La revista Time reaviva el debate. Los tratamientos “targets” y los chips inteligentes que detectan células enfermas en sangre prometen tratamientos más efectivos. La mirada de los especialistas argentinos.
La clave del éxito de cualquier película de Hollywood es la convocatoria de un cast de lujo, con los mejores nombres y talentos. Esta misma fórmula es la que promete derrotar al cáncer, según “grita” desde su portada la Revista Time. También lo anuncian al unísono los principales científicos del mundo que estudian el cáncer, concentrados fundamentalmente en los Estados Unidos. La fórmula, que parecía privativa del mundo del espectáculo, ahora se aplica a la ciencia.
Cada vez se rompe más con el paradigma habitual de la metodología de investigación científica en que muchos especialistas investigan de manera aislada y atomizada. Ahora, en cambio, se preparan verdaderos dream teams multidisciplinarios que funcionan como un verdadero ecosistema gracias a la “inyección” de grandes presupuestos de dinero. Grupos y recursos sostenidos en el tiempo para poder gastar, investigar y multiplicar así los resultados a corto plazo y con la posibilidad concreta de salvar vidas. Esto no es un sueño, y ya ocurre en los Estados Unidos.
El verdadero promotor del cambio de paradigma fue la Fundación Stand Up To Cancer (SU2C, las siglas en inglés), creada para luchar contra la enfermedad más mortal de Estados Unidos. Estiman que durante el 2013 morirán de cáncer en ése país 580.350 personas, acuerdo a las cifras que maneja el National Cancer Institute (NCI); y se calcula que a otras 1.7 millones les será diagnosticada la enfermedad.
Stand Up to Cancer (SU2C) vino a agitar las aguas. Nada más ni nada menos que desde el seno mismo de Hollywood. En 2008, un equipo que incluye a la productora de Spider Man, Laura Ziskin, quien perdió su batalla contra el cáncer de mama en 2011; a la famosa presentadora de TV, Katie Couric, quien perdió a su marido con Cáncer de colon en 1998; y a la ex CEO de Paramount, Sherry Lansing, ideó esta fundación y se cargó la tarea de recaudar.
La idea de Lansing (fundadora de SU2C) para dar con la cura del cáncer es simple y ambiciosa: replicar la modalidad de trabajo que se emplea en Hollywood cuando se quiere crear un “tanque” taquillero en los cines, trayendo a los mejores y más talentosos científicos del mundo para ponerlos a trabajar juntos y financiarlos con mucho dinero para que obtengan resultados óptimos en poco tiempo.
SU2C recauda fondos a través de fundaciones y donantes corporativos, organizaciones privadas y personas comunes que quieran colaborar. Luego otorga el dinero a los equipos para que lo administren y demuestren resultados positivos en un periodo no mayor a tres años. Han llegado a recaudar hasta $ 18 millones de dólares , frente a los 500.000 dólares de subvención típica que manejan los Institutos Nacionales de Salud o NIH.
La primera clave está en reorganizar la investigación científica, “desarmar” el aislamiento de los investigadores enfocados en sus propios logros y crear un verdadero ecosistema científico que involucre a todos los eslabones involucrados.
Uno de los formadores de “dream teams” del SU2C es el famoso Dr. Philip Allen Sharp, Premio Nobel por sus investigaciones en Biología Molecular y que actualmente está reclutando “fuerzas especiales” para la lucha contra el cáncer.
“La clave es el desarrollo de grupos cooperativos genuinos donde el grupo es más importante que los actores”, explica el Dr. Gustavo Yankilevich, médico oncólogo, Jefe de Oncología del Hospital Durand y especialista universitario en Oncología. Esos grupos transdisciplinares no están integrados sólo por médicos e investigadores, también intervienen la industria farmacéutica, los gobiernos y los propios pacientes y sus familias.
Es fundamental la planificación de los presupuestos. “El gasto es infinito y sin prioridades. Hay que ser claros en lo siguiente: la cura está disponible en la mayoría de los tumores, ya sea por prevención o bien por terapias inteligentes”, refuerza Yankilevich.
