Según un estudio, el tratamiento sobre la proteina RGS4 puede ayudar a evitar que el dolor agudo evolucione a dolor crónico.
Científicos de la Escuela Icahn de Medicina del Hospital Monte Sinai (Estados Unidos) han logrado identificar una proteína clave en los estados de dolor crónico. Esta revelación puede ser el primer paso para el desarrollo de estrategias para el tratamiento de esta patología.
Según el estudio, publicado en The Journal of Neuroscience, es una proteína denominada RGS4 (Regulador de la señalización de la proteína G 4) la que tiene un papel importante en el mantenimiento de los estados de dolor a largo plazo y su tratamiento puede ayudar a evitar que el dolor agudo evolucione a dolor crónico.
La transición del dolor agudo a crónico se acompaña de numerosas adaptaciones en células inmunitarias, células gliales y neuronales, muchas de las cuales todavía no se entienden bien.
Cura insuficiente
Como resultado, actualmente los medicamentos disponibles para el dolor inflamatorio neuropático o crónico muestran una eficacia limitada y efectos secundarios importantes, como la adicción a opioides, fármacos típicos para este tipo de dolencias.
Los pacientes afectados por dolor crónico no solo hacen frente al dolor, sino también a una serie de síntomas debilitantes que van desde déficits sensoriales hasta depresión y pérdida de motivación.
Este estudio pretendía plantear una enfoque novedoso para el tratamiento del dolor crónico y para el desarrollo de fármacos para el mismo, apostando por medicamentos que interrumpan los estados de dolor crónico en vez de simplemente aliviarlos.
“Nuestra investigación revela que las acciones de RGS4 contribuyen a la transición del dolor agudo y subagudo a los estados de dolor patológico y al mantenimiento del dolor”, ha indicado Venetia Zachariou, Profesora del Departamento de Neurociencia y autora del estudio.
“Debido a que los estados de dolor crónico afectan a numerosos procesos neuroquímicos y es poco probable que los medicamentos de un solo objetivo funcionen, es emocionante haber descubierto una proteína multifuncional que puede ser usada para interrumpir el mantenimiento del dolor”, ha señalado.
Pruebas con ratones
A través de este estudio, los investigadores del Monte Sinaí observaron que RGS4 desempeña un papel importante en el mantenimiento de los estados de dolor, independientemente de si la causa del dolor fue una lesión nerviosa o inflamación.
Utilizando modelos genéticos de ratones de laboratorio, el equipo demostró que la prevención de la acción de RGS4 interrumpe el mantenimiento de estados de dolor crónico en ratones machos y hembras. Los científicos descubrieron que, si bien la inactivación genética de RGS4 no afecta el dolor agudo o la inducción del dolor crónico, promueve la recuperación de los síntomas de hipersensibilidad sensorial en modelos preclínicos de lesión del nervio periférico, neuropatía inducida por quimioterapia e inflamación periférica.
Los ratones que carecían de RGS4 desarrollaron todos los síntomas esperados de una lesión nerviosa, pero se recuperaron en tres semanas. La prevención de la acción de RGS4 también se asoció con un aumento de los comportamientos relacionados con la motivación.
Se están investigando aún más las acciones de RGS4 en la médula espinal y en las áreas reguladoras del estado de ánimo del cerebro para entender mejor el mecanismo por el cual esta proteína afecta los síntomas del dolor sensorial y afectivo.
Según la Organización Mundial de la Salud, el dolor crónico es una enfermedad y su tratamiento, un derecho humano. Sin embargo, se calcula que 1 de cada 4 personas lo padece y su alivio efectivo sigue siendo un desafío.