Hay un país que necesita lo que a Mar del Plata le sobra: alimentos. Y hay un embajador argentino, marplatense, en ése país. También, hay miles de millones de dólares esperando para comprar comida. Sin embargo, no hay nada.
Varias veces hemos hablado de la sorpresa que nos causa la inacción del embajador Carlos Cheppi cuando se trata de acercar a su ciudad las muchas oportunidades de negocios que existen en Venezuela. Pues bien, si nadie se ocupa de nosotros, ocupémonos nosotros de abrir las puertas para mejorar la actividad comercial e industrial de Mar del Plata. Pasan las semanas. Y mientras -sugestivamente- exportadores e intermediarios comienzan a cerrar negocios, pareciera que los productores directos han quedado fuera de carrera. Tal vez, no sea casual. Posiblemente allí esté el “secreto” del silencio de la Embajada.
Le pedí a nuestro amigo Dimas Pettineroli, quien vive hace treinta años en Venezuela, que investigue un poco acerca de aquellos productos y servicios en los que los venezolanos han puesto el interés y que se producen con mayor volumen en la zona de Mar del Plata. Si bien ya sabíamos que no eran pocos ítems, terminamos llevándonos una verdadera sorpresa por el tenor de la oportunidad que se está perdiendo. Esta columna de Dimas desde el país caribeño nos da la oportunidad de no dejar pasar el tren.
“Especial desde Isla Margarita, Venezuela”.
“Días pasados comentaba, en el programa del periodista Adrián Freijo, en Mar del Plata, que los productores de ese espectacular polo de producción de alimentos tienen una gran oportunidad de exportar a Venezuela. El presidente Nicolás Maduro acaba de firmar convenios de compra de alimentos argentinos por 12 mil millones de dólares (muchísimo dinero). Todos los rubros que están promovidos (pollos, carne vacuna, frutas y hortalizas, pescado, pastas secas) tienen excelencia de calidad en General Pueyrredón. Hay tres acuerdos clave, sumamente alentadores, que los marplatenses deben aprovechar ya:
Firma de acuerdo marco entre el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de la República Argentina y el Ministerio del Poder Popular para la Alimentación de Venezuela. Firmaron, por Argentina, el ministro Norberto Yauhar, y por Venezuela el ministro Félix Osorio Guzmán. Tiene por objeto realizar los estudios de factibilidad necesarios a fin de desarrollar mecanismos de cooperación para la comercialización hacia la República Bolivariana de Venezuela de rubros alimenticios desde la República Argentina, con especial énfasis en los siguientes sectores: lácteos, avícolas, cárnicos, oleaginosas y cereales.
Memorándum de entendimiento entre el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de la República Argentina y el Ministerio del Poder Popular para la Agricultura y Tierras de Venezuela para la habilitación de plantas faenadoras elaboradoras, frigoríficos y almacenadoras y para la importación de productos y subproductos de origen animal hacia la República Bolivariana de Venezuela. Firmaron, por Argentina, el ministro Norberto Yauhar, y por Venezuela el ministro, Iván Gil. Este acuerdo permitirá garantizar la seguridad y la inocuidad de los productos y subproductos de origen animal, objeto de comercio entre ambos países. También, reforzar la cooperación mutua en la vigilancia sanitaria y el control de las enfermedades de animales que representen un riesgo a la salud pública, mediante la elaboración de un instructivo para la habilitación de plantas faenadoras, elaboradoras, frigoríficas y almacenadoras para la exportación de productos y subproductos de origen animal de nuestro país hacia la República Bolivariana de Venezuela. El convenio contemplará los requisitos y procedimientos que deberán evaluarse para la habilitación de un establecimiento.
Acuerdo marco en materia de pesca y acuicultura entre Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de la República Argentina y el Ministerio del Poder Popular para la Agricultura y Tierras de Venezuela. Firmaron, por Argentina, el ministro Norberto Yauhar, y por Venezuela el ministro, Iván Gil.
A través de este acuerdo se prevé promover la cooperación entre ambos ministerios en las áreas de pesca marítima, acuicultura, procesamiento de productos acuáticos y gestión y conservación de recursos pesqueros, implementando programas de cooperación de interés mutuo, fortaleciendo la cooperación entre las respectivas autoridades en materia de Pesca y Acuicultura y a haciendo que éstas, dentro de sus competencias, provean la asistencia necesaria a las empresas de ambos países dedicadas a estas actividades.
Para estos negocios no se necesitan gestores. Es solo cuestión de conectarse con la embajada venezolana en Buenos Aires y, luego de registrada la oferta, con la embajada argentina en Caracas. Lo que todos se preguntan es por qué estos convenios no se difunden, por qué no se trabajan con las cámaras o los productores”.
Puede ver el lector de N&P que no existe razón alguna para escamotearnos esta oportunidad; salvo, claro está, que la intención sea direccionar negocios hacia algún exportador en particular para hacerse de elevadas ganancias. Venezuela ha firmado acuerdos por doce mil millones de dólares, y no es absurdo pensar que gran parte de ese monto bien podría quedar en una ciudad plagada de desocupación donde la actividad productiva cae día a día. Un disparate, un verdadero disparate que pone en evidencia la poca calidad funcional y personal de quien debería representar los intereses de un conglomerado al que dice querer conducir en el futuro desde la Intendencia y al que, sin embargo, omite criminalmente cuando más necesita de aportes creativos para generar trabajo y desarrollo.
Aquella tarde, Dimas nos decía que si hay empresas interesadas, deberían dirigirse directamente a la Embajada de la República Bolivariana de Venezuela en la Argentina, donde se encontrarán con personal tan especializado como ávido de cerrar negocios vinculados sobre todo con la industria alimenticia. Porque mientras Cheppi duerme sobre vaya a saber qué tipo de laureles, el presidente Nicolás Maduro ya ha tenido que implementar esta semana la tan temida “cartilla de racionamiento alimentario” para la población de su país. Necesita comida, nada sobre un mar de dólares para pagarla y nosotros miramos para otro lado. Un verdadero disparate.