El paleontólogo José Luis Carballido, del Museo Egidio Feruglio de Trelew, dio detalles esta mañana en la 99.9 sobre el descubrimiento de 200 restos fósiles en la ciudad de Las Plumas. Entre esos huesos estarían los restos del saurópodo más grande del mundo. “El animal en cuestión que encontramos habría llegado a los 70 u 80 mil kilos de peso, y a un largo de 40 metros aproximadamente”, adelantó.
La localidad de Las Plumas, en Chubut, está sumamente conmovida por la aparición de una serie de restos fósiles que podrían cuestionar varias teorías.
El paleontólogo del Museo Egidio Feruglio (MEF), José Luis Carballido, brindó precisiones sobre la investigación esta mañana en la 99.9. Aclaró que “el hallazgo que hicimos es impresionante, no solo por el tamaño de los dinosaurios sino porque estamos sacando varios saurópodos que son herbívoros con andar cuadrúpedo, colas largas y cuellos largos”.
Entre ellos, podría estar el saurópodo más grande del mundo, dato que habla de la importancia del descubrimiento y el trabajo realizado: “el animal en cuestión que encontramos habría llegado a los 70 u 80 mil kilos de peso y a un largo de 40 metros aproximadamente”.
A diferencia de otros logros que ha tenido la paleontología en el sur de nuestro país, en esta ocasión el estado de preservación es un factor más que importante: “hace varios años, por el ’90, se dieron a conocer los restos del primer gigante, el argentinosaurio de Neuquén, pero era un material más fragmentario en comparación con este hallazgo. Lo importante de lo que hemos logrado es la preservación de los huesos y la gran cantidad de material que estamos recuperando, prácticamente tendremos todo el esqueleto de este dinosaurio”, afirmó Carballido, refiriéndose a las cerca de 200 piezas halladas. Y aseguró que el descubrimiento “nos permitirá responder muchas preguntas que los paleontólogos no podíamos responder, además de reconstruir el animal prácticamente igual que cuando estaba vivo”.
Ahora deben seguir trabajando y profundizando la investigación. Afortunadamente, el trabajo cuenta con los fondos necesarios: “por suerte se va consiguiendo de alguna u otra manera el dinero. La mayoría de los investigadores que formamos parte de este estudio somos del CONICET, y los proyectos para hacer los trabajos están relacionados con la Agencia Nacional de Ciencia y Técnica, una buena parte la aportó la Fundación que maneja el Museo acá en Trelew. Sin su ayuda, hubiera sido imposible avanzar. Llevamos más de 100 días, con un promedio de 15 o 20 personas en cada una de las campañas, se necesita bastante plata para sacar estos huesos”.
El estudio de los dinosaurios que habitaron la Patagonia también ayuda a comprender cómo eran la vegetación y el clima en aquellos tiempos: “la Patagonia era un ambiente completamente distinto. En los mismos niveles donde están los huesos, encontramos restos de troncos de árboles con más de 15 o 20 metros. Eso nos habla de un ambiente de bosque muy tupido y grande. El hecho de encontrar siete animales herbívoros de 70.000 kilos nos hace pensar que debían tener una buena vegetación para alimentarse. Era un ambiente mucho más húmedo hace 90 millones de años. No se había comenzado a levantar la cordillera, entonces no tenía el problema de la sequía, por lo que la vegetación crecía muy distinta. Recién en este momento se terminaba de separar América del Sur de África, era una geografía mundial completamente distinta a la que tenemos hoy en día”.
La gran “vedette” de estos trabajos han sido los herbívoros, pero también encontraron piezas dentales de carnívoros: “además de estos saurópodos, encontramos unos 70 dientes de dinosaurios carnívoros. Estamos seguros de que estos dientes eran producto de la alimentación de estos animales que iban a buscar a los herbívoros muertos. Mientras quitaban algún pedazo de carne, algunos de ellos podrían haber perdido muchos dientes. Tenían como un diente en uso y, debajo, había una corona completamente formada lista para salir a superficie y comenzar a funcionar. Si miramos dentro de la mandíbula, suele haber una o dos hileras de dientes listos para salir, una vez que el diente en uso se rompe o se cae”.
Sin dudas, el trabajo es admirable y aún queda mucho por delante. La tarea que realiza José Luis Carballido junto con un equipo de investigadores ha marcado un rumbo para la paleontología nacional y mundial.