La crisis de los manteros amenaza a la alcaldesa de Barcelona y une a la oposición en su contra. Desde el PP a ERC, que exige su dimisión por el descontrol en las calles de la ciudad.
“Barcelona era segura. Hoy ya no lo es”. Esta es la tajante afirmación que realiza Carina Mejías