El geólogo habló en la 99.9 sobre las posibilidades de que en el sur del país haya un tsunami: “las características necesarias para que se dé, están presentes”.
La advertencia suena extraña, pero tiene que ver con una realidad ineludible. El investigador superior del CONICET, Jorge Rabassa, que ya se encuentra en condición de jubilado, advirtió en una nota periodística que era probable que en un futuro se pudiera dar un tsunami en Tierra del Fuego.
En la 99.9, el propio geólogo hizo algunas aclaraciones: “lo que expliqué es que para que haya tsunamis se necesita una falla activa en la corteza terrestre capaz de generar sismos de envergadura. Luego que esos sismos ocurran en el ámbito oceánico para que la liberación de energía sea en las aguas para genera la ola del tsunami y finalmente tiene que haber condiciones del paisaje costero que permitan la penetración de la ola”.
Tierra del Fuego, reúne esas tres condiciones, pero no significa que en el corto plazo pueda darse este fenómeno: “la región tiene esas características, una gigantezca fractura que es la Falla de Magallanes que divide en dos a Tierra del Fuego y es una falla activa de enormes dimensiones. En 1949 provocó un sismo de gran magnitud, 7.9 en la escala Richter. Esa falla se extiende desde Tierra del Fuego hacia el este hasta las Islas Sandwich del Sur, son más de 3.000 kilómetros de longitud e intensa actividad”, remarcó.
Si bien remarcó que se podría dar un tsunami, también aclaró que los tiempos pueden ser extensos: “un tsunami es posible, pero la posibilidad en el corto plazo es muy baja. Si me preguntan que sucederá en el próximo milenio, es altamente probable que haya un tsunami en la región austral del país, en el Atlántico Sur”.
En Argentina, los movimientos sísmicos se relacionan inmediatamente con la región cuyana, pero no tanto con el sur: “el 90% de los argentinos viven en la zona estable del país y por eso hay alta conciencia sísmica en Mendoza y San Juan y tan pobre en el resto del país”, dijo desde su punto de vista Rabassa.
El geólogo indicó, por último, que se debe educar para que el impacto de este tipo de hechos probables sea el menor posible: “hay que educar desde el jardín de infantes, concientizar a la población que estas cosas pueden suceder y planificar de que forma se puede morigerar el efecto de estos hechos ya que no se pueden evitar”.