Retiro fueron instalados escáneres operados por la Policía de Seguridad Aeroportuaria con el objetivo de verificar las mercancías que llegan en viajes internacionales. En las rutas del Norte se implementó el Operativo Vigía, con gendarmes que controlan los ómnibus aleatoriamente en puestos de rutas. Así fueron incautados varios cargamentos, aunque el sistema quedó consolidado entre los narcos.
Para Mario Sabas Herrera, fiscal general ante la Cámara Federal de General Roca, falta coordinación: “el hallazgo casual de la carga como consecuencia de operativos de control vehicular de rutina dispuestos en rutas sobre ómnibus de larga distancia, con la ayuda de canes adiestrados, deja ver claramente que el material viaja sin inconvenientes por varios miles de kilómetros, siendo su secuestro materia librada al azar, pues los mecanismos de contralor que debieran estar en puntos clave de ingreso en el país carecen del adecuado equipamiento”.
Su conclusión es contundente: “los informes muestran de manera integral las fisuras que dan lugar a que el narcotráfico opere, se instale y se propague sin dificultades”.