En un discurso por TV, el presidente francés condenó los hechos de violencia en París.
El presidente de Francia, Emmanuel Macron, anunció este lunes que subirá en cien euros el salario mínimo y que bajará impuestos a los pensionistas y a los trabajadores, en un discurso en el que trató de responder a las demandas del movimiento de los “Chalecos Amarillos”.
Macron reconoció que sus palabras “han herido a algunos” en el pasado y consideró justificado el descontento que ha provocado las protestas, por lo que anunció que decreta un “estado de emergencia económico y social” para hacerle frente.
Macron calificó de “inaceptable” la violencia suscitada en medio de las recientes protestas contra sus medidas económicas y prometió tomar “toda medida necesaria” para restablecer el orden.
En un discurso, el mandatario además prometió reducir impuestos y exhortó a las corporaciones a dar bonos a sus empleados. Particularmente prometió derogar un aumento de impuestos que hubiera afectado a la gente de menores recursos y a los pensionados.
El discurso tuvo lugar después de protestas radicalizadas y violentas contra su gobierno y un silencio que agravó la furia.
Macron anunció una serie de medidas para reducir impuestos y estimular el poder adquisitivo de las masas que sienten que su presidencia ha favorecido a los ricos. Se ha visto forzado a actuar luego de cuatro semanas de protestas que comenzaron en provincias atribuladas y se extendieron a disturbios en la capital que han asustado a turistas e inversionistas extranjeros y sacudido el país.
Macron se reunió este lunes en el palacio presidencial con políticos locales y nacionales, sindicatos y representantes empresariales para escuchar sus preocupaciones. El discurso televisado fueron sus primeras declaraciones públicas en más de una semana.
Entre los pasos que pondera el gobierno están la abolición de impuestos sobre tiempo extra, acelerar los recortes de impuestos y una bonificación de fin de año para los trabajadores de bajos ingresos. El ministro de Finanzas Bruno Le Maire dijo que el gobierno pudiera demorar algunos impuestos sobre la nómina, pero expresó renuencia a restaurar el impuesto sobre riqueza y reducir los impuestos a los jubilados, entre las demandas de los manifestantes. Resaltó que las medidas deberían centrarse en ayudar a la clase trabajadora.
“Estamos preparados para hacer cualquier gesto” que funcione, le dijo a la radio RTL. “Lo importante es ahora poner fin a la crisis y encontrar paz y unidad de nuevo en el país”.
Dijo que las secuelas de las protestas hasta ahora pudieran costarle a Francia 0,1% de su producto interno bruto en el último trimestre del año. “Eso significa menos empleos, menos prosperidad para todo el país”, dijo.
La semana pasada, Macron canceló un alza al impuesto a los combustibles _el punto que desató las protestas a mediados de noviembre_ en un intento por apaciguar a los inconformes, pero la medida fue considerada “un poco tardía”.
Para muchos manifestantes, Macron mismo, al que muchos consideran arrogante y desconectado de los franceses de la calle, se ha convertido en el problema. Las exigencias para que renuncie a la presidencia proliferaron el sábado, el cuarto fin de semana de protestas multitudinarias.