El especialista en arbolado urbano, Fabio Volpe, habló esta mañana en la 99.9. Explicó por qué con cada tormenta se producen caídas de árboles en nuestra ciudad. “Los árboles pasaron a ser patrimonio nacional o sea que, prácticamente, no se pueden tocar”, señaló.
La caída de árboles en Mar del Plata es un problema del que se viene hablando hace tiempo, y no son pocos los motivos por los que el conflicto se actualiza con cada tormenta. Esta mañana habló en la 99.9 Fabio Volpe, matriculado por la Municipalidad de General Pueyrredón en Arbolado Urbano. El especialista explicó que “uno de los problemas que tenemos es que la Municipalidad se aferra a las leyes. Los árboles pasaron a ser patrimonio nacional, o sea que no se pueden tocar, prácticamente. Hay un problema de costo para la gente que quiere sacar un árbol y la Municipalidad que no ayuda, retirando la poda. Lo que permite la Municipalidad es ‘la poda del plumero’; teniendo en cuenta la fuerza de palanca que se deja en un tronco fino de 30 centímetros, eso explica por qué los árboles se caen en Mar del Plata”.
Entre otras cosas, el corte de las raíces genera en los árboles un efecto similar al que se provoca cuando a una persona le atan los pies. “La Municipalidad da un permiso de achicamiento de raíz, pero no ponen un inspector para que lo controle. Entonces, al vecino a veces se le va la mano y el árbol pierde pie y no puede sostenerse. La ley dice que cualquier árbol que se vea desde la vía pública no puede ser podado, y con eso la Municipalidad se defiende”, insistió Volpe.
El paso del tiempo hace que algunas especies específicas se pudran por dentro, haciéndose más vulnerables al efecto de factores externos, como el viento. Sin embargo, a pesar de que uno lo compruebe, es muy difícil que respondan desde la Municipalidad. En ese sentido, Volpe indicó: “hay una herramienta especial para comprobar si el árbol está podrido o no por dentro. Pero si vos lo podés demostrar, la Municipalidad te dice que no puede hacer nada. Si quisieras hacerlo, para sacar un árbol podés llegar a gastar hasta 5.000 pesos, un dinero que a veces el frentista no tiene. La dificultad está en que deberían permitir el trasmochado de todos los árboles y no sólo de eucaliptos o álamos, que son algunas de las especies que hoy se permiten”.
En algunos casos, se ha informado a los entes oficiales sobre la posibilidad de caída de un árbol, pero nadie se hace responsable y niegan sistemáticamente esa probabilidad. “Si le decís a la Municipalidad que tenés miedo de que un árbol se caiga, ellos hacen un control visual y te dicen que no se va a caer. Pero tampoco te firman nada para asegurar que haya alguien responsable de esa opinión. Nadie se hace responsable de decirlo”, afirmó Volpe.
Todas estas cuestiones generan también un problema para los podadores, que no quieren enfrentarse con los vecinos por estas cuestiones: “años antes de ser matriculado, sacaba dos sueldos podando. Hoy tengo un súper equipo para podar, pero no quiero hacerlo porque la gente pelea conmigo cuando explico estas cosas. Yo tengo que pedir el permiso municipal y el vecino me dice que el árbol es de él, y empezamos una discusión que no termina nunca”.
A pesar de que se quiera hacer bien el trabajo, el especialista destacó que “el grupo de arbolado urbano tiene poco personal. Hay sólo dos inspectores para aprobar la poda”.