Formó parte del Team 6, el mismo que mató a Bin Laden en 2011. En un libro, cuenta cómo hizo para convertirse en una “princesa guerrera”.
Demostró ser el más duro entre los duros y tener la capacidad y destreza como para formar parte de la élite de la Marina de Estados Unidos. Sin embargo, años después abandonó su carrera militar con una sola meta: convertirse en mujer.
Es la increíble historia de Kristin Beck, un ex Navy SEAL, el comando de élite de la Marina norteamericana que hoy cuenta su lucha. Como SEAL, Kristin alcanzó altos honores, recibió condecoraciones (el Corazón Púrpura y una Estrella de Bronce) y hasta llegó a formar parte del Team 6, el mismo al que le encargaron la Operación Gerónimo que terminó con la vida de Osama Bin Laden en mayo de 2011. Una unidad que Kristin había abandonado apenas unos meses antes.
Ahora, Kristin cuenta su increíble historia en un libro electrónico autobiográfico que acaba de publicar bajo el título de “Princesa guerrera”. Allí cuenta los detalles de cómo asumió su identidad femenina tras someterse a una terapia hormonal. Desde su confusión interior cuando integraba el Team 6, del cual se retiró meses antes de que el grupo matara al líder de Al Qaeda, hasta su vida actual como consultora militar en Tampa, esta mujer lo cuenta todo. El libro salió a la venta el sábado en Amazon.com y tiene como subtítulo “El viaje de un Navy SEAL para revelarse como transgénero”. En la portada aparece una foto de Beck vestido como un guerrero SEAL, con barba espesa, anteojos de sol y uniforme de camuflaje. Para sorpresa de Kristin, sus ex compañeros le han enviado mensajes de apoyo y aliento. “Hermano, estoy contigo… Ser un SEAL es duro, esto parece más difícil. Paz”, le escribió un comando.
“Sigo siendo la misma persona, con la misma experiencia y el mismo espíritu”, dice Kristin, de 46 años de edad y 20 de carrera con los SEALs. En el pasado, tuvo dos matrimonios y dos hijos, pero por sus constantes despliegues al exterior perdió contacto con ellos. Otros Navy SEALs, entre ellos algunos implicados en la redada que terminó con la vida de Bin Laden, han escrito libros de memorias bajo seudónimos describiendo dramáticas batallas, anécdotas de camaradería y de frustración con la burocracia de Washington.
Pero Beck no usa seudónimo al momento de relatar sus 20 años de carrera militar durante los cuales fue enviada 13 veces a distintas partes del mundo y luchó con su identidad de género, hasta reconocerse gradualmente como mujer. “Ahora me estoy sacando todos mis disfraces y dejando que el mundo sepa mi verdadera identidad como mujer“, escribió en la red social LinkedIn, después de cambiar el nombre en su página de perfil de Chris a Kristin.
El libro fue escrito en coautoría con Anne Speckhard, profesora de Psiquiatría en la Escuela de Medicina de la Universidad de Georgetown, quien dijo que el ex militar luchó durante años para contener su angustia por su identidad de género. “Chris describe su desesperación a lo largo de este libro y su deseo de morir con honor, sirviendo a nuestro país y luchando contra el terrorismo, para mantenernos a salvo y para que no tuviera que lidiar más con el dolor emocional que se deriva de la falta de congruencia entre su identidad de género y su cuerpo“, escribió la coautora. Agregando que “después de múltiples misiones de combate, más de lo que muchos SEALs llegan a enfrentar, Chris volvió con vida para pelear esta batalla más profunda de su alma. Y luchó con las decisiones morales y sociales de una vida en secreto o hacer la transición a su verdadero yo”.
En sus memorias, Kristin recuerda la ironía de una misión como SEAL en la que tuvo que disfrazarse de afgano para mezclarse con mujeres odiaban a los talibanes. “Fue extraño que pudiera dejarme crecer la barba y engañarlos haciéndoles creer que era uno de ellos, cuando realmente soy una amazona disfrazada de un militar de EEUU disfrazado de pastún”, confió. “Como mujer, Kristin se hubiera unido a los SEALs de la misma manera”, aseguró Speckhard.
El Congreso de Estados Unidos derogó hace más de dos años la norma que prohibía a efectivos declarados homosexuales formar parte de las Fuerzas Armadas estadounidenses. Pero los hombres y mujeres abiertamente transgénero siguen excluidos del servicio. Los activistas esperan que la autobiografía de Kristin Beck contribuya a cambiar la situación.