Los dos grupos de islas de este archipiélago están habitadas por un puñado de ciudadanos japoneses y fueron ocupadas por las tropas soviéticas en la Segunda Guerra Mundial.
Las autoridades de Japón han acusado este viernes al Gobierno ruso de “ocupar ilegalmente” las islas en disputa de los llamados Territorios del Norte, un archipiélago conocido en Rusia como islas Kuriles.
Se trata de la primera vez en dos décadas que Tokio habla de ocupación en relación a este archipiélago, formado por un grupos de islas -Iturup, Kunashir, Shikotan y Habomai- habitadas apenas por un puñado de ciudadanos japoneses y que fueron ocupadas por las tropas soviéticas en la Segunda Guerra Mundial.
Sin embargo, las relaciones entre las partes se han deteriorado desde la invasión rusa de Ucrania, que ha llevado a Tokio a imponer sanciones contra Moscú. Tras esto, Moscú declaró el fin de las negociaciones para alcanzar un tratado de paz entre ambas naciones, pendiente desde la Segunda Guerra Mundial, y también del diálogo para el establecimiento de actividades económicas conjuntas en las Kuriles.
En su informe diplomático anual difundido este viernes, el Ministerio de Exteriores nipón ha señalado que existe una “gran preocupación entre Japón y Rusia respecto a estos territorios”, a los que se ha referido como “territorios japoneses sobre los que Japón tiene derechos soberanos”.
Japón no se había referido así a las islas desde 2003, tal y como ha informado la cadena de televisión NHK. En marzo, las autoridades rusas dejaron de lado las conversaciones sobre las Kuriles por la “imposibilidad” de seguir adelante con el diálogo dado que Japón trataba de “dañar los intereses del país”.
Por su parte, el portavoz del Kremlin, Dimitri Peskov, ha subrayado que las islas son un “territorio inalienable de Rusia”. Japón ha retrasado décadas la firma de un acuerdo de paz con Rusia a la espera de recuperar la soberanía sobre estas islas. Tokio se escuda en el Tratado Bilateral de Comercio y Fronteras que firmó con Moscú el 7 de febrero de 1855, mientras que el Kremlin se ampara en los tratados internacionales suscritos al término de la Segunda Guerra Mundial.