En Chubut dos científicas desarrollaron una empresa biotecnológica para elaborar uno de los antioxidantes más poderosos. Planean exportar a Brasil y Ecuador.
Tamara Rubilar es científica, investigadora del Conicet y de la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco. Dana Cardozo es experta en vinculación tecnológica y juntas crearon Arbacia: una firma de biotecnología que comercializará a nivel internacional uno de los antioxidantes más poderosos producido en Puerto Madryn gracias a la aplicación de biotecnología sobre los huevos no fecundados de erizos de mar.
Estos huevos se consiguen a través de la acuicultura, actividad que permite la crianza de especies acuáticas, vegetales y animales. “Generamos antioxidantes que son insumos para diferentes industrias: nutracéutica, alimenticia, farmacéutica tanto humana como animal. Nuestros productos son totalmente novedosos en el mercado y se caracterizan por tener altas concentraciones de antioxidantes llamados espinocromas, característicos de los huevos de los erizos que son 480 veces más poderosos que la astanxantina, el actual rey de los antioxidantes”, destaca Rubilar y pone como ejemplo el trabajo que realizaron a partir de la pandemia al descubrir que una de las moléculas que está en los huevos podría ayudar a aliviar los síntomas de las personas enfermas de coronavirus.
Actualmente, desarrollaron un modelo de negocios b2b, bajo la marca Benthos comercializarán suplementos dietarios para humanos y en 2022 arrancarán las exportaciones para abastecer grandes empresas del mercado cosmético y nutrición animal. “Planificamos cumplir sucesivas etapas iniciaremos exportando a Ecuador y Brasil abasteciendo de insumos para sus industrias”, sostiene Rubilar quien agrega que el objetivo a largo plazo será crecer a partir de un sistema de franquicias enfocadas en Iberoamérica. Desde Arbacia aseguran que contar con asistencia técnica específica en productos biotecnológicos y asesoramiento sobre regulaciones en cada uno de los destinos que brinden acceso a informes claves sobre barreras arancelarias, prohibiciones específicas o beneficios impositivos sería ideal para que la biotecnología argentina llegue al mundo. “Impulsar la exportación es fundamental para que el sector crezca”, concluye Rubilar.