El psiquiatra y Jefe de Salud Mental del Área Sanitaria Batán habló en la 99.9 sobre la relación entre las enfermedades mentales y los episodios violentos.
La aplicación de la Nueva Ley de Salud ha sido un tema discutido, sobre todo por aquellos que están vinculados en el trabajo con recuperación de adictos, pero desde el punto de vista psiquiátrico, también hay cosas para discutir.
El Médico Psiquiatra y Jefe de Salud Mental del Área Sanitaria Batán, Francisco Bordón, abordó este tema a través de la 99.9: “los psiquiatras y las asociaciones, han marcado que la nueva Ley de salud Mental tiene algunas deficiencias en las posibilidades de internar a gente que sufriera algún trastorno. Hay muchas personas que lo padecen y no se dan cuenta que están enfermos. La ley hace primar el derecho a la libertad sobre el derecho a la salud y eso genera inconvenientes con los familiares que quieren hacer una internación compulsiva”.
De todas maneras, al momento de evaluar la incidencia de enfermedades mentales en los hechos delictivos violentos, aclaró que “la experiencia con pacientes mentales graves que tengo, no pasa por la violencia. Sólo me sucedió en una oportunidad. En general, los pacientes psicóticos son más vulnerables. En raras situaciones, las psicopatías y la psicosis se mezclan, generando posibles agresiones a terceros. Son casos excepcionales”.
La asistencia a familiares que transitan una etapa de mucho dolor, está ausente y el estado no hace nada para cambiar esa realidad hace tiempo: “hay terribles situaciones de un dolor familiar que veo con frecuencia. Buscan ayuda por todos lados y consiguen muy poca. Los sistemas públicos están saturados y no pueden brindar el amparo necesario. La cocaína fumada seguirá generando un tsunami de problemas en la sociedad”.
Por último, puntualizó que el consumo tiene distintas etapas que generan distintas respuestas también: “la marihuana tiene sus problemas y vemos 4 estadíos en el consumo. Pasan de una primera etapa recreacional a una etapa de depresión y psicosis. Después está la etapa motivacional, se pierden esas motivaciones en los adolescentes ante un mundo que les demanda un enorme esfuerzo para adaptarse y progresar”, distinguió.