EE UU aprueba el consumo de un pez que crece en la mitad de tiempo
Científicos de la FDA (Agencia norteamericana de Alimentos y Medicamentos) han evaluado «rigurosamente» los datos presentados por el fabricante de salmones transgénicos AquaBounty Technologies, y han determinado la aprobación para su consumo del primer animal modificado genéticamente. De acuerdo con la FDA, «los datos han demostrado que los genes insertados se mantienen estables a lo largo de varias generaciones de peces», y así, los alimentos que se producen del salmón transgénico «son seguros para que los seres humanos y los animales los consuman». Gracias a la modificación genética el fabricante consigue acelerar su crecimiento.
De acuerdo con la FDA, «la aprobación de este animal modificado no tiene un impacto significativo en el medio ambiente». Y es que las instalaciones de la empresa que se sitúan en Panamá y Canadá también han sido analizadas por la FDA y han determinado que «es extremadamente improbable que los peces pudieran escapar y establecerse en la naturaleza». El salmón de AquAdvantage ha sido manipulado genéticamente para que crezca más rápido. Lo hace gracias a la modificación del gen responsable de la hormona del crecimiento del salmón de la variedad Chinook. El pescado crece hasta el tamaño aprobado para su venta en 16 a 18 meses, en lugar de en los tres años que necesita sin ningún cambio genético.
«No hay ningún motivo para el alarmismo. Para la aprobación del salmón transgénico, éste ha estado sometido a un control más exigente y largo que cualquier variedad de planta y animal no transgénico. En el caso del salmón, cuya producción en Canadá ya fue aprobada en 2013 pero no su consumo, ha estado casi 12 años sometido a controles. Y es que las nuevas variedades por cruces genéticos se consiguen en cuestión de meses», explica José Miguel Mulet, profesor de Biotecnología de la Universidad Politécnica de Valencia. Este científico recuerda, además, que «crece rápido porque consume menos pienso y tiene por tanto un menor impacto ambiental» y que el «riesgo de escape es muy bajo, ya que tienen unas medidas de seguridad muy rígidas. No hay que crear alarmismos. Insisto en que los controles de seguridad para la salud y el entorno son muy rígidos».
Opinión que contrasta con la de ONG ambientales. «La aprobación del salmón transgénico lleva coleando bastante tiempo. No nos parece bien porque exite el riesgo de que el salmón se escape de las piscifactorías y se pueda mezclar, por mucho que la industria quiera negar ese riesgo. Hay que ser prudente. Las consecuencias para la salud no son realmente conocidas aunque se diga que hay consenso. Además, este tipo de experimentos por parte de la producción alimentaria intensiva ha demostrado que no sirven para lo que teóricamente se empezaron a investigar en
laboratorio los organismos modificados genéticamente, porque no se ha acabado con el hambre, que era la excusa con la que se empezó a investigar con transgénicos», explica Blanca Ruibal, responsable de Agricultura y Alimentación de Amigos de la Tierra. Ruibal teme que el salmón transgénico llegue a Europa. «De conseguirse el libre tratado de comercio de EE UU con Europa, el consumidor europeo va a acabar ingiriendo animales transgénicos, también carne con hormonas, que en Europa no se permite».