Anunció su retiro de la Comisión Ballenera Internacional para conservar y gestionar la población mundial de ballenas, a la que se adhirió en 1951.
Japón anunció su retirada de la Comisión Ballenera Internacional (CBI) con el objetivo de “reanudar la caza comercial el próximo julio”, desafiando a los defensores de los cetáceos 30 años después de haber puesto fin a esa práctica.
En realidad, Japón nunca dejó de cazar ballenas, sirviéndose de un punto de la moratoria de 1986 que autoriza la captura para la investigación. Pero ahora retomará la caza con fines comerciales, como ya hacen Islandia y Noruega.
Las críticas no han tardado en llegar. El gobierno australiano se dijo “extremadamente decepcionado” y exhortó a Japón a reconsiderar su posición. Por su parte, el ministro de Relaciones Exteriores neozelandés Winston Peters envió a Tokio un mensaje similar, criticando “una práctica anticuada e inútil”. Sin embargo, Japón se abstendrá de cazar “en aguas de la Antártida o en el hemisferio Sur”, precisó el representante del ejecutivo, Yoshihide Suga, en una rueda de prensa. La caza estará “limitada a las aguas territoriales y a la zona económica exclusiva” de Japón, “conforme a las cuotas de capturas calculadas según el método de la CBI para no agotar los recursos”, aseguró.
La propuesta habría puesto fin además a la moratoria impuesta a esta actividad en 1986, que Japón firmó. Pero los países defensores de las ballenas, con Australia, la Unión Europea y Estados Unidos a la cabeza, rechazaron el texto nipón, con 41 votos contra 27, lo que ha llevado a Japón a abandonar la CBI.