La historiadora hizo su análisis en la 99.9 de la evolución política en Argentina y señaló que a pesar de los discursos, no cambiamos muchos al momento de los hechos: “Los reclamos sociales, muchas veces, tienden a preservar privilegios”, agregó.
Reconstruir la historia no es un trabajo sencillo, pero a su vez es una profesión que permite conocer muy de cerca la forma de pensar de los argentinos a lo largo del tiempo. La historiadora Hilda Sábato habló en la 99.9 sobre el abordaje que se le está dando sobre todo al período de tiempo moderno, desde los años 70 a la actualidad a la historia argentina.
“El dicho de que la historia la hacen quienes ganan, son cliches que iluminan bastante poco. Historia tiene dos significados, lo que pasó realmente y la otra es lo que los historiadores hacemos que es reconstruir lo que pasó. Argentina ha tenido muchos avances sobre los estudios desde los años 60 o 70 que es la historia reciente”, indicó. También señaló que hay puntos específicos básicos que los profesionales respetan: “la historia se puede contar como cada uno quiera, no sólo los historiadores estamos autorizados a hacerlo. Nosotros tenemos una metodología y protocolos porque la historia es una ciencia, hay reglas con las cuáles uno tiene que dirigirse al pasado para reconstruirlo”.
Respecto de los 70 y los movimientos armados de aquellas épocas, Sábato explicó que “en el caso de la guerrilla, lo que están haciendo los historiadores profesionales es estudiando ese fenómeno social con los mismos cuidados y perspectivas diversas que uno aplica a otros períodos históricos. Pero cuando se trabaja sobre historia reciente que transcurre durante la vida del propio historiador, es más difícil despegarlo de la experiencia afectiva de uno”.
La historia política argentina es apasionante y uno de los ejes centrales es el peronismo que en sus orígenes, como toda fuerza nueva, debió juntar personas de diferentes líneas para encolumnarse detrás de Juan Domingo Perón: “el peronismo, en las provincias, tiene un fuerte aporte del conservadurismo popular. También convoca en Buenos Aires a gente que estaba en el radicalismo y en el socialismo. En las provincias el panorama es heterogéneo, pero en las que más problemas sociales tenían, hay una organización política que mantiene mucho del viejo sistema del conservadurismo donde la mayoría de la población es empleado estatal, hay gobernadores o intendentes durante muchos años en el cargo y elecciones donde ganan por cifras inenarrables”.
A pesar de la centralidad que siempre se le da al sistema político en Argentina indicando que la Capital Federal es el eje de las decisiones nacionales, Sabato dijo que en realidad “es muy provincial y las provincias tienen mucho peso en el organigrama político argentino. Todos nos llenamos la boca diciendo que hay que cambiar el país, pero somos conservadores en sus prácticas políticas y tradiciones. Los reclamos sociales, muchas veces, tienden a preservar privilegios. Cualquier cambio que se quiere hacer es respondido con alarma por todos los sectores que buscan preservar el lugarcito que tienen”.