Familias afectadas por el terremoto, viven en un cerro, por miedo a los derrumbes

El “Dragón”, en Iquique, aloja a cientos de familias que se resisten a retornar a sus casas y prefieren refugiarse sobre la arena por temor a otro sismo. “Algunos de los edificios se han hundido y están inclinados”, afirman.

familiasEl cerro Dragón, en Iquique, aloja a centenares de familias que se resisten a retornar a sus casas y prefieren refugiarse en carpas sobre la arena por miedo a que otro gran terremoto llegue al norte de Chile.

Con cada nuevo temblor que remece a la ciudad, los vecinos reafirman su decisión de haber abandonado sus viviendas por un sitio más seguro.

Frente al cerro, una docena de edificios se ven deshabitados. Por afuera parecen no haber sido dañados, pero en su interior muestran las grietas que dejó el terremoto de 8,2 grados que el martes estremeció el norte de Chile con un saldo de seis muertos.

“Algunos de los edificios se han hundido y están inclinados”, afirma Pedro Martínez, un conductor de taxi, que tiene a toda su familia en una carpa que comparte con otros vecinos.

“Nuestro temor es que los edificios se inclinen más. En realidad es como si ahora tuviéramos varias Torres de Pisa”, dice.
Autoridades municipales han visitado la zona y tras una rápida evaluación han admitido que los edificios tienen serios problemas estructurales, lo que obligaría al traslado de sus propietarios a albergues en otras zonas de la ciudad.

“Es por eso que estamos acá. Tenemos que refugiarnos y especialmente en las noches, que es cuando han ocurrido los terremotos”, afirma Martínez, en referencia al sismo del martes y una réplica de 7,6 ocurrida el miércoles.

Constantes robos

La gente va y viene del cerro a sus casas. Prefiere no dejar sus propiedades a solas por los constantes robos que han ocurrido.

Durante el día merodean la zona y sacan lo necesario, pero durante la noche todo queda en silencio y a oscuras por la falta de servicio eléctrico en ese sector de la ciudad.

“En medio de la oscuridad comienzan a llegar ladrones que están al acecho”, dice casi a gritos María Gonzáles, de 80 años, que cuenta que en la zona de Primeras Piedras los ladrones han entrado a algunas casas y han roto los vidrios de varios automóviles donde las familias guardan provisiones.

Adán Madariaga le da la razón a la anciana y afirma que por la noche se forman grupos de vecinos que recorren los edificios para ahuyentar a los ladrones.

“Hay un ambiente de solidaridad, tenemos que protegernos entre nosotros mismos. Lo que molesta es que la ayuda es muy lenta”, se queja la anciana.
“Yo no puedo encontrar leche para las guaguas (recién nacidos); por la radio dicen que todo se está normalizando, pero aquí no vemos nada”, señala la mujer.

Solidaridad

Las carpas están levantadas sobre la falda del cerro, que con el paso de los días comienza a llenarse de desperdicios.

En medio del temor y la desazón, los refugiados del cerro Dragón encuentran en la solidaridad una forma de enfrentar los reiterados temblores.

Se organizan para preparar el desayuno en equipo, y para distribuir el agua que escasea, pero que intentan alcance para los que más la necesitan.
“La compañía y la solidaridad es nuestro consuelo. Y también nos damos un espacio para sonreír”, dice Martínez, mientras su vecino Madariaga, entre risas dice: “es que sólo nos queda reír, porque sino reímos tendríamos que llorar”.

Protestas

Varias decenas de personas se manifestaron este viernes en la ciudad Iquique, a 1.800 kilómetros de Santiago, en protesta por la falta de ayuda tras el terremoto del pasado martes, que dejó seis muertos, varios heridos y graves daños materiales en el extremo norte de Chile.

Los manifestantes encendieron algunas barricadas en la avenida La Tirana e interrumpieron el tránsito en algunas calles de esta ciudad, capital de la región de Tarapcá, una de las más afectadas por el temblor, que también causó serios destrozos en las regiones Antofagasta y Arica Parinacota.

La protesta, según informó el diario digital Emol, comenzó a las 19:00 hora local (22:00 GMT) cuando un grupo de damnificados reclamó a las autoridades la entrega de mantas, ropa de abrigo y otros elementos para hacer frente a las consecuencias de la catástrofe.

Al respecto, la presidenta chilena, Michelle Bachelet, dio instrucciones este viernes a los ministros del Interior, Rodigo Peñailillo, y de Defensa, Jaime Birgos, para que viajen a Iquique y aceleren la segunda fase del plan de ayuda, centrada en las localidades alejadas del borde costero.