El Departamento de Estado del país norteamericano, aprovecha las redes sociales para amplificar sus mensajes y combatir ideologías extremistas.
Twitter, Facebook o Instagram, cualquieras de esas cuentas y en cualquier idioma, sirven para que la diplomacia digital de EE UU, siga siendo parte de su estrategia con el fin de contribuir a la resolución de crisis como la de Ucrania o compartir ideas que favorezcan la igualdad de todos los ciudadanos en un determinado país.
Tienen en total cerca de 2,5 millones de seguidores. 800.000 en Twitter y cerca de medio millón en Facebook . Según explicó Doug Frantz, vicesecretario del Departamento de Estado para Estrategia Digital, son “una herramienta genial para amplificar nuestros mensajes”.
“Más de la mitad de la población mundial es menor de 30 años y viven en Internet”, reconoció Evan Ryan, vicesecretaria del Departamento para Educación y Cultura. “Nuestro éxito depende de que contribuyamos a un mejor entendimiento entre todas las comunidades aprovechando los medios digitales”.
Ryan cree que los intercambios de información con los usuarios de las redes sociales permiten a EE UU conectar con ciudadanos de otros países y contribuyen a que éstos “comprendan en qué consiste nuestra misión”. Además dijo que “esos intercambios se convierten en diplomacia a largo plazo”.
Dicha estrategia surgió en la campaña electoral del presidente Obama en 2008, de su trabajo como organizador comunitario en Chicago, mucho antes de entrar en política. “Él comprendió que el mejor punto de partida es una estrategia que dé poder a los ciudadanos dentro de sus propias sociedades para provocar el cambio que deseaban”, explicó Macon Phillips, coordinador de los Programas Internacionales de Información en el Departamento de Estado.
“Todavía podemos mejorar mucho a la hora de poner un rostro más humano a nuestro contenido online, ya que nos dirigimos directamente a los ciudadanos”, dice Phillips, aunque admite que el equilibrio de esta estrategia con una institución de más de 12.000 empleados “provoca verdadera tensión”.
Sin embargo, Frantz, antes periodista de The Washington Post, explica que aún no se ha establecido un control burocrático de lo que puede publicar el secretario Kerry o cualquiera de los embajadores en sus cuentas correspondientes. Por lo que el uso indiscriminado de estas redes sociales supone riesgos importantes para el país.
Por ejemplo, uno de esos errores lo cometió el embajador estadounidense en Ucrania, Geoffrey Pyatt, que tuvo que eliminar un mensaje porque el autor, un periodista, aseguraba que la Casa Blanca había acusado a Rusia de filtrar el vídeo en el que la enviada de EE UU a Kiev afirmaba “que le den a la UE”.
“Tenemos que decirles que salgan ahí fuera y asuman riesgos pero de manera responsable, así podemos estar preparados”, explicó Frantz. Las directrices para este tipo de mensajes son las mismas que las de la diplomacia tradicional: “Deben conocer y considerar la cultura del país donde se encuentran y saber que, cualquier cosa que digan en una red social, se la están diciendo al mundo entero”.
“Tenemos que crear una cultura que les permita moverse con rapidez y que a la vez sea suficientemente colaborativa como para que nuestros empleados puedan pedir ayuda”, aseguró Phillip.
El Departamento de Estado ha pasado de la creación de cuentas en Twitter en diferentes idiomas a una estrategia aún más directa. Kerry se reunió en China con varios blogueros. Esta semana, Ryan participó en un chat online con un super héroe musulmán dentro del marco de la Conferencia Internacional del Cómic de San Diego.
La reunión de Kerry con los blogueros chinos es defendida por el Departamento de Estado como una oportunidad para demostrar que el acceso libre a Internet favorece a los ciudadanos y a sus países. “Si eres China, Rusia o Cuba y quieres cerrar la red, estás abocado al fracaso”, añadió Frantz. “Antes o después vas a salir perdiendo”.