La justicia chilena dice ahora que el presidente Frei no fue envenenado por Pinochet

La Corte de Apelaciones revoca las condenas impuestas hace dos años por el magnicidio.

Giro de 180 grados en la causa por la muerte del presidente Eduardo Frei Montalva, que gobernó Chile entre 1964 y 1970. Tras considerar que el emblemático político democristiano fue asesinado en 1982, condenando a seis personas por el crimen, ahora la justicia absuelve a los implicados y entiende que el fallecimiento se debió a una complicación postoperatoria, tal y como se había creído durante años.

La Corte de Apelaciones de Santiago decidió este lunes revocar el fallo del magistrado Alejandro Madrid que en enero de 2019 condenó a esas seis personas como autores o cómplices del magnicidio: cuatro médicos, un agente de inteligencia y el chófer de Frei, sobre los que recayeron entre tres y diez años de cárcel y que ahora han resultado absueltos.

No obstante, la decisión final tendrá que tomarla la Corte Suprema, pues la familia del expresidente se mostró en desacuerdo con la sentencia y este mismo lunes anunció que recurrirá a la máxima instancia judicial del país. “Apelaremos este fallo porque desconoce la prueba recabada y rendida durante la instrucción del proceso en orden a demostrar que el presidente Eduardo Frei Montalva fue asesinado mediante una compleja trama de inteligencia de la dictadura cívico militar de la época para generar las condiciones que hicieron posible su homicidio”, declaró a través de un comunicado Carmen Frei, una de las hijas del exmandatario y vicepresidenta de la Democracia Cristiana, actualmente en la oposición.

“Es claro que mi padre no falleció por complicaciones médicas como se afirma en el fallo, sino por actuaciones dolosas concretas, desplegadas por sujetos determinados, entre los cuales se cuentan al menos tres agentes de los organismos de inteligencia de la dictadura”, agregó la hija.

En la misma línea, otro de los hijos del exmandatario, el expresidente Eduardo Frei Ruiz-Tagle (1994-2000), aseguró en una declaración que la familia seguirá haciendo “todo el esfuerzo y las acciones necesarias que correspondan para que se demuestre ante la justicia el asesinato de un expresidente de la República”. Y añadió que mantiene su “absoluta convicción de que Frei fue asesinado y lo hago basado en los hechos y la larga investigación que se ha realizado“.

El ejecutivo derechista de Sebastián Piñera no descarta recurrir también la sentencia. “El gobierno ha estado comprometido con la verdad en este caso desde siempre y por eso que se hizo parte en una querella criminal en el primer gobierno del Presidente Piñera”, indicó su portavoz, Jaime Bellolio.

El principal condenado –ahora absuelto-, en calidad de autor material del homicidio fue el médico y coronel del Ejército, Patricio Silva Garín, que falleció a los 90 años, unos meses después de aquella sentencia y siempre negó el magnicidio. Silva, que fue sentenciado a diez años de cárcel, era una persona de confianza de Frei, pues había sido viceministro de Salud durante su gobierno. “Se murió por una enfermedad que no se pudo arreglar”, manifestó Silva tras la condena.

Frei murió el 22 de enero de 1982 en un hospital de Santiago a los 71 años, después de sufrir una extraña infección; la causa oficial del fallecimiento fue shock séptico. El exmandatario había sido operado por Silva de una sencilla hernia de hiato el 18 de noviembre de 1981, recibiendo el alta médica, pero quince días después la infección obligó a su reingreso hospitalario y, a pesar de ser sometido a varias intervenciones, acabó muriendo.

La hipótesis de la familia y del fallo ahora anulado por la Corte de Apelaciones es que Frei murió envenenado durante la primera operación por alguno de los productos químicos que está comprobado que, para eliminar a determinados opositores, elaboraban los servicios secretos de la dictadura del general Augusto Pinochet (1973-1990), quien habría dado la orden para eliminar al líder democristiano.

Entre los condenados y ahora absueltos también figura el chófer de Frei, Luis Becerra, que habría informado a los servicios de inteligencia de todos los movimientos del expresidente; así como dos médicos que llevaron a cabo una rápida e inusual autopsia en la misma habitación donde falleció el político democristiano, supuestamente para eliminar cualquier vestigio de la sustancia química con que habría sido envenenado.