En San Luis, Jujuy y Capital Federal rigen medidas para acercar alimentos sanos a los niños, como frutas, verduras o cereales, ya sea a través de quioscos o de las viandas. Es un paso importante para evitar el sobrepeso infantil, que creció en el país nueve puntos desde 2007.
Esperar a que suene el timbre del recreo para correr al quiosco a comprar un alfajor o un paquete de papas fritas es una rutina que podría quedar en el olvido. Así como en Uruguay se sancionó una ley de quioscos saludables, que entró en vigencia con el inicio del año lectivo y obliga a los establecimientos educativos a ofrecer productos light, bajos en azúcares, sodio y grasas; en la Argentina se están evaluando distintas políticas que van en esa dirección. ¿La razón? Cuidar la salud de los niños, ya que la obesidad infantil es un problema sanitario más importante de lo que cualquiera pueda imaginar. Los datos son alarmantes: 1 de cada 3 estudiantes tiene sobrepeso y el 5,9 por ciento es obeso. Las cifras muestran un aumento desde 2007, cuando el 24,5 de los chicos estaba excedido de peso mientras que la obesidad afectaba al 4,4 por ciento.
Según un relevamiento que hizo el Ministerio de Salud de la Nación en 2012, sólo 1 de cada 4 escuelas ofrecía frutas y verduras en los quioscos. Además, 8 de cada 10 tienen a la venta bebidas azucaradas y la mitad de los estudiantes consume al menos dos por día. Es decir: el ámbito escolar no es compatible con la buena alimentación.
Jonatan Konfino, coordinador del Plan Nacional Argentina Saludable, explica que “hay que generar entornos saludables, concientizar a la población para que todos hagamos elecciones más sanas. No hay que poner el ojo sólo en lo individual porque uno perdería de vista el contexto colectivo. Vemos con preocupación el aumento de la obesidad en los jóvenes porque lleva directamente a la diabetes, que es la gran epidemia en el mundo. La mala alimentación, la falta de actividad física y el tabaco son los tres mayores factores de riesgo. Hay que crear hábitos más saludables”.
Para Konfino, que los quioscos escolares ofrezcan productos más saludables o mejor fragmentados sería un gran avance en materia alimenticia: “Si los jóvenes tienen la posibilidad de comer frutas o cereales en el recreo es más probable que tengan una buena alimentación que si sólo se les ofrece snacks y golosinas”.
La Legislatura porteña sancionó en 2010 una ambiciosa ley de “alimentación saludable” que fue reglamentada el año pasado y establece que el Ministerio de Educación de la ciudad debe “elaborar pautas de alimentación saludable específicas para los establecimientos educativos, teniendo en cuenta los estándares difundidos por la OMS, organizaciones y profesionales especializados; diseñar una guía de alimentos y bebidas saludables; garantizar la educación en materia de alimentación y educación física y coordinar políticas multisectoriales para promover la actividad física”. Además, fija multas para aquellos establecimientos, públicos o privados, que no cumplan con la normativa.
En San Luis rige la ley “Mejor alimentación, más salud”. Es la legislación más dura que existe en el país ya que prohíbe a los quioscos vender productos que no figuren en el listado de “alimentos permitidos” y fija un régimen de control, apercibimiento y sanciones. Algunos de los permitidos son: arroz inflado, alfajor de fruta, ensalada de fruta, galletitas simples (sin relleno ni cubierta), turrón y gelatina.
En Jujuy el cambio de hábitos en el recreo se produjo gracias a la ordenanza 5196/08 que si bien no impide que los quioscos escolares vendan golosinas, helados o gaseosas, los obliga a ofrecer, y a destacar, por lo menos diez opciones de alimentos saludables.
Gabriela Kivelevitch, médica especialista en nutrición infantil y asesora externa de la Fundación Cardiológica Argentina, explica los riesgos del exceso de peso en los chicos: “El peso en la infancia es determinante del peso en el adulto y una buena alimentación puede llegar a prevenir muchas patologías como la diabetes. Dado el tiempo que los chicos pasan en la escuela, es importantísimo que el gobierno legisle para que allí se ofrezcan menúes saludables”.
En relación a las porciones, Konfino explica que están “consensuando con la industria de los alimentos las porciones de los alimentos. Por ejemplo, un alfajor trae dos porciones y todo el mundo se lo come entero. También es necesario el libre acceso al agua potable. Los estudios indican que en las escuelas donde hay bebederos disminuye la compra de bebidas azucaradas”.
El cocinero Martiniano Molina, que se caracteriza por ofrecer productos orgánicos y sustentables, dice que “un niño alimentado va a poder pensar correctamente en el futuro. Además de los quioscos, que es un gran avance, estaría bueno que los padres empiecen a hacer otro tipo de programas con sus hijos, como crear una huerta, ir a comprar productos a mercados orgánicos o visitar una granja. Para que un quiosco sea saludable debe tener alimentos saludables y hay que ver si las frutas y verduras con pesticidas y agrotóxicos son saludables”.
Si bien las cifras en la Argentina son alarmantes, el panorama es alentador ya que existe a nivel nacional un proyecto de ley, con media sanción en Diputados, para que en todos los establecimientos del país sólo se contemplen alternativas nutritivas. La ley podría salir este año e implicaría un real combate a la obesidad infantil.