Varias casas fueron destruidas cuando un par de fuegos avivados por los fuertes vientos arrasaron con la maleza seca de la periferia de comunidades en la zona de Santa Clarita. No se informó de momento de lesionados.
Unas 50.000 personas recibieron órdenes de evacuar sus hogares al norte de Los Ángeles el jueves debido a un veloz incendio que se salió de control empujado por fuertes vientos.
El incendio llamado Tick en Santa Clarita, a unos 65 kilómetros al norte de Los Ángeles, se activó a inicios de la tarde y rápidamente consumió unas 2.000 hectáreas, dijeron los bomberos del condado de Los Ángeles.
Varias casas fueron destruidas cuando un par de fuegos avivados por los fuertes vientos arrasaron con la maleza seca de la periferia de comunidades en la zona de Santa Clarita. No se informó de momento de lesionados.
El jefe de los bomberos del condado Los Ángeles, Daryl Osby, dijo que ninguno de los incendios está contenido.
Los meteorólogos aseguran que las ráfagas de viento podrían alcanzar los 112 km/h (70 mph).
Por otra parte, la principal empresa eléctrica de California está considerando la posibilidad de cortar la electricidad nuevamente a partes del estado debido a condiciones climáticas conducentes a incendios forestales.
Pacific Gas & Electric anunció cortes intencionales como medida de precaución en unas 189.000 viviendas y negocios en 16 condados, en su mayoría cerca de las montañas y al norte de San Francisco. Los apagones durarán unas 48 horas, dijo la compañía.
Al mismo tiempo, Southern California Edison anunció cortes a unos 132.000 establecimientos en seis condados, lo que afectará a unas 300.000 personas. Los condados son Kern, Ventura, Los Ángeles, Orange, San Bernardino y Riverside.
Las empresas tomaron las precauciones ante la posible llegada de vientos de 97 kilómetros por hora (60 millas por hora), que podrían arrojar escombros o ramas sobre cables eléctricos y tumbarlos, provocando incendios.
PG&E interrumpió el suministro eléctrico a unos 2 millones de habitantes en la zona de San Francisco entre el 9 y el 12 de octubre, paralizando a buena parte de la región en el mayor apagón intencional en la historia del estado. Escuelas y universidades suspendieron clases y muchos negocios no abrieron.