Las protestas, empezaron el miércoles en Tuzla, en el noreste del país, por el cierre de cuatro fábricas recién privatizadas, y a lo largo de la semana se ha extendido en varias localidades del país. Se vieron ataques a varias sedes institucionales y enfrentamientos entre manifestantes y policías, incluso en la capital, Sarajevo.
La frustración acumulada en dos décadas de parálisis política, crisis económica y corrupción endémica ha sido la causa de nuevas protestas violenta, que se desataron esta semana en Bosnia-Herzegovina.
“La gente está harta. El país está completamente bloqueado. La corrupción es una plaga. No hay empleos. Pero, durante 20 años, los políticos no han hecho nada más que pelear por sus escaños y sillones del poder”, comenta Emir Hodzic, un activista que está participando en las protestas de Sarajevo. “En varias ocasiones ha habido protestas pacíficas. Pero esta vez no sé cómo va a acabar esto”, añade.
“Es todo culpa nuestra”, reconoció Zeljko Komsic, jefe de turno de la presidencia tripartita de Bosnia, hablando en nombre de la clase política.
Unas 100 personas resultaron heridas tan solo en Sarajevo, entre ellas unos 60 policías. Las fuerzas de seguridad utilizaron gases lacrimógenos y balas de goma para dispersar la protesta. “Los enfrentamientos seguían [anoche] en varios puntos de la ciudad”, añade el activista.
El país, de unos 3,8 millones de habitantes, tiene una tasa de paro oficial que ronda el 28%, pero estudios independientes la sitúan alrededor del 40%. El PIB lleva cinco años estancado
Ni siquiera los avances de la región han logrado inducir un deshielo indirecto de las relaciones en Bosnia. Croacia ya está en la UE; Serbia negocia con Bruselas tras sellar un acuerdo de normalización de las relaciones con Kosovo.