El periodista especializado en temas rurales explicó cuál es el alcance del trigo transgénico en Argentina y el conflicto que ha generado el gobierno sin sentido.
El trigo transgénico es una de las grandes noticias de los últimos años para la Argentina, sin embargo, se eligió una vez más entrar en conflicto en vez de tratar de desarrollar las posibilidades que tiene el país al alcance de la mano.
El periodista especializado en temas rurales, Héctor Huergo hizo un prieto repaso del origen de las cosechas transgénicas y que se dio a través de la soja: “el año clave fue el 96, cuando se aprobó el primer evento biotecnológico, el primer caso de una planta transgénica que fue la de soja después de mucha investigación. Argentina, un poco en política espejo de lo que producía Estados Unidos, tomó la decisión cuando la cosecha parecía haber tocado un techo”, dijo en la 99.9.
Esto generaba que la cosecha fuera más eficiente y soportara cuestiones que antes la mataban: “antes no se podía usar el glifosato porque la soja era susceptible y se moría. En el caso del trigo transgénico, no lo afectaba. Fue tan grande el beneficio que generó esta tecnología que la producción empezó a crecer a un ritmo de 4 millones de toneladas por año. En el 98, China no compraba soja y el entonces secretario estratégico Jorge Castro me invitó a acompañarlo a China para ver si podían ser mercado para la soja y nos dijeron que no se veían como exportadores de soja. Se nos venía una aluvión de producción y no teníamos mercado, pero China empezó a comprar y comprar”.
Esto generó un verdadero estallido de la actividad hasta que el gobierno nacional decidió confrontar con el sector productor: “Argentina, en 15 años, pasó de 15 millones de toneladas a nada menos que 50 millones de toneladas en 2008 o 2009. Ahí empezó el conflicto con el gobierno kirchnerista y el campo, pero la soja siguió manteniendo competitividad”.
En la actualidad, el trigo transgénico también se vuelve una herramienta de las mismas características, pero otra vez, hay un conflicto que está complicando las cosas: “este año se están perdiendo 5 millones de toneladas de trigo que son muchos dólares, sin embargo todos se abroquelaron en una idea que no se sabe que fundamento tiene y es que los consumidores no quieren trigo transgénico. En cualquier paquete de harina, se lee que puede contener harina de soja que es transgénica”.
El gobierno entonces, bajo esa excusa no dejó que se avanzara en la implementación de este tipo de cosecha: “el trigo tiene 50 mil genes y le agregaron el gen de tolerancia a la sequía. Es una especie de trigo cruzado con girasol en laboratorio. Lo bueno es que esto funciona, si lo hubiéramos tenido masivamente este año no habríamos perdido 5 millones de toneladas”.