Hélène Carrère d’Encausse, la dama de hierro francesa que condena el lenguaje inclusivo: “Manipular el idioma es de regímenes totalitarios”

El ministro de Educación de Francia se basó en la opinión de esta historiadora para prohibir en las escuelas el desdoblamiento artificial de las palabras. “El régimen soviético manipuló la lengua, el régimen nazi también”, acusa ella.

“La manipulación de las lenguas por motivos ideológicos es un error absoluto. Fue cosa de los regímenes totalitarios: el régimen soviético manipuló la lengua, el régimen nazi también”, sentenció hace un tiempo Hélène Carrère d’Encausse, miembro de la Academia Francesa, la más antigua institución de Francia, creada en 1635 por el cardenal Richelieu con la misión de “velar por la lengua francesa”.

Entre otras cosas, la Academia mantiene y actualiza un diccionario francés, debatiendo sobre la aceptación o no de nuevas palabras o la flexibilización de las reglas, como la Real Academia Española lo hace con el castellano.

Paradójicamente, Hélène Carrère d’Encausse no tiene sangre francesa: sus abuelos salieron de Rusia tras la revolución bolchevique y recalaron finalmente en Francia, donde ella nació pero cuya nacionalidad adoptó recién a la mayoría de edad: quería que fuese un acto de voluntad.

Desde entonces se ha convertido en una defensora del idioma a capa y espada, literalmente hablando, ya que los miembros de la Academia pueden portar una. La suya tiene como emblemas el gallo francés, San Jorge venciendo al dragón y un versículo bíblico: “Bienaventurados los pacificadores”.

Como historiadora, Carrère d’Encausse es una especialista en Rusia. Su último libro es Le Général de Gaulle et la Russie, (Broché, 2017). Además es autora de biografías de Lenin, Stalin, los zares Alejandro II y Nicolás !! y de Catalina la Grande.

Su hijo Emmanuel Carrère es un novelista de renombre, varias veces premiado. Su último galardón es el Princesa de Asturias de las Letras.

La Academia Francesa se pronunció hace tiempo contra el argumento de quienes creen que el sexismo se genera en el idioma, y lo hizo de modo contundente: “Frente a esta aberración inclusiva, la lengua francesa está en peligro mortal”.

Los promotores de esta manipulación proponen el uso de términos universales, la feminización de todos los oficios, cargos o títulos y la abolición de la regla del plural masculino; todo ello con el argumento de que así se promueve la igualdad varón-mujer.

El único de estos principios considerado válido por algunos académicos y autoridades en Francia es el de la feminización de los oficios y cargos. Justamente, si hay una prueba de que el lenguaje no define la igualdad de sexos, es que el idioma francés es mucho más rígido en ese sentido que el español. La propia Hélène es, para la Academia, “secretario perpetuo” del organismo y ella misma lo escribe y lo dice así, em masculino. En Francia, hasta hace poco, la mujer al casarse no sólo adoptaba el apellido del esposo sino que pasaba a ser designada como “Madame Alfred Dupont” o “Madame Jacques Duhamel”, por ejemplo.

Sin embargo, Francia es una sociedad pionera en materia de emancipación femenina, lo que confirma que no es el voluntarismo idiomático deformante promovido hoy por ciertas minorías lo que lo determina. Esta igualdad se expresa particularmente en lo sexual: aquello que tan bien reprochaba Sor Juana Inés de la Cruz (“Hombres necios que acusáis….”) es algo muy superado en Francia desde hace décadas: no existe allí el hábito, el prejuicio mejor dicho, presente en otras sociedades latinas, de condenar en la mujer la “promiscuidad” que se elogia en el varón.

Ahora bien, lo que más rechaza la Academia, y que también motivó la decisión del Ministerio de Educación de Francia de prohibir el lenguaje inclusivo, es su expresión escrita, que en francés es tan ilegible como la arroba o la equis que utilizan algunos en español. Consiste en desdoblar la terminación de las palabras para incluir el femenino y el plural: por ejemplo auditeur.trice.s, suma de auditeur (auditor), auditrice, auditeurs, auditrices. O parisien.ne.s (parisino.a.s), Es como si en español se escribiera actor.triz.

Para Carrère d’Encausse, “esto vuelve imposible la lectura, no tiene sentido”. “Francia es un país en el cual la lectura, la capacidad de leer, ha abandonado a las nuevas generaciones. Las estadísticas internacionales muestran que uno de cada cinco niños sale de la escuela sin saber leer y que no lo sabrá nunca, nunca comprenderá. El resultado es una exclusión total”, dice la académica.

No sólo es ilegible; escribirlo resulta engorroso y obliga a internalizar reglas que en vez de simplificar, complican. El lenguaje inclusivo agrava las dificultades de aprendizaje que naturalmente tienen algunos niños, confundiendo las reglas tanto de la expresión escrita como oral El resultado es una mayor desigualdad, incluso la exclusión; lo contrario de lo que se declama.

