El periodista decidió investigar cuantas vacunas llegaron desde Rusia de acuerdo a lo comprometido en el contrato y señaló en la 99.9 que sólo llegaron al país 14 millones de 30 que se esperaban: “las vacunas se entregaban contra-pago y el gobierno reclamó por lo que no había llegado con aquél mail de Nicolini. Tenemos que entender que se pagó y nunca llegaron las vacunas”.
Todo parece haber quedado atrás en el tiempo, pero el gobierno nacional firmó un contrato con Rusia para la provisión de vacunas Sputnik del cuál se conoce poca información. Aún, con los datos escasos que hay, el periodista Ignacio Montes de Oca decidió investigar y exponer una situación preocupante.
En la 99.9, explicó que “se me ocurrió seguir cuantas dosis de Sputnik habían llegado de los 30 millones comprometidos. Han llegado sólo 14 millones y nos están faltando aproximadamente 15 millones 300 mil vacunas”, dijo inicialmente. Luego agregó: “me puse a revisar los contratos con otros países como el de Eslovaquia donde descubrí que las vacunas se entregan contra-pago. A partir de ahí, hay que recordar el mail de Cecilia Nicolini donde se reclamaban 11 millones de vacunas faltantes, suponemos entonces que Argentina pagó vacunas que nunca llegaron. No podemos saberlo porque todavía la justicia no nos permite saber que pasó con el contrato”.
Lo que destaca Montes de Oca tiene que ver con lo que se podría haber hecho para evitar muchas muertes en el país y, por cuestiones ideológicas, no se hicieron: “cuando se eligió a Rusia como proveedor de vacunas, se obstaculizó la llegada de otras vacunas como la Pfizer o Moderna que tenían un estudio anterior hecho en Argentina por lo que daba mayores seguridades sanitarias. Se nos fueron 130 mil argentinos y algunos se podrían haber salvado si las vacunas llegaban antes o con vacunas que tenían una mayor eficacia comprobada. Los estudios de efectividad de Sputnik todavía siguen siendo secretos”.
Hay otro tema paralelo a las vacunas rusas que también debería ser investigado y es el contrato con el laboratorio Richmond para la producción local de vacunas: “mientras se hacía un contrato con Rusia, se armó un fideicomiso de 85 millones de dólares para que Richmond fabricara la versión local de la vacuna con un principio activo que vendía Rusia. Uno descubre que será una fábrica con inversión española, panameña y mexicana, pero no tiene inversiones rusas”, explicó.
Todos estos datos tendrían que estar en primera plana para el periodista y escritor, pero no figuran ni siquiera en la agenda: “tenemos que preguntarnos que nos está pasando que no reaccionamos con tanta muerte y tanto despilfarro. Nos pasa un elefante por encima y no nos estamos dando cuenta”.