Cansada del griterío, la maestra encontró la solución al problema. Averiguó la serie favorita de sus alumnos y les dijo que, si hablan, contará quiénes se van muriendo en la zaga.
Antes las maestras les decían a sus chicos que si hacían lío se iban a quedar recuperando la clase el tiempo del recreo que fuera necesario, pero como incluso ellas necesitaban ese rato de paz alejadas de los gritos, la pena pocas veces fue efectiva; sin embargo seguían intentando imponerla.
Pasó el tiempo y los alumnos no cedieron en su rebeldía. Lejos de esto, los cursos cada vez fueron peores. Más gente, más murmullos y menos atención a los contenidos. Harta de esto, una profesora en Bélgica tuvo una astuta estrategia que, al menos de momento, le resuelve el inconveniente.
Un buen día, la encargada del curso le preguntó a los adolescentes si miraban Game of Thrones. Los chicos levantaron la mano en su mayoría, esperando algún dato relevante que tuviera que ver con la zaga. Sin embargo, la maestra en vez de acercarles alguna información utilizó esto para sacar un rédito: se apareció en clase con todos los libros de la popular serie, con papeles marcando distintas páginas y les comentó que, si alguno hablaba en clase, ella leería la muerte de alguno de los protagonistas de la serie.
Así, con un poco de ingenio, logró resolver un problema de años que, por lo menos hasta tanto todos hayan leído los libros o visto todas las temporadas, será una gran solución al problema.