En Alemania, cerca del Parlamento, existen empresas, fundaciones y demás asociaciones que actúan donando dinero para conseguir que una determinada ley beneficie sus intereses.
La sede del actual Parlamento alemán, el histórico edificio del Reichstag, está rodeado de 5.000 empresas, fundaciones, asociaciones económicas y demás agrupaciones privadas con tienen un gran poder de influencia en las decisiones que toma el poder legislativo alemán. No se sabe exactamente cuántas son, no hay ningún registro que las controle.
“Después de analizar y contabilizar todas las donaciones, llegamos a la conclusión de que tres cuartas partes del dinero que las empresas dan a los partidos no sale a la luz”, dice Christina Deckwirth es una de las dos personas responsables de la oficina en Berlín de LobbyControl, una asociación privada en contra del aumento de la transparencia en la política alemana.
El Grupo de Estados Contra la Corrupción fue creado por los 47 países miembros del Consejo de Europa para controlar que se respeten una serie de estándares anticorrupción. Pero Alemania, no está cumpliendo con esas condiciones y en el informe del 2012 se destacó la financiación de los partidos políticos. Entre las recomendaciones del Grupo se encuentran la de “rebajar el umbral de 50.000 euros para la divulgación inmediata (…) de donaciones hechas a partidos políticos; prohibir las donaciones anónimas”.
En Alemania, obligatoriamente los partidos deben hacer públicos en la web del Parlamento las donaciones que superen los 50.000 euros. “Entre los 10.000 y 50.000, en cambio estas se pueden publicar únicamente en los libros de contabilidad de cada partido. Y lo hacen de forma despiezada, lo que dificulta enormemente la posibilidad de concretar exactamente las cantidades”. “Además, estas cuentas salen medio año después de haberse realizado. Así pues, por ejemplo, aún vamos a tener que esperar a primavera para saber el dinero que se donó durante las elecciones federales del pasado mes de septiembre”. Por debajo de los 10.000 euros es imposible saber de dónde procede el dinero.
Luego de las elecciones que ganó Angela Merkel, el partido que ella dirige, la Unión Democrática Cristiana (CDU), recibió 690.000 euros de los accionistas mayoritarios de BMW. Además la Patronal de la Industria Metalúrgica y Eléctrica de Baviera, donó 565.000 euros a la Unión Socialcristiana del mismo Estado, la CSU, el partido hermanado al de Merkel en esta región. “La entrega de grandes cantidades de dinero cerca de las elecciones no es ninguna novedad, pero parece que las empresas se están volviendo cada vez más precavidas. Es la primera vez que se realizan tantas donaciones justo después de las elecciones”, añade la responsable en Berlín de LobbyControl.
Según los datos de 2011 de esta organización, únicamente el 3,4% de todas las donaciones a partidos políticos superó la barrera de los 50.000 euros. Y el 22,9% se quedó entre esta cifra y los 10.000. Por tanto, el resto de donaciones, es decir, el 73,7%, fueron completamente opacas, al no rebasar el mínimo necesario para tener que ser declaradas. Y este no es el punto más oscuro del asunto.
Otro de los aspectos negativos que el GRECO destaca de Alemania es no haber ratificado la Convención contra la Corrupción de Naciones Unidas. Es el único país del G-20 que se negó a hacerlo, además de Japón. A escala internacional esto le sitúa a la misma altura que países como Barbados, Guinea o Sudán
“La falta de una legislación para castigar los sobornos a los diputados es la principal razón por la que Alemania no quiere ratificar esa Convención”, dice Christian Homburg, el director de la oficina de TI en Alemania. La clase política dice que si se penalizan estos casos, muchos diputados verían manchada su imagen por sospechas o acusaciones sin fundamento. “En todos los países hay corrupción que se desconoce, no solo en Alemania”, asegura Homburg. Según la Oficina Federal de Investigaciones Criminales, se barajan cifras entre un 80 y un 95% de corruptelas que siguen sin hacerse públicas.