Hay tres genes que son modificados para que el órgano se pueda trasplantar. Creen que el método puede ser una solución ante la falta de órganos para trasplante.
En Estados Unidos lograron trasplantar con éxito un riñón de cerdo a un paciente de 62 años. Es la primera vez que lo recibe una persona consciente. Hasta ahora habían experimentado solo en pacientes con muerte cerebral. En el futuro, esta técnica podría solucionar el grave faltante de órganos que hay en todo el mundo. Para ello usan animales genéticamente modificados, cuyo organismo es compatible con los seres humanos.
Adrián Abalovich, docente e investigador en xenotrasplante en Universidad Nacional de San Martín, explica a Clarín que los cerdos modificados carecen de tres genes. “Estos animales pierden tres genes (el procedimiento se llama Knockout), cuyos antígenos producen el rechazo a un cuerpo extraño. Esto permite que el organismo del paciente no rechace el riñón del cerdo que recibe”.
Los cerdos modificados son criados en lugares especiales, totalmente aislados. Los genes que les sacan tienen la función de proteger los riñones. Como no tienen estos genes, están inmunodeprimidos y, por lo tanto, expuestos a cualquier infección. “Viven en establecimientos herméticos donde se filtra el aire y el agua; libres de patógenos peligrosos para los humanos”, comenta Abalovich.
Explica que, aún así, estos animales tienen una mínima defensa. “Con lo cual, los pacientes deben recibir drogas inmunosupresoras luego de la operación para que el riñón funcione”. El próximo paso -según el investigador- es conseguir una combinación perfecta de drogas sin que resulte tóxica. También vaticinó que en quince años “habrá animales modificados cuyos órganos sean totalmente compatibles con los seres humanos”. Estos cerdos, además, reciben tres “knockin” de genes humanos para mejorar la compatibilidad entre especies.
Hay muy pocas empresas en el mundo que crían estos animales. Y algunas diseñaron cerdos enanos para limitar el taño del riñón. “Son animales que pueden pesar 400 kilos. Tienen riñones grandes. Aún así, no representa un problema porque los riñones se alojan en una zona blanda. Distinto sería el caso del corazón, que está dentro del tórax“, explica Abalovich.
Experiencias con otros órganos
¿Qué pasa con otros órganos? En el caso del corazón, en Maryland hubo dos experiencias con pacientes conscientes quienes fueron trasplantados y tuvieron una sobrevida de dos meses. Pero aún no han logrado avanzar en los casos del hígado y los pulmones. “Aún no se sabe la razón. A pesar de que se hace el triple knockout de los tres antígenos, quedan antígenos dando vueltas. Nosotros no tenemos todos los órganos igual en cuanto a antigenicidad y a proteínas. Una de las hipótesis es que el hígado y los pulmones tengan una superficie vascular mucho mayor a la del riñón y el corazón, entonces haga que los resultados no sean los mismos”, cuenta Abalovich.
El paciente, un hombre de 62 años, “se recupera bien” de la operación, que se llevó a cabo el sábado pasado, anunció el Hospital General de Massachusetts, en Boston, en un comunicado. Según informaron, toda la cirugía duró unas cuatro horas.
El hombre, que vive en el estado de Massachusetts, evaluó los pro y contras con el equipo médico y tomó la decisión de operarse con la esperanza de “no solo mejorar su calidad de vida, si no también de extenderla”. Según el diario The Independent. Slayman había comenzado a tener problemas con su riñón en 2023.
Más de 100.000 personas esperan un trasplante de órgano en Estados Unidos, sobre todo de riñón, según datos oficiales de la oficina que coordina la donación en ese país (UNOS). De acuerdo a información citada por el diario Boston Herald, desde UNOS estiman que las enfermedades en dicho órgano podrían crecer entre un 29 y un 68 por ciento para 2030.
En Argentina, en 2022 se realizaron 4.264 trasplantes según datos del INCUCAI. De todos ellos, 1.534 fueron de riñón y 26 de riñón e hígado en conjunto.
“Esto es un gran avance ya que pude solucionar para siempre la faltante de órganos para trasplante que hay en todo el mundo”, cierra el investigador.