Vivir rodeado de naturaleza frena el deterioro cognitivo asociado a la edad, según un estudio coordinado desde Barcelona.
Vivir en vecindarios más verdes se asocia con un deterioro cognitivo más lento en personas mayores, según un estudio liderado por el Instituto de Salud Global (ISGlobal) de Barcelona que ha hecho un seguimiento a 6.500 personas de entre 45 y 68 años en Reino Unido durante 10 años.
Aunque ya se sabía que el contacto con la naturaleza tiene efectos beneficiosos para la salud, el nuevo estudio del ISGlobal sugiere que también podría desempeñar un papel positivo contra el declive cognitivo en personas mayores.
La investigación, que publica la revista Environmental Health Perspectives, muestra que la pérdida en las funciones cognitivas esperada como parte del proceso de envejecimiento es ligeramente más lenta en personas que viven en vecindarios más verdes.
En tres momentos diferentes a lo largo del estudio, los participantes completaron una batería de los test cognitivos que evaluaron su razonamiento verbal y matemático, su fluidez verbal y memoria a corto plazo, así como el declive en todas estas funciones a lo largo de los años. El espacio verde en el vecindario de cada participante se estimó utilizando imágenes vía satélite.
“Existen evidencias de que el riesgo de demencia y deterioro cognitivo puede ser influido por la exposición a amenazas ambientales relacionadas con el entorno urbano, como la contaminación del aire y el ruido, y por el estilo de vida, con factores como el estrés o el comportamiento sedentario”, ha señalado la investigadora del ISGlobal Carmen de Keijzer.
“Por el contrario -ha añadido- también se ha sugerido que vivir cerca de espacios verdes incrementa la actividad física y la vida social, reduce el estrés y mitiga la exposición a la contaminación atmosférica y al ruido, pero los estudios sobre las posibles relaciones entre exposición a espacios verdes y el declive cognitivo en personas mayores todavía son escasos”.
“Nuestros datos muestran que la disminución en los resultados de los test cognitivos a lo largo de los 10 años de seguimiento fue un 4,6 % menor en los y las participantes que vivían en vecindarios más verdes”, ha resumido la investigadora.
Según De Keijzer, “es interesante señalar que las asociaciones observadas fueron más fuertes entre las mujeres, lo que hace pensar que estas relaciones podrían estar influenciadas por el género”.
La investigadora ha recordado que en el año 2050 la proporción de personas de más de 60 años en el mundo se habrá duplicado con respecto a la de 2015, “y las predicciones apuntan a un aumento de los casos de demencia a un ritmo similar”.
“Aunque las diferencias en el declive cognitivo observadas en nuestro estudio son modestas a nivel individual, cuando se consideran a nivel poblacional son mucho más significativas”, ha agregado el investigador de ISGlobal Payam Dadvand.
Según Dadvand, “estos resultados pueden constituir una base científica para implementar intervenciones específicas para desacelerar el deterioro cognitivo en personas mayores residentes en áreas urbanas y, de este modo, mejorar su calidad de vida”.