El asesor de la Red Nacional de Madres contra el Paco, Eduardo Lavorato, indicó esta mañana en la 99.9 que no se trabaja adecuadamente con las políticas públicas para evitar la proliferación de las drogas en Argentina. Además, habló sobre una modificación en el paco que tiene efectos más fuertes.
El tema de las drogas es un flagelo siempre presente en la sociedad argentina. Entre las drogas más difundidas y peligrosas, el paco preocupa a muchas personas por su incidencia sobre los jóvenes y el daño causar. Sin embargo, siguen apareciendo variantes de drogas que tienen efecto aún peores.
Así lo indicó esta mañana en la 99.9 el asesor de la Red Nacional de Madres contra el Paco, Eduardo Lavorato, quien explicó que “las drogas van mutando en el transcurso del tiempo, como también los hábitos de los consumidores. En nuestro país se da el policonsumo, que son las mezclas de sustancias, lo que genera una cadencia química que tiene efectos inesperados y un grado de toxicidad muy fuerte que desconcierta a los toxicólogos”. Luego abundó: “la mutación del paco, ya sea por la devaluación o por la inflación, sufre modificaciones y lo van cortando con sustancias que son desconocidas y generan efectos más intensos en los chicos”.
Si bien en los medios se dio a conocer que esas mutaciones generan una droga llamada “alita de mosca”, el especialista destacó que “no se llama así, sino que eso es un estado de refinado de cocaína que se da en uno de los estratos más altos de la sociedad, porque es la cocaína en la máxima pureza. Se cristaliza con el vapor de la acetona; el gramo sale 600 pesos”. La oferta es cada vez más amplia: “hay para todos los gustos, se da todo tipo de cortes y mezclas con diferentes efectos; en muchos casos generan daños irreversibles”.
La cocaína negra o “alita de mosca” también fue descrita como un método para limpiar la sustancia y evitar ciertos controles: “con la cocaína negra, por proceso químico, se cambia de textura y color. Se vuelve inolora e inodora, tiene características de viscosidad similar al caucho y se hace para evitar los controles policiales. Esto genera que se consuma para evitar la persecución y también, a mayor nivel, para evitar el narcotráfico. Se da mucho en el noroeste de nuestro país, donde están las mulas que pasan la droga”.
Como un tema de política social, el asesor se refirió a lo que se puede hacer desde el sector público para evitar que se incremente el consumo de drogas en el país: “está bien que se trabaje sobre la reducción de la oferta. Pero hay una carencia en bajar la demanda. Si los argentinos fuimos adquiriendo hábitos que tienen que ver con el consumo de estos venenos, quiere decir que algo nos está pasando como sociedad. Cuando vino lo de la fiebre porcina adoptamos hábitos como el alcohol en gel, que antes no lo teníamos, o cómo tapamos el estornudo. Esto no sucede con el consumo de drogas”.
Mientras eso no pasa, la sociedad se acostumbra a que alguien camine por la calle tranquilamente fumando marihuana, y eso tampoco es algo positivo para luchar contra este problema: “la empresa del narcotráfico va cambiando las sustancias y diversificando la oferta. Hay una profunda tolerancia social con el consumo de drogas. Y hay una convivencia muy marcada con estos hábitos que son muy tóxicos”.