Como jefe de la prisión de seguridad S-21 (Tuol Sleng), este ex profesor fue responsable de la muerte de más de 12.000 personas.
El “camarada Duch”, alias de Kaing Guek Eav, fue uno de los infames protagonistas del genocidio que los jemeres rojos llevaron a cabo en Camboya en la década de los setenta. Como jefe de la prisión de seguridad S-21 (Tuol Sleng), este ex profesor fue responsable de la muerte de más de 12.000 personas. En 2010, sus acciones le valieron ser el primer condenado en el país por crímenes contra la humanidad a manos del tribunal internacional que juzgó aquella masacre. Este miércoles, falleció en un hospital de la capital, Nom Pen, a los 77 años.
Su muerte es “un recordatorio de que la justicia es un proceso largo y difícil”, expresó Youk Chhang, director del Centro de Documentación de Camboya. Su organización lleva años investigando los excesos del paranoico régimen comunista encabezado por Pol Pot, que entre 1975 y 1979 acabaron a base de ejecuciones, torturas, hambre, enfermedades no tratadas o exceso de trabajo con al menos 1,7 millones de personas. “(Su deceso) quizás pueda traer algo de satisfacción a los vivos, y los caídos ahora pueden descansar en paz”, añadió.
Como director de la prisión S-21, Duch es el último responsable de la tortura y ejecución de miles de hombres, mujeres y niños que fueron internados en ese centro. Tras verse forzados a confesar unos crímenes que la mayoría no había cometido, eran conducidos a los tristemente célebres campos de exterminio de Choeung Ek, donde los asesinaban a golpes. La prisión, que antes era una escuela de secundaria en el centro de la capital, permanece en pie reconvertida en museo y símbolo de la brutalidad de aquellos años. Duch tenía una fijación obsesiva por los detalles. Como resultado, la cárcel llevaba un registro minucioso de cada interno, con fotografías de todos ellos y documentos con el contenido de sus interrogatorios “Nada en la antigua escuela ocurrió sin su aprobación.
“Su control era total”, escribió sobre él el fotógrafo Nic Dunlop, la persona que lo encontró en 1999 escondido cerca de la frontera con Tailandia dos décadas después de la caída del régimen de Pol Pot. Nacido en 1942, Duch pronto destacó en su escuela, lo que le permitió graduarse en matemáticas en el prestigioso Liceo Sisowath de Nom Pen. En 1967 se unió al movimiento de los Jemer Rojo, por entonces una guerrilla maoísta que aspiraba a abolir la propiedad privada y ruralizar el país. En aquel tiempo, adquirió sus habilidades de interrogador en dos cárceles que dirigía el grupo en el territorio que controlaba. Según dijo más tarde, aprendió las técnicas de golpeo de los manuales de la policía camboyana y francesa, y luego elaboró su propio sistema a base de ensayar con los prisioneros. Al transmitir sus técnicas, a menudo tenía que instruir a los jóvenes reclutas para que no se dejaran llevar durante las sesiones de tortura y acabaran matando al reo.
Tras la derrota de los Jemer Rojo en 1979 a manos de las tropas vietnamitas, Duch abandonó la capital después de supervisar la ejecución de los últimos encarcelados. Más tarde se convirtió al cristianismo, y durante años vivió en varias comunidades a lo largo de la frontera tailandesa, donde fue localizado y arrestado 20 años después.
Durante el proceso judicial auspiciado por la ONU, el asesino mostró arrepentimiento por sus crímenes, y dijo que había actuado así por temor por su vida y la de sus familiares. Sin embargo, días después pidió ser absuelto y su puesta en libertad, lo que enfureció a los familiares de las víctimas y provocó dudas sobre sus supuestos remordimientos.