El primer ministro David Cameron quiere reducir el saldo migratorio actual de 182.000 personas a menos de 100.000, antes de las elecciones generales del próximo año. También piensa pedir a Bruselas restricciones a la libertad de movimientos.
Sin embargo, mientras los políticos ven cómo pueden solucionar el tema de la migración en el Reino Unido, en todo el país se celebran docenas de ceremonias en las que, tras jurar fidelidad a la Reina, los inmigrantes consiguen la nacionalidad. Cada año, se asignan alrededor de 200.000 pasaportes.
La sociedad británica del Siglo XXI ha cambiado. El té de las cinco, las partidas de cricket, las carreras de Ascot, los cambios de guardia en el Palacio de Buckingham, ya no son las únicas señas de identidad. Ahora también se lee el Corán en la mezquita, se visita el templo hindú, se baila salsa y vallenato en las fiestas y se comen arepas en la cena de Navidad.
“No veo por qué no puedo sentirme británico y musulmán al mismo tiempo. Yo vivo aquí, he criado aquí mis hijos y aquí es donde pienso quedarme. Ésta es mi casa”, explica Mogra. Aparte de su labor como imán, es miembro del Consejo Musulmán del Reino Unido, que trabaja por la integración y por normalizar cifras que pueden llegar a generar tensiones. Como las publicadas recientemente por la Oficina Nacional de Estadística, que recalcan que casi una décima parte de los bebés y niños pequeños en Inglaterra y Gales son musulmanes.
El 12,4% de las personas que viven en la capital son seguidores del Islam. Mientras que la población de Londres en su totalidad se ha incrementado en la última década un 15%, la comunidad musulmana londinense ha crecido un 67%. “Las nuevas generaciones se sienten británicas. Han nacido aquí. No se trata de que el Reino Unido vaya a convertirse en un país musulmán. Es un país que permite la práctica del Islam, lo que da confianza a la gran mayoría de los musulmanes”, especifica Mogra.
“Creo que no se pueden cerrar las fronteras, pero debe haber un cierto criterio de regulación. No apoyo que solo se le permita la entrada a los que vengan con puesto de trabajo, pero sí creo que sería justo que, después de un tiempo prudencial, si no han conseguido empleo, no se les extienda la visa”, explica.
Según el último censo de 2011, el número total de personas en Inglaterra y Gales que se adjudicaron cristianos se redujo en 4,1 millones, una disminución del 10%. El número de musulmanes aumentó en un 75%. Por otro lado, las cifras revelaron que, por primera vez, los británicos blancos son una minoría en Londres. Tan solo hay 3,7 millones, comparados con los 4,3 millones de 2001. Constituyen el 44,9% de la población de la capital.
De hecho, ahora son los mismos británicos los que, en ocasiones, tienen problemas a la hora de encontrar trabajo “por no encajar”. “Al pedir trabajo en el supermercado le dijeron que en el área de producción eran todos polacos y consideraban que no se iba a integrar. Así que ni siquiera le dieron la oportunidad”, explica una venezolana, sobre la situación de su cuñado.