Buena Vibra entrevistó a Carlos Damín, jefe de Toxicología del Hospital Fernández y presidente de FundarTox, para conocer el panorama del uso y abuso de sustancias en Argentina hoy. El rol del Estado y la Familia, y la demanda urgente de acciones concretas por parte de los adultos y los funcionarios públicos.
¿Cuáles son las sustancias que más preocupan en Argentina?
Por suerte tenemos algunas diferencias con el mundo, y me refiero sobre todo a Europa y a Estados Unidos, y no a Asia, África o Argentina. En el el mundo están muy preocupados por el consumo de opioides. Empezó a notarse un movimiento en favor del uso de opioides, los derivados de la morfina, y es un problema grave. En nuestro país no tenemos heroína, pero sí hay en Montevideo. Para nosotros, el problema sigue siendo el consumo masivo de alcohol. Somos el tercer país consumidor de alcohol de toda América, después de Canadá y Estados Unidos. Consumimos más alcohol que todo el resto de América Latina.
El consumo de alcohol por parte de los adolescentes es un problema grave. Vamos a tener un serio problema dentro de unos años por el efecto neurológico del alcohol asociado al modo en que se lo consume. Hay una práctica conocida como “Binge Drinking”, que consiste en que los chicos no toman durante la semana pero se intoxican gravemente los fines de semana. Eso genera una alteración neurológica a largo plazo inevitable.
¿Qué efectos produce el acohol en los adolescentes y jóvenes?
Numerosos estudios han demostrado la aparición de un importante daño inflamatorio cerebral apoyado, además, por el hallazgo de un aumento de la muerte celular en regiones del neocortex, hipocampo y cerebelo, que originarían alteraciones del comportamiento cerebral a largo plazo y que afectarían a los procesos cognitivos y motores.
Además, debido al desarrollo evolutivo propio de la edad, las funciones cognitivas de los chicos aún no están maduras y por eso el consumo de alcohol conlleva riesgos mucho mayores a los que enfrenta un adulto.
Por ejemplo, el hígado de un chico o una chica no está preparado para metabolizar el alcohol hasta los 18 años. A su vez, el alcohol debilita el sistema inmune de los chicos, lo que hace que sus organismos sean más vulnerables a todo tipo de enfermedades.
El alcohol tiene la propiedad de modificar la conciencia, el ánimo y la percepción de quién lo consume. Hace más lenta la actividad cerebral, alterando el estado de alerta, de coordinación física y tiempo de reacción. Luego, una vez en la sangre, el alcohol se distribuye por todo el organismo, afectando de forma especial a la actividad del cerebro.
La euforia y la desinhibición inicial proporcionada por el alcohol va seguida luego de sueño y cansancio, descoordinación, alteración de la atención, la memoria y la percepción; en consecuencia, de la reducción del rendimiento intelectual y físico.
¿Qué observan como tendencia en el consumo de drogas ilegales?
Hemos visto un aumento sostenido del consumo de sustancias sintéticas. Me refiero a las anfetaminas, las metaanfetaminas y el éxtasis, y a lo que viene acompañando a estas sustancias, porque gran parte de ellas se adulteran con otras sustancias, llamadas catinonas, que producen un efecto mucho más nocivo que las anfetaminas y el éxtasis.
La gente no lo sabe, pero con la catonina las adulteran para abaratarlas y los cuadros que vemos en el Hospital Fernandez son realmente mucho más graves.
La cocaína se ha mantenido estable en el tiempo. En los últimos 8, 10 años, no ha variado el consumo, pero sí el de marihuana. Pegó un salto muy grande, del 300%, entre los adolescentes en los últimos 7 años. Y creció el consumo de marihuana en edad escolar. Esto nos alarma y nos urge a tomar alguna medida al respecto, a implementar acciones diferentes a las que hemos estado haciendo, porque eso no ha funcionado y nos ha llevado hasta acá.
¿Cómo ves el fenómeno del “último primer día”, donde los chicos que egresan del secundario se emborrachan la noche anterior como un rito de despedida del colegio?
Con respecto a los fenómenos sociales, como esto del “último primer día”, creo que es la consecuencia lógica de cómo la familia ha banalizado y subestimado el efecto del alcohol. La familia lo ha naturalizado tanto que es la proveedora del alcohol: da el dinero o compra la bebida o facilita el hogar para hacer la previa, por ejemplo
Y “el último primer día” es algo muy particular: los padres son concientes de que ésto va a ocurrir y, lamentablemente, se van conectando e involucrando pero no para evitarlo sino simplemente para que esté organizado.
