Falta de técnica

El economista Carlos Meloconián analizó la estrategia argentina ante el fallo de Griesa que nos obliga a pagar a los Fondos Buitres y criticó la falta de criterios técnicos claros y concretos para tomar las decisiones que afectan a la economía de todo un país.

Carlos MelconiánPara Melconián el camino a seguir es claro: la Argentina debe insistir que lo que está haciendo es someterse a una manda judicial, y no hablar de una negociación. “Si se lo toma como una negociación, en el planeta Tierra no queda ninguna apelación adicional. Por eso yo he mencionado la doble tenaza. La cláusula del 92% que incluyó este Gobierno en 2005, más llegar a la Corte Suprema forman una tenaza casi nefasta para poder arreglar. No hay una negociación, hay una sentencia firme para pagar”, aseguró. “El problema es que la tienen a la gente entusiasmada con que es una negociación. Si son vivos los acreedores, le tienen que dar una excusa semi-patriótica a este Gobierno para que, cuando vuelvan acá después de haber pagado, digan que ganaron”.
Al respecto de la designación de un mediador, Melconián rescató: “Es positivo en el sentido de que el juez dijo ‘bueno, vienen acá, los acepto’. Es una persona que servirá para ver cuál es la oferta de Argentina. Ahora hay que tener cuidado con la semántica jurídica porque las cláusulas RUFO y demás llevan a ser muy cuidadosos en términos Argentina presentándose como negociador u ofertando otra cosa diferente a la del 92%”.
Al respecto del futuro de los bonos argentinos aseguró: “Yo respeto a los mercados, pero hay que hablar de esta volatilidad timbera que los caracteriza donde que ya han errado dos veces, porque un día se valorizaron espectacularmente los cupones del PBI que el gobierno terminó anunciando que no los pagaba, y la otra vez el 99% de los sabelotodo opinaban que la Corte Suprema fallaba a favor de la Argentina. Solucionado este tema, me parece que ya todos los mercados empiezan a mirar más la próxima administración de Argentina que esta administración. A esta administración hay que mirarla exclusivamente para no chocar. No tiene ninguna otra chance de nada”.
Al respecto de la salida del actual Gobierno opinió: “Esto lo digo desde el más puro y absoluto tecnicismo y profesionalidad. No es una definición política, es una definición técnica: El Gobierno está terminado en términos de sus posibilidades. Tiene que cumplir con la institucionalidad de diciembre del 2015, nada más. Y cuanto mejores sean los mensajes de los que van a venir, mejor va a ayudar a esta transición.”
También habló de las previsiones empresariales al respecto del futuro económico de la Argentina para el próximo período presidencial y lanzó fuertes críticas: “No son criterios empresariales los que hay que aplicar. Los empresarios han visto a Kirchner rubio y de ojos celestes también. Me he aburrido de ver pasar empresarios aplaudidores. El arreglo de la deuda del 2005 fue aplaudido por las primeras cuatro filas del Salón Blanco. Así que ahora a lo que menos bola le doy son a las previsiones empresariales sobre el 2016. Hay que usar criterios técnicos, profesionales, ver cómo está el mundo, las posibilidades de Argentina. Tenemos que recuperar dos cosas: primero profesionalidad y técnica. No se olvide que venimos de una década de descalificación absoluta a todo lo que es tecnicismo. Las cosas estuvieron manejadas a la bartola por ese desprecio al tecnicismo. La segunda cosa es que hay que parar la pelota y terminar la descalificación desde los dos frentes. En otros países hay debates, se sientan, se saludan. Estas son descalificaciones constantes, de panfleto. Uno dice que es cien, el otro dice que son doscientos. En datos concretos como son las estadísticas pasadas, no futuras, ¿qué discusión puede haber? En Argentina se discuten números del pasado, hay incertidumbre del pasado, no del futuro. Se requiere un cambio cultural fenomenal. Hay que recuperar el debate sensato. Las cifras de deuda pública tienen que ser una. No puede haber varias cifras de valores diametralmente opuestos”. Una opinión a la que no le falta sentido común.