La periodista y escritora Soledad Barrutti publicó el libro “Malcomidos” donde se habla sobre como se producen los alimentos en la actualidad y en que condiciones llegan a nuestra mesa. Además de referirse a lo que sucede en Argentina, destacó que a nivel mundial “nunca se produjo tanto alimento y nunca hubo tantos hambrientos y tampoco nunca se tiró tanta comida”.
La alimentación en Argentina es un tema que debe ser analizado, discutido y tratado. Intentando brindar un grupo de pautas sobre las cuáles hablar, la periodista Soledad Barrutti, publicó su libro “Malcomidos” donde se retratan las principales falencias en la producción, que han cambiado el paradigma alimenticio en nuestro país.
En declaraciones a la 99.9, la autora indicó que “es una invitación a entrar al mundo de la producción a ver de donde vienen nuestros alimentos y los efectos que tienen sobre nuestra salud, nuestra cultura y el medioambiente. Nunca tenemos certezas a pesar de que los alimentos están presentes cada vez en mayor número. Los procesos productivos están cada vez más lejos y no sabemos de dónde vienen”.
Esto generó interrogantes de todo tipo en Barrutti: “me daba mucha intriga de la buena y de la que te da miedo. Había mucha bibliografía afuera donde hay tanto libros como documentales, pero en Argentina no había un trabajo de divulgación para responder preguntas y decidí hacerlo yo”.
Dentro de los puntos más destacados de su investigación, destacó que “todas las comidas tienen intervenciones que no nos gustarían. Lo hacen para producirse en el menor espacio posible, al menor costo posible y en el menor tiempo posible. Esto genera algunas alteraciones. Los animales viven hacinados en espacios muy pequeños como los pollos, los cerdos, las vacas y los salmones que nos venden como un pescado Premium y el proceso es el mismo que el del pollo industrial, viven en jaulas abajo del mar y se le dan permanentemente insumos como antibióticos o remedios”.
Otro punto sorprendente son los elementos que se utilizan para generar un determinado color en la carne: “todo eso nos llega como comida. El color es algo que se traslada a todos los animales, no ven el sol y no tienen contacto con alimentos orgánicos. Eso hace que el color de la carne no sea el mismo y hay pigmentantes para cada una de las producciones que hacen que la carne se parezca a lo que uno tiene en el imaginario”, explicó Soledad Barrutti.
Esto se traslada a veces a otras partes del planeta con mayor o menor proporción: “es un momento del mundo muy paradigmático. Nunca se produjo tanto alimento y nunca hubo tantos hambrientos y tampoco nunca se tiró tanta comida”, destacó luego.
Comparando la situación argentina con la del resto, la escritora se focalizó en Europa y el resto del continente sudamericano: “en Europa son más proteccionistas con medianas y pequeñas producciones, es un continente que salvaguarda más la salud y es más precautorio. En Latinoamérica hay algunos ejemplos de defensa de sus productores y producciones. Bolivia es un país que ha mantenido su sistema sin dejar entrar a las multinacionales o Brasil que tiene plantaciones sojeras enormes y destruye el Amazonas para extender el monocultivo; pero también atiende el conflicto con los campesinos que se quedaron sin tierra subsidiando y alentando las pequeñas producciones”.
Como contrapartida, Argentina genera mucho para luego sacarlo del país: “Argentina se juega entero a una única posibilidad que son las grandes extensiones de tierra monocultivadas, no para darle de comer a su población, sino para exportar. El 70% de nuestras mejores tierras, están en manos de un cultivo que no es para humanos, sino para darle de comer a cerdos en China o para hacer biocombustibles”, concluyó.