Por ejemplo, se ponen de acuerdo para que “el último primer día” no vayan al colegio, porque los colegios no les permiten ingresar alcoholizados, o encuentran formas de subyugar los efectos con desayunos y otras cosas, pero no hacen lo que hay que hacer, que es evitar que eso ocurra. Me parece que nosotros debemos cambiar algo, los adultos, la familia. Los chicos hacen lo que los padres hacen, y no lo que los padres dicen.
Los chicos van copiando conductas y no ven en general una familia que se cuide. No ven una familia con hábitos saludables como bandera, como estandarte, como algo positivo, como algo a tener en cuenta.
Ven conductas de riesgo en el adulto y las imitan. Ven que el padre consume alcohol y maneja el auto, o que el padre evade los controles de velocidad o cumple sólo para evitar la multa, pero no porque crea y transmita que el control es bueno para el cuidado de la salud y la vida, y que está bueno que exista ese límite que me cuida.
En los tiempos que corren aquí, en Argentina, la vida no es algo a cuidar, no es un valor real a proteger. Hay otras cosas que parecieran ser mucho más importantes que cuidar la salud y cuidar la vida. Y ésto es lo que los chicos van mamando y repiten esas formas, esos modelos.
Con el “último primer día” y otros ritos, ésto va agravándose y lo que vemos en el hospital son muchas consultas por intoxicación, ya sea porque los padres los llevan o porque la escuela llama al SAME. Es una moda muy preocupante. Está naturalizado y eso es grave.
El alcohol tiene la propiedad de modificar la conciencia, el ánimo y la percepción de quién lo consume. Hace más lenta la actividad cerebral, alterando el estado de alerta, de coordinación física y tiempo de reacción. Luego, una vez en la sangre, el alcohol se distribuye por todo el organismo, afectando de forma especial a la actividad del cerebro.
La euforia y la desinhibición inicial proporcionada por el alcohol va seguida luego de sueño y cansancio, descoordinación, alteración de la atención, la memoria y la percepción; en consecuencia, de la reducción del rendimiento intelectual y físico.
¿Ocurre algo similar con las previas o las juntadas antes del boliche?
Sí, y también están los padres ahí, habilitando. En las previas se usa alcohol y algo de marihuana. Y estamos viendo mucho consumo de éxtasis, o lo que los chicos creen que es éxtasis y, como decíamos, tiene mucho de catinona, grupo de sustancias químicas que tienen un efecto mucho más potente, que le sirve a los traficantes para adulterar el éxtasis porque es más barato.
Muchas veces genera problemas cardíacos y pueden provocar cuadros realmente graves o fatales. Estamos viendo mucho los domingos, porque son días que se hacen muchas fiestas electrónicas, y aparecen cada vez más casos de este tipo de intoxicación.
¿Qué pasa con la marihuana y qué opinás del modelo uruguayo de legalización de esta sustancia?
El consumo de marihuana creció mucho y se fuma en edades cada vez más tempranas. Creo que faltan campañas de concientización, que el Estado asuma el rol de educar y prevenir, informando riesgos y aclarando por qué es nocivo el consumo de sustancias.
Respecto a la legalización, yo creo que no aumenta el consumo. Legalizar como lo hicieron algunos estados norteamericanos u Holanda no me parece piola, no ayudó. Yo me inclino más por el formato uruguayo de regulación, y creo que esa decisión debe estar acompañada de una fuerte prevención.
Si vos permitís la venta pero en ningún lado decís que es dañino consumirla, es un pésimo escenario. Creo que somos todos grandes y que a la sociedades no hay por qué restringirles cosas que afectan solamente al individuo y que están reservadas al artículo 19 de la Constitución Nacional.
Lo que tenés que hacer, como Estado, es tener un rol fuertemente activo, marcando y formando respecto a lo que es bueno y lo que es malo. Entonces, si regulás la marihuana y salís a hacer buenas campañas de prevención en el consumo, tratando de disminuirlo, mostrando lo nocivo que es fumar marihuana y tratando de promocionar hábitos saludables, menos gente va a elegir fumar.
Mi duda es si en una sociedad quebrada, con un tercio de gente en la pobreza y crisis en la educación, no es soltar al lobo en el gallinero…
Cuando nosotros nos ponemos como una parte de las sociedad donde juzgamos que algunos pueden y otros no pueden, creo que no estamos siendo justos en la evaluación. Siempre pensamos qué es lo mejor para los que no pueden pensar o para los que son de las clases más desfavorecidos.
