Uno de cada tres estudiantes en Alemania vive por debajo del umbral de la pobreza. Debido a la inflación y a la crisis energética recibirán 200 euros de ayuda. Pero para la mayoría de ellos, esa suma no es suficiente.
Para Melissa, cocinar es ahora un lujo. Esta estudiante de psicología, de 23 años, prefiere ir al comedor de su universidad en Bonn. “Allí se puede comer por dos o tres euros”, explica a DW.
No es que vivir de forma austera sea algo nuevo para Melissa. Incluso cuando estaba en la escuela, el límite para la compra semanal era de 25 euros. Pero el aumento de precios actual hace eso imposible. “Ahora, ya estoy en 35 o 40 euros a la semana. Realmente, eso se nota en el bolsillo”, dice la estudiante.
Cada mes, Melissa tiene a su disposición 750 euros de la ayuda para estudiantes (BAföG) y 219 euros del denominado subsidio por hijo. Sin embargo, de esos casi 1.000 euros, 400 se destinan a pagar el alquiler de su habitación de 15 metros cuadrados en un departamento compartido en Bonn. “La comida es lo primero en lo que ahorro. No tengo que cocinar con ingredientes especiales, solo tengo papas, requesón y carne de soja”, explica.
La inflación y la crisis energética agravan la situación
Según el informe sobre la pobreza de este año, casi uno de cada tres estudiantes en Alemania vive por debajo del umbral de la pobreza. La situación podría empeorar debido a la inflación actual y a la crisis energética que se avecina.
“Ahora los padres también tendrán cada vez más problemas para financiar a sus hijos. El subsidio para estudiantes no solo tiene el problema de que es demasiado bajo, sino, sobre todo, un problema de alcance. Solo muy pocos estudiantes reciben ese beneficio”, comenta Andreas Aust, responsable de asuntos sociales de la Asociación de Bienestar Conjunto de Alemania, que realizó el informe.
De hecho, solo uno de cada nueve de los casi tres millones de estudiantes que hay en Alemania recibe la ayuda estatal que ofrece la Ley Federal de Ayuda a la Formación (BAföG). Por definición, esto debería permitir a todas las personas, independientemente de su situación socioeconómica, completar su educación.
A pesar del próximo aumento estatal, la tasa máxima de dicho subsidio sigue estando por debajo del umbral de pobreza. A partir de octubre de 2022, la tarifa máxima será de 934 euros al mes, siempre que los estudiantes dejen de vivir con sus padres. En Alemania se considera que una persona está en riesgo de pobreza si tiene menos de 1.251 euros al mes.
200 euros de subsidio, “acto simbólico”
Debido al aumento del costo de vida, no es raro que los estudiantes tengan hasta dos empleos a tiempo parcial para financiar sus estudios: “En realidad, solo se trabaja para poder estudiar. Pero por culpa del trabajo, ya no puedes estudiar”, señala Rahel Schüssler, de la Asociación Libre de Estudiantes.
No existen estadísticas oficiales sobre el número de estudiantes que han abandonado sus estudios en los dos últimos años, pero Schüssler ha escuchado de muchos casos en los que el aspecto económico jugó un papel decisivo. Los expertos también consideran que el subsidio energético de 200 euros, que el gobierno federal pagará una sola vez a los estudiantes, es más bien un “acto simbólico”.
Según otro estudio, uno de cada dos estudiantes recibe manutención de sus padres. Para Andreas Aust, está claro que el aumento de los precios de los alimentos y de la energía también repercutirá a medio plazo en las posibilidades de educación académica en Alemania: “Los que tienen poco dinero se lo pensarán tres veces antes de enviar a sus hijos a estudiar en estas condiciones. O quizá se preferirá elegir un camino más tradicional, con una formación profesional corta, y ganar dinero. Y no invertir más en educación”.