El concesionario de Playa Chica, Gerardo Fernández habló esta mañana en la 99.9 sobre el intento del gobierno municipal de sacarlo del lugar donde está trabajando hace casi 24 años. “Si no hay intereses ocultos detrás, es imposible encontrarle explicación a este atropello”, comentó.
Las concesiones en Mar del Plata han sido punto de conflicto últimamente porque el gobierno municipal pretende tomar control de las mismas de maneras sumamente abusivas. Ese choque con los que tienen la explotación terminan judicializados.
Eso le ha sucedido al concesionario de Playa Chica, Gerardo Fernández que habló esta mañana en la 99.9 y señaló que “la semana pasada hubo una resolución del juzgado contencioso administrativo que dispuso suspender los efectos del decreto dictado por el ejecutivo municipal anunciando la caducidad de la concesión”.
De un día para el otro, intentaron sacarlo del lugar donde hace años está desempeñando su tarea sin tener ningún motivo concreto: “todavía sigo siendo el concesionario de la unidad. Sin ser una cuestión de fondo, esto incomoda al ejecutivo”, resaltó.
Han pasado cerca de dos décadas y media desde que comenzó a trabajar en el lugar y más allá del negocio que montó, hay una sentido de pertenencia muy distinto para él: “hace 24 años casi que estamos al frente de la concesión en Playa Grande, esto ya es parte de mi vida cotidiana. El lugar cuando lo tomé estaba en una situación de abandono absoluto con vagabundos, basurales; es toda una historia”, afirmó Fernández.
Al no haber explicaciones concretas para terminar con la concesión, las ideas que rondan por su cabeza tienen que ver con negocios preparados: “hay una actitud persecutoria del EMTUR hacia mi persona para recuperar la unidad fiscal por todos los medios y con objetivos no confesables. Podría estar relacionado con intereses pre-determinados. Respecto de las formas está todo discutido y en la justicia”.
El concesionario contó una de las acciones que llevó adelante el municipio buscando que no se completen las obras previstas. “Una de las cosas que hizo el EMTUR fue impedir la construcción de la escollera que tenía obligación de realizar en Playa Chica. Una de las formas en que lo hicieron fue invocando con un dictamen al ENOSUR donde decía que no se debía descantar que las rocas que se extrajeran estuvieran contaminadas por hidrocarburos de la estación de servicio que funcionaba allí”, comentó. Ese fue el conflicto que terminó en la justicia federal emparentado con lo ambiental.
Como la forma de accionar es en todos los casos muy similares, hay muchos ejemplos que se pueden tomar en la ciudad. “El caso de Waikiki es muy parecido al de Playa Chica porque fue montado con apuro y hasta cierta violencia en la intención de recuperar las unidades fiscales. Son casos grotescos porque hay desigualdad en los criterios de control”, opinó Fernández.
La situación está muy clara para el concesionario y seguirá hasta las últimas consecuencias: “el resultado de la gestión de Pulti durante ocho años es francamente negativo en esta materia. Esto genera un contexto que me permite comprender lo que está pasando en Playa Chica. Si no hay intereses ocultos detrás, es imposible encontrarle explicación a este atropello”.
Él se decidió a hablar a pesar de que hay muchos en la misma situación que no han querido hacerlo: “mucha gente no puede salir a hablar porque tiene mucho que perder. Hay gente que tiene el trabajo de toda su vida en juego y las represalias son muy fuertes. A esta altura no tengo nada que perder”, finalizó.