La ley de glaciares demora inversiones mineras por u$s 18.000 millones

El Gobierno presentó el mes pasado el Inventario Nacional de Glaciares, a fin de lograr mayores certezas para interpretar la Ley 26.639, conservar las reservas de agua del país y al mismo tiempo impulsar la minería.

Con la finalización del Inventario Nacional de Glaciares, el Gobierno nacional avanzó con el cumplimiento de la Ley 26.639 de Presupuestos Mínimos para la Preservación de los Glaciares y del Ambiente Periglacial, que fue sancionada en 2010 con el objetivo de conservar las reservas estratégicas de agua del país. Si bien es un paso importante, no deja de ser solo un paso.
La creación de ese documento, que llevó a cabo el Instituto Argentino de Nivología, Glaciología y Ciencias Ambientales (IANIGLA), estaba prevista en el tercer artículo de la norma. Al asumir Mauricio Macri como presidente, en diciembre de 2015, apenas se había relevado un 10% de los recursos hídricos del país.
Entre otros datos, se pudo confirmar que la Argentina es el segundo país de América del Sur (después de Chile) en términos de extensión de sus glaciares, y se ubica entre los 15 con mayor superficie de hielo en el mundo. Lo que resta hacer, ahora que sí se completó en un 100% el listado, es definir cuáles son las geoformas existentes que actúan o no como reservas de agua “para su adecuada protección, control y monitoreo”, según establece la Ley.
“La Ley de Glaciares dice que se debe proteger todo glaciar y todo ambiente periglaciar que contribuya estratégicamente a sostener nuestras reservas hídricas; por lo tanto, sí se puede hacer minería en los periglaciares que no proveen de recursos a una reserva estratégica, y eso es lo que tenemos que asegurar que se cumpla”, señalaba el ex ministro de Energía y Minería, Juan José Aranguren, al término de la presentación del Inventario, a mediados de mayo en la Casa Rosada.
El acto fue encabezado por su par en Ambiente y Desarrollo Sustentable, Sergio Bergman, cuya cartera oficia como autoridad de aplicación de la Ley, y por el jefe de Gabinete, Marcos Peña; en tanto Aranguren y gran parte del ala de Minería de su Ministerio, integraron el auditorio del Salón Pueblos Originarios, en representación de los intereses del sector que busca resolver las limitaciones que la norma impone para el desarrollo de grandes yacimientos metalíferos.
Según el presidente de la Cámara Argentina de Empresarios Mineros (CAEM), Marcelo Álvarez, los proyectos mineros más importantes en cuanto al volumen de inversión inicial, creación de empleos y proveedores, además de los ingresos por impuestos y la generación de divisas por las exportaciones, que están en carpeta e incluso muchos ya fueron factibilizados, dependen en su mayoría de las especificaciones que se reclaman acerca de la suficiencia hídrica de las geoformas que fueron relevadas en el Inventario. “Solo los emprendimientos que están impactados por la Ley de Glaciales implicarían 18.000 millones de dólares de inversión”, precisa Álvarez, en diálogo con 3Días.

Zona gris

Al contrastar los datos de la Secretaría de Minería de la Nación con los de la entidad empresaria, se deduce cuáles son las principales iniciativas puestas en duda. El elenco incluye a los proyectos cupríferos Altar y Pachón, al igual que Pascua Lama y Los Azules, que además de cobre tienen oro y plata, y también, Del Carmen y Constelación, todos en la provincia de San Juan. En tanto, la potencial mina Agua Rica, en Catamarca, también podría integrar ese conjunto, aunque desde el Gobierno provincial descartan que su futuro desarrollo afecte alguna reserva hídrica.
No son la mayoría, pero sí se trata de los emprendimientos que explican los mayores volúmenes de inversiones programadas por el sector. De hecho, la CAEM este año debió dar marcha atrás con el plan “Desafío 2021”, que había anunciado en 2016 y tenía previsto desembolsos por u$s 20.000 millones en seis años. Para alcanzar esa meta, ya debería haberse iniciado la construcción de los más importantes, y ni siquiera fueron confirmados.
“Un solo proyecto de cobre en la cordillera equivale a todos los de litio que se llevaron adelante estos últimos dos años”, compara Álvarez, quien además es Country Manager de la canadiense Goldcorp, operadora del yacimiento de oro Cerro Negro, en Santa Cruz.
En tanto, el presidente del Servicio Geológico Minero Argentino (Segemar), Julio Río Gómez, sostiene que la falta de certeza con relación al aporte de agua real de las geoformas relevadas genera un impacto en la actividad minera que es difícil de cuantificar. “Se han frenado muchos miles de dólares de inversión no porque estén los proyectos afectando a un cuerpo hídrico específico, sino porque ante está zona gris de indefinición, las empresas no están dispuestas a invertir”, indica el titular del organismo estatal a 3Días.
De igual modo, Álvarez destaca que una de las razones que explican por qué no ha llegado toda la inversión que se esperaba estos últimos dos años para el sector, está vinculada a la falta de definiciones en cuanto a la seguridad jurídica que se tiene que dar con algunas leyes. “Es lo que pasa con la de Glaciares, que es fundamental para generar previsibilidad en proyectos de largo plazo”, sentencia.
En tanto, Sergio Bergman dice a 3Días que los resultados del inventario fueron notificados a los mandatarios provinciales, que de acuerdo con la ley, tendrán que controlar y fiscalizar las actividades que puedan afectarlos.
“Cualquier duda sobre cómo se interpreta tiene que remitirse al ámbito parlamentario, que es dónde se legisló; no es en el Ejecutivo dónde se deben plantear interpretaciones. Es por eso que decidimos que no vamos a hacer un decreto reglamentario”, concluye.

Incertidumbre

Según el titular del Servicio Geológico Minero Argentino (Segemar), Julio Río Gómez, “el Inventario es un punto de partida para que las provincias, como dueñas de sus recursos, decidan cómo aplicar la Ley o sugieran otras reglamentaciones.
“Tenemos nuestra opinión al respecto, y es que el aporte a las reservas de agua que hacen las masas de hielo pequeñas no es significativo”, asevera Río Gómez y explica que tampoco está claro las denominaciones que reciben. “A veces se las llama glaciares de escombro o también, ambiente periglaciar, que en rigor no tiene definición desde el punto de vista geológico. Se trata de una superficie congelada, pero ¿cuántos años necesitas para medir su impacto real? No lo sabemos”, cuestiona.