Varios héroes para llegar
Como dice el artículo de la revista Time, “How to cure Cancer”, el cáncer funciona como una fuerza armada que ataca por tierra, mar y cielo. Por eso mismo, no va a ser posible ganar la batalla con un solo héroe; se necesitarán varios.
“Esta enfermedad es mucho más compleja de lo que hemos creído. Su complejidad es impresionante”, asegura Sharp. Ningún dream team de hoy puede prescindir de biólogos y genetistas, ni de especialistas de otras disciplinas fundamentales que llegaron para quedarse en la carrera hacia la cura. Y sin duda, la bisagra fundamental fue el descubrimiento y la investigación sobre el genoma humano.
La secuenciación del primer genoma humano tardó más de una década y demandó unos $ 2,7 mil millones de dólares. Esa misma secuencia, diez años después, se puede hacer por unos cuantos miles de dólares y en pocas horas. “En la lucha contra el cáncer lo que se viene es la medicina súper especializada. En la actualidad, en esta materia, no hay otra forma de trabajar que no sea en equipo. El trabajo transdisciplinar siempre ha enriquecido la labor médica”, explica la Dra. María Inés Bianconi , médica oncóloga, médica de planta y encargada de Oncología Genito Mamaria del Hospital Durand. “En cuanto a la respuesta sobre qué tan cerca estamos de la cura, hay que decir que el avance fue lento porque no teníamos las posibilidades de diagnóstico genético y las líneas de reproducción celular para saber en qué lugar uno puede atacar. Y en ese sentido el proyecto de Genoma Humano fue la gran puerta fundamental de ingreso a otra etapa era en la investigación sobre el cáncer y otras patologías” , explica Bianconi.
Tratamientos, lo que se viene
El mismo Dr. Francis Collins, jefe del NIH y director del equipo del Proyecto del Genoma Humano, declaró: “estoy fuertemente anti-silo (aislamiento de los investigadores) y muy a favor de la construcción de dream teams de trabajo”. Vale decir que la mayoría de los proyectos de investigación bajo este nuevo estilo metodológico cuentan con el financiamiento de la Fundación SU2C.
El Dr. Ronald DePinho, presidente del MD Anderson Cancer Center, está adoptando un enfoque similar desde su programa Moon Shots: ensamblar seis grupos multidisciplinarios para realizar ataques globales en ocho tipos de cáncer: pulmón, próstata, melanoma, mama , ovario y tres tipos de leucemia. Para DePinho, al igual que en el esfuerzo de SU2C, los equipos serán juzgados por los resultados del paciente y no por el número de artículos de investigación publicados. “Entre los científicos, las aspiraciones no son suficientes. Necesitamos logros “, dice. Y agrega: “basta de contabilizar papers y puntos. Hay que asignar presupuesto suficiente, trabajar, investigar y contar cuántas vidas se han salvado”.
Lo nuevo son las terapias TARGETS, que tienen como premisa la velocidad y la transdisciplinareidad, clave en la investigación moderna. Antes, el ciclo de la investigación sobre el cáncer se pronunciaba cada década; ahora, cada tres años.
Este tipo de transformación institucional no es fácil, pero es la única manera de tomar ventaja sobre los avances deslumbrantes de la ciencia y la tecnología que se han producido en los últimos tres años. Por ejemplo, los avances en bioingeniería, nanotecnología, compuestos de drogas y recolección de datos, incluyendo datos de proteínas , datos de empalme y los datos de mutación.
“Argentina dispone de los tratamientos targets ; son caros, pero están. En los hospitales municipales se consiguen los medicamentos necesarios. Las terapias targets son dirigidas contra un receptor o cadena enzimática. Es una medicación dirigida, específica. El más antiguo es el tamoxifemo, que cambió la historia del cáncer de mama. Otro cambio radical lo estableció la terapia dirigida trastuzumab. Son terapias de alto costo, pero insisto, están disponibles en la Argentina” agrega la Dra. María Inés Bianconi.
“Me gustaría hacer hincapié en lo que hoy tenemos para la cura del cáncer al alcance de la mano, que es mucho. El diagnóstico precoz, el examen clínico habitual. Hoy, un carcinoma alcanzado a tiempo se cura”, define Bianconi.
