Luego de los ataques sufridos la semana pasada, y teniendo en cuenta lo sucedido en el Líbano cuando la guerra civil atravesó sus fronteras, el ejército y los gobernantes jordanos pidieron respaldo urgente de su principal aliado, Estados Unidos.
El reino hachemita ya tiene en su poder una batería de misiles Patriot, aviones cazas F-16 y 700 soldados norteamericanos, 200 de ellos especialistas en el manejo de armas químicas. Las Fuerzas de Seguridad Fronteriza de Jordania indicaron que el régimen de Siria atacó a los refugiados que huyen de su país a través de la frontera. Jordania tiene a su disposición 856 soldados dedicados a atender y desplazar a los refugiados con 250 vehículos. El miércoles pasado, un escuadrón sirio atacó un puesto fronterizo, mató a un soldado e hirió a varios más.
“De momento, las órdenes desde el comando central no han cambiado: estamos en modo de autodefensa”, explicó el general Hussein al Zyoud, comandante de las tropas fronterizas, desde su despacho en una base militar en Al Zarqa. Y agregó: “responderemos para protegernos. Pero vemos claramente cómo intentan atraernos al conflicto. Recibimos balas, ráfagas y proyectiles de los enfrentamientos entre el Ejército Libre Sirio y las tropas del gobierno. A veces nos disparan directamente a nosotros. Jordania sigue manteniendo que es una crisis interna, que no queremos tener nada que ver con ello; pero lo que queremos dejar claro es que estamos listos para defendernos, de acuerdo con nuestras normas para entablar combate”.
“Nos gustaría que nuestros soldados fueran entrenados en esas armas”, admitió el ministro de Estado del gobierno de Jordania, Mohamed al Moami, refiriéndose a las armas provenientes de su aliado norteamericano. “La presencia de esas armas, en cooperación y coordinación con las fuerzas armadas de Jordania, le permite a nuestros soldados estar ya expuestos a ellas”, añadió.
Por su parte, el embajador sirio en Ammán, Bahiat Suleiman, dijo que si Jordania llega a tener operativa una batería de misiles Patriot, su gobierno respondería colocando en su frontera misiles balísticos de fabricación rusa modelo Alexander. Al norte de Siria, en Turquía, ya hay operativas seis baterías de misiles Patriot de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) operadas por soldados norteamericanos, holandeses y alemanes. Al suroeste, en Israel, la Cúpula de Hierro ya ha usado en tres ocasiones su fuerza aérea para destruir remesas de misiles enviados por Irán hacia la milicia libanesa Hezbolá a través de Damasco. Ahora, el gobierno de El Asad teme que Jordania se una a ese escudo de contención de aliados norteamericanos que podrían neutralizar su fuerza aérea.
“De momento, en Jordania no nos interesa abrir el debate sobre la declaración de una zona de exclusión aérea desde el sur, porque creemos que facilitaría una fragmentación del Estado sirio”, aseguró un alto oficial jordano bajo condición de anonimato. “El Asad podría buscar refugio en Latakia y Tartús, en la costa occidental del país, donde reside la mayoría de alauitas; eso rompería el país en zonas oficiales y zonas rebeldes y no mitigaría el conflicto, abriría más frentes”, añadió.