El dirigente del Frente para la Victoria (FpV) en Mar del Plata, Daniel Rodríguez, explicó en la 99.9 que durante la reunión de su partido con el intendente Gustavo Pulti manifestaron que el traslado de la sede municipal era “un tema de toda la ciudadanía” que se estaba manejando “de manera unilateral”. “No es un anuncio y nada más”, agregó.
El enfrentamiento mediático entre el oficialismo y el Frente para la Victoria (FpV) suma nuevos capítulos cada día. Quizás, uno de los más conciliadores en el marco de las agresiones que se escucharon públicamente en las últimas horas, sea el dirigente Daniel Rodríguez. Esta mañana en la 99.9, explicó: “tomamos una decisión política hace semanas, que fue un encuentro formal en la oficina del Intendente. Como suele suceder, la reunión provocó distintos comentarios y visiones. El objetivo era comunicar que no podíamos creer que no existiera un puente entre el gobierno y la primera minoría, que somos nosotros, el Frente para la Victoria”. Luego abundó: “después de más de un año, pudimos sentarnos con el Intendente. Ahí comenzaba una etapa que podía ser de debate y pelea, o de consenso. Hemos dado un paso importante y tenemos que ver de qué manera ambas partes construimos”.
Claro que no es tan sencillo como suena. En el medio, pasaron muchas cosas. Por ejemplo, el pedido de renuncia de Adrián Alveolite por parte del embajador Carlos Cheppi. Sobre este tema, Rodríguez aclaró: “el pedido de renuncia lo hizo públicamente a título personal, pero tenemos una conformación orgánica donde se debatió el tema y no se iba a pedir la renuncia de Alveolite. Seguimos adelante con el planteo. Carlos debió reconsiderar lo que había dicho”.
En referencia al incidente con los militantes de La Cámpora, que originó todo lo que vino después, Rodríguez puntualizó: “ese paredón tiene continuamente leyendas políticas. El día después de haber sido detenidos estos chicos, tenía una pintada de otro partido, y después de otro. Se discutió en su momento y hoy está en proceso judicial. El correlato principal fue una relación institucional entre las dos partes, que tenemos deberes de llevar una discusión política en esta ciudad”.
Ahora está sobre el tapete la cuestión del traslado de la Municipalidad. Y los entredichos surgidos después de que la Comisión Nacional de Comunicaciones (CNC) le negara a Telefónica la posibilidad de poner el dinero para el nuevo edificio y concretar el traslado. “Es posible que Acción Marplatense no tenga la intención de acordar con nosotros. Pero en la reunión le planteamos a Pulti que, más allá de lo que dijo la CNC, era algo unilateral lo que estaba haciendo y el traslado de la sede del Gobierno comunal no es un tema menor. Le corresponde a la ciudadanía en general. No es un anuncio y nada más. Hay que pensar cómo se planea el resto de la ciudad, visualizar cómo está funcionando la Municipalidad en todos sus órdenes. Conlleva un debate que el Gobierno comunal no estaba dando. El comunicado de la CNC sirvió para adelantar este debate que se venía. Ahora estamos en plena discusión”, subrayó Rodríguez.
Pero en medio surgió otro cruce, esta vez con un tono más fuerte y que protagonizó Marcelo Artime, quien descalificó al embajador Cheppi: “el comentario de Artime es realmente sorprendente, no por la política sino por el propio Marcelo, a quien conozco y tiene otro perfil. Pone en la superficie graves errores, como plantear que Cheppi es un ñoqui que está en Venezuela y no trabaja. Es más, muchas empresas de Mar del Plata están trabajando con Cheppi en la exportación a Venezuela”.
No dejó pasar la oportunidad para expresar su opinión sobre la actitud de su correligionario: “la actitud que tiene Cheppi respecto de Mar del Plata, es para reconocer. Habitualmente, a quien le va bien fuera de la ciudad, deja de lado su terruño, su gente y los problemas que tiene. Estar de embajador en Venezuela con el respaldo de la Presidenta y que se siga preocupando por los problemas de Mar del Plata, es algo valioso”.
Entre tantos cruces, los propios políticos son los que salen perjudicados. Porque si hay una verdad en todo esto, es que la sociedad los empieza a mirar con otros ojos: “esto no es lo que espera la ciudadanía; al contrario, siempre se espera algo constructivo. Hay muchas necesidades para resolver y no es satisfactorio tener una pelea. Hay que protestar, quejarse; pero además, proponer”.