El periodista Darío Aranda decidió denunciar la censura de sus publicaciones. Hace un año, en Página/12 le dieron el mínimo espacio de dos notas semanales. “Esto pasa en todos los medios gráficos de Capital Federal”, expresó en el aire de la 99.9.
Varios periodistas que trabajan en diarios de tirada nacional reciben presiones constantes para dejar de publicar algunas historias o hechos investigados. Uno de ellos decidió dar un paso adelante y denunciar lo que sucede con el entramado político de los principales diarios del país. Se trata de Darío Aranda, redactor de Página/12. Entrevistado por la 99.9, explicó que “en Página/12 está sucediendo lo mismo que en todos los medios gráficos de Capital Federal. Como nunca antes en los últimos años, hay una gran presión en los editores de los diarios para evitar que se cuente lo que pasa. Dos hechos puntuales de la última semana: hubo una brutal represión en Rawson de patotas pro-mineras contra asambleístas y un dudoso accidente de integrantes de una comunidad que terminaron con una bebé y una madre muertas. Ambos hechos se han silenciado”.
Su problema particular surgió por otra cuestión un año atrás: “en mi caso, vengo con presiones para no publicar algunas cosas. En noviembre del año pasado asesinaron a un campesino en Santiago del Estero, Cristian Ferreyra. Hice pública la censura y el cambio drástico en el primer párrafo de la noticia. Todo terminó con un repudio a la empresa y un apoyo hacia mí. En el último año fui castigado y se me asignaron sólo dos notas al mes, que es lo mínimo. La semana pasada, la Comisión Interna decidió denunciar esto también”.
Los problemas con la actividad minera suelen ocultarse por una cuestión puramente política: “hay una gran resistencia contra la actividad extractiva, que se cobra muchos territorios de campesinos indígenas. Muchas organizaciones se resisten y la respuesta del Gobierno y los privados es la represión; a lo sumo, lo que hacen es tercerizar esa represión con los gobiernos provinciales o patotas privadas. El problema no es con el Gobierno nacional sino con los editores y las direcciones de los grandes medios, que se han transformado en voceros del poder”, opinó Aranda. Luego agregó: “por mis viajes en el país he visto que los lugares donde hay megaminería están a la deriva y han quedado con todo el tejido social hecho pedazos, y con la contaminación del aire, el suelo y la tierra”.
Al mismo tiempo, el cambio y la “venta” de la opinión al mejor postor es un problema que afecta a todo el país en materia periodística: “el periodismo se ha convertido en un desastre. Creo que no es algo atribuible al Gobierno; todos quieren tener sus aliados en los medios. Los problemas son los editores y jefes, que se transformaron en comisarios políticos. Y no es sólo en Página/12. También le pasa a colegas de La Nación, Clarín o Tiempo Argentino. Terminan quebrando a los colegas y les sacan las ganas de trabajar”.
Aranda sabe que estas cosas suceden a menudo en todos los medios, por eso llamó a la conciencia de sus colegas: “tenemos que hacernos cargo de que estamos mintiendo u ocultando lo que pasa. Hay que animarse a denunciar lo que sucede y dejar de hacer el juego a las direcciones de los diarios que se fijan en la conveniencia económica”.