Pero a mí me parece que el Estado está obligado a hacer prevención y, si no lo hace, hay que reclamar que lo haga. No hacer que prohíba cosas para suplir lo que no hace. En realidad, las prohibiciones no funcionan. Yo creo que lo que hace la regulación es desinflar el mercado.
¿Qué consiguió Uruguay regulando la marihuana?
Le pincharon el negocio al tráfico y la venta callejera. ¿Para qué vas a comprar en la villa si podés ir a la farmacia y lo que comprás tiene alguna vigilancia del Estado? Cuando prohibís no tenés un beneficio positivo. ¿Alguien en la Argentina cree que alguien no fuma marihuana porque está prohibido? No, para nada, fuma el que quiere. No es que porque está prohibido que la gente no lo fuma. Además, se consigue cualquier droga ilegal porque el mercado negro es muy fuerte. No es ese el camino.
Yo creo que el camino es convenciendo a la gente de que tiene libertad de elegir y que lo que debería elegir siempre es cuidarse. Y para eso hay que hacer una inversión muy grande en prevención.
Cuando ves que, en el mundo Occidental, el 95% del presupuesto destinado al tema sustancias se destina a la lucha contra el narcotráfico y sólo el 5% a la prevención, te das cuenta que le estamos haciendo el negocio a alguien. Si se dedicara el 50% y 50%, entonces se consumiría menos y le arruinarías el negocio a esta gente
Cada vez que se incauta mucho, lo que lográs es que aumente mucho el precio de esa sustancia. Nadie racional podría pensar que vamos erradicar la marihuana o la cocaína luchando contra el narcotráfico. Estados Unidos es el país que más invierte en la lucha contra el narcotráfico y nadie consume tantas sustancias ilegales como los norteamericanos.
Hay que reducir la demanda: eso achica el negocio. Si seguimos invirtiendo mal el dinero, nos va a seguir yendo mal.
Cada año se habla de los casos de burundanga. ¿Hay muchos casos? ¿Es cierto o es mito?
Claro que la burundanga existe, pero los casos que se atribuyen a la burundanga son más periodísticos que reales, porque en realidad lo que hay detrás es otras sustancias. Lo que suele haber detrás son otros cuadros de “sumisión química”, que tienen que ver en general con mezclas de alcohol y benzodiacepinas.
Son los medicamentos que en general se usan para dormir, hipnóticos (del tipo del midazolan, las soplicona, del solbiden), que producen en 20 minutos, media hora, el sueño profundo de una persona y, a partir de ese momento, se puede hacer lo que quieras con ella porque hay una coaptación de su voluntad.
La burundanga es muy fácil de diagnosticar porque el efecto dura alrededor de 5 horas y, a la vez, puede generar también cuadros de euforia. Por eso hay otras sustancia atrás. El SAME casi no tiene reportes de burundanga: tiene reportes de intoxicaciones por otro tipo de hipnóticos.
¿Qué hacer con los chicos?
Yo creo que a los chicos hay que informarlos sin asustarlos. Decirles la “droga te mata” no sirve porque ellos saben que los chicos no se mueren fácilmente con las drogas, y entonces dejan de creer. Hay que darles buena información con respaldo científico, información seria y creíble.
Creo, además, que necesitamos generar un cambio cultural en los padres. Es clave que los padres aprendan a cuidarse y que los chicos vean ese ejemplo. Si los padres se cuidan, los hijos aprenden a cuidarse. Tiene que ser algo activo y concreto de parte de los padres.
Tienen que hacerlo y poner énfasis en la transmisión de esa conducta: enseñar en hechos cotidianos el valor del cuidado de la salud. Enseñar haciéndolo ellos.
Los papás tienen una tendencia a querer que los chicos sean grandes rápido, pero los chicos son chicos y el alcohol no se puede tomar hasta los 18 años -y si se retrasa aún más mejor- porque produce alteraciones irreversibles en las neuronas, produce alteraciones irreversibles en el cerebro. Por eso está prohibido.
¿Qué diferencias existen en los distintos niveles socioeconómicos en relación al consumo de sustancias?
Hay diferencias en los sectores sociales respecto a este tema. La cerveza atraviesa a todos. El vino, el tetrabrick, es fuerte en el nivel socioeconómico más bajo. En los más altos, champagne, vodka y tequila, y el Fernet también se ve de los más bajos a los medios. Esto cambia un poco según la zona geográfica, pero no es para minimizar porque es la bebida con más graduación alcohólica que tenemos en el país.