Las farmacéuticas también más cerca
El progreso de los tratamientos targets impulsó saltos similares en las farmacéuticas: cientos de drogas están involucradas en el desarrollo de terapias dirigidas contra las mutaciones genéticas identificadas y en pos de tratar de reactivar el sistema inmunológico. Nuevos biomarcadores están permitiendo a los médicos identificar y rastrear las células cancerosas.
¿Lo nuevo? impulsado por el experto Mehmet Toner, ingeniero biomédico y director de un equipo respaldado por SU2C, ha diseñado y construido un chip inteligente capaz de atrapar las células tumorales circulantes (CTC) en una muestra de sangre. Muchos tumores liberan células en el torrente sanguíneo; un CTC puede evitar que éstas células “aniden” en otro órgano y comiencen a crecer para formar una metástasis. Las células separatistas no son fáciles de ver, pero detectar su presencia es fundamental para detener su propagación.
El papel del CTC como cazador también se está aplicando para el cáncer de pulmón, donde las mutaciones pueden ayudar a dirigir las terapias nuevas y poderosas para ver cómo los CTC cambian y evolucionan a lo largo del tratamiento. Con otros tipos de cáncer, como el cáncer de páncreas, donde actualmente no existen mutaciones que pueden tenerse en cuenta, los CTC se están analizando para ver si se pueden revelar nuevas vulnerabilidades en las células tumorales
La industria farmacéutica, a pesar de los avances logrados, aún tiene una tasa de fracaso del 95% en los nuevos productos, y en la mitad de los ensayos en fase III (el último paso antes de la aprobación) todavía no es suficiente. “Si tengo 100 medicamentos diferentes que se pueden utilizar en combinación, entonces 100 veces 100 es 10.000. No se pueden hacer 10.000 pruebas “, dice Sharp.
Prevención, la gran puerta del cambio
“Se han desentrañado muchas vías por las cuales un tumor crece y da metástasis. Ese conocimiento, en vez de ser privativo o secreto, se comunica y se logra conocer la historia natural. Esto es como un rompecabezas. Una vez que sabemos qué está pasando, podemos tratar racionalmente y prevenir”, explica el médico oncólogo Gustavo Yankilevich.
Hay otras cuestiones en torno a la prevención y detección temprana. Por ejemplo, en el caso de pacientes genéticamente predispuestos a contraer cáncer de mama, ¿qué pasa con las mujeres de la familia?
En la actualidad, hay 94 millones de ex fumadores en los EEUU, todos con un riesgo elevado de padecer cáncer. Someter a cada uno de ellos a un TAC anual alcanzaría las primeras etapas de cáncer de pulmón, y reducir la mortalidad de la enfermedad tal vez un 20%. Teniendo en cuenta que hay 175.000 nuevos cánceres de pulmón diagnosticados cada año, se trata de muchas vidas.
También se está desarrollando un simple análisis de sangre capaz de identificar un marcador de proteína que podría, cuando se utiliza en combinación con modelos de imágenes de diagnóstico y riesgo, detectar el cáncer de pulmón antes de lo que se encuentra normalmente.
“Se necesitan presupuestos grandes porque se investigan millones de terapias targets para que una funcione. Esa que funciona hace la diferencia. Lo importante para la gente es entender que, si bien las respuestas son complejas, hay equipos que están trabajando duro para llegar a la cura; y que los costos de los targets se van a reducir para que todos puedan acceder a los tratamientos”, agrega la Dra. Maria Inés Bianconi.
“Me interesó, al leer la nota de Time, ver que ‘hay equipo’ y que cada uno de los jugadores hace su aporte para el conocimiento de todos. Sin embargo, si no está financiado, si el Estado está ausente, si las compañías no colaboran y el sentido humanitario no existe, entonces no resulta, “ explica el Dr . Dr Gustavo Yankilevich.
Pero el cambio hacia “la ciencia equipo” es firme. Cuando se examinó por primera vez la estructura del equipo de SU2C, uno de los MD líderes se mostró escéptico. “Mi sensación era que se trataba de la ingenuidad de un grupo de ejecutivos de Hollywood, pero hoy retiro lo dicho”, comenta.
Ahora, el mundo entero necesita de un “final feliz”, como en las películas edulcoradas. Ya llega.