La familia de la nena santiagueña detenida por no usar barbijo vive con miedo por las amenazas e intimidaciones

A casi tres meses del episodio que tuvo como protagonista a Erika, la menor de 10 años, sus padres denuncian el asedio al que están siendo sometidos.

Si en un pueblo detienen a una nena de 10 años por no usar barbijo, eso nos dice que allí pasan muchas cosas más. Esa brutalidad que ocurrió a principios de enero en Brea Pozo, un pueblo de Santiago del Estero, prueba que como ocurre en otras provincias como Formosa, la cuarentena es solo una excusa para dar rienda suelta a los abusos policiales.

La detención de Erika es solo la punta del iceberg de un sistema inveterado que avasalla en forma sistemática a los derechos humanos. Lo hizo con la arbitraria detención de la menor. Y lo sigue haciendo. Escuchen esto: si bien el jefe policial a cargo del operativo fue separado de su cargo, la familia no deja de sufrir. En su momento, el secretario de Seguridad de la provincia, Marcelo David Pato, difundió un comunicado en el que contradice la versión de la familia. Además, acusaron a los padres de violar los derechos de niños, niñas y adolescentes por difundir las fotos de la nena en la dependencia policial.

Aunque el jefe policial, Adrián Argañaraz, intentó justificarse y les dijo a los papás de Érika que solo la quería “asustar, para que tome conciencia”, la indignación fue incontenible y así se vio reflejado en el posteo que la mamá subió a las redes sociales.

“Mi hija tiene miedo. Quiere irse del pueblo”,

Desde que el escándalo se hizo público son amenazados sistemáticamente. Por teléfono, por WhatsApp y personalmente con camionetas que desfilan desafiantes por la puerta de su casa. También los atacan económicamente, la familia denuncia que ya perdió varias ayudas sociales de las que eran beneficiarios. “Diez años tiene mi niña, traumada de por vida, firmando su libertad. Ni los oficiales que se encontraban ahí podían creer lo que hacía el jefe, nadie sabía como proceder, nos quería hacer firmar mentiras que él mismo inventaba y con amenazas quiso detener a mi esposo” relató la mamá de Erika.

Y el último mensaje (que ya fue denunciado a la Justicia) le podría haber costado la vida. El 23 de marzo los Peñaloza iban a concurrir al pediatra con sus 4 nenas. A último momento se canceló la cita y en consecuencia, Marcelo, el padre de la familia se fue a trabajar. A pocas cuadras de la casa la rueda de atrás de su auto se desprendió y terminó en la banquina.

Solo por suerte no le pasó nada. Pero el accidente era más alarmante de lo que cuento. Llevaba un mensaje implícito. El mecánico comprobó que los bulones de la rueda habían sido aflojados. Esta vez las amenazas habrían pasado a ser parte de la realidad. Hoy la familia Peñaloza se siente acorralada. Tienen miedo. Están pensando irse del pueblo antes de que pase algo más grave.