“Es verdad que la lengua evoluciona -decía Carrère d’Encausse- pero tiene constantes. Cuando se lee una palabra, detrás hay un concepto; si se ponen variantes a la palabra, eso complica considerablemente la comprensión”. “No hay que complicarles la vida”, agregaba.

Más recientemente, el 7 de mayo pasado, Hélène Carrère d’Encausse y Marc Lambron, director en ejercicio de la Academia Francesa, firmaron una carta abierta para ratificar la oposición del organismo al lenguaje inclusivo, y denunciar el autoritarismo detrás de su imposición.

En ella recordaban que la lengua combina tradición y práctica y que, al “preconizar una reforma inmediata y totalizante de la grafía, los promotores de la escritura inclusiva violentan los ritmos de la evolución del lenguaje según un mandato brutal, arbitrario”.

“Un corsé doctrinario pretende regular” así la práctica de la escritura, denunciaba la carta. Y sus autores agregaban: “Al plantear que existiría por principio una correlación entre el género de los vocablos y el sexo de sus referentes, los propagadores de la escritura inclusiva desconocen ingenuamente las reglas del género gramatical, en el cual masculino y femenino no corresponden sistemáticamente a categorías sexuales”.

Si hubieran escuchado a la vicegobernadora del Chaco que creyó que “equipo” era discriminante por ser una palabra de género masculino y en el como del ridículo dijo “el equipo y la equipa”, habrían tenido un ejemplo vivo de los papelones a que lleva el creer que el género gramatical está siempre vinculado a una categoría sexual. Una burrada que llevaría a desdoblar “escuela y escuelo” o “pizarrón y pizarrona” y así hasta nunca acabar.

Los académicos apuntan también contra el autoritarismo ya señalado por Carrère d’Encausse: “La escritura inclusiva ofusca la democracia del lenguaje. Además de que la correspondencia con la oralidad es impracticable, tiene como resultado la instalación de una segunda lengua cuya complejidad penaliza a las personas afectadas por un hándicap cognitivo, en particular la dislexia, la disfasia o la apraxia. Un aparente reclamo de justicia tiene por efecto concreto agravar las desigualdades”.

“Al focalizar la atención en la obsesión del género -advertían-, (la escritura inclusiva) restringe el vínculo con la lengua inhibiendo una expresión más amplia del pensamiento. Lejos de suscitar la adhesión de una mayoría, aparece como el dominio reservado de una élite, inconsciente de las dificultades que surgen a diario para los pedagogos y los usuarios del sistema escolar”.

Los que no la quieren, la llaman la “zarina” o “Miguel Strogoff”. Indiferente a las críticas, a los 91 años, Carrère d’Encausse sigue hiperactiva en la institución. Ni la pandemia de covid la hizo recluirse en su casa. Siempre impecable, sonriente, amable, pero firme en la defensa de sus opiniones y aferrada a la tradición. Aunque algunos en la Academia aceptan la feminización de los cargos, ella sigue prefiriendo decir “Madame Le Maire” (intendente).

Algunos consideran inválido el argumento de la estética -invocado por Carrère d’Encausse- para rechazar el uso del lenguaje inclusivo, pero ¿acaso la redundancia y la cacofonía no son defectos que se enseña a evitar en la escritura desde la escuela primaria? Si el desdoblamiento no es redundante y cacofónico a la vez, ¿qué lo sería?

En una nueva circular del Ministerio de Educación francés a los directores de escuela se insiste en que la feminización de los términos referidos a oficios y funciones debe hacerse “en el respeto a las reglas gramaticales”, algo que sería saludable que hicieran entre nosotros los políticos -y políticas- que masacran el lenguaje para posar de inclusivos. Por ejemplo, ¿qué necesidad hay de decir concejala, si concejal es neutro?

“Esta escritura, sigue diciendo la circular del Ministerio francés, que se traduce por la fragmentación de las palabras y de la concordancia, constituye un obstáculo para la lectura y la comprensión del texto”.

Al momento de decidir la prohibición del uso del lenguaje inclusivo en las escuelas, en mayo pasado, el Ministerio citó la carta abierta de Hélène Carrère d’Encausse y Marc Lambron.

Ahora, la nueva circular del ministro Jean-Michel Blanquer recuerda algo elemental, que increíblemente olvidan en la Argentina las autoridades del área, los decanos de algunas facultades y ciertos docentes: que la conformidad a las reglas gramaticales debe “ser de rigor en la enseñanza” y que algunas reglas de la escritura inclusiva “modifican el respeto a las reglas de concordancia” y la gramática que se enseñan -o deberían enseñarse- en la escuela.

Para completar su cuestionamiento a la perspectiva de género, Hélène Carrère d’Encausse se declara contraria a la política de cupos. Los miembros de la Academia Francesa son 40. Sólo 5 son mujeres. Entrevistada esta semana por el diario español El País, ella explicó: “Soy historiadora, fui parlamentaria europea, entré en la Academia Francesa, y nunca pensé que fuese por ser mujer”. El criterio para ingresar es el mérito, afirma. Y, por si hiciera falta, aclara: “Aquí no practicamos lo políticamente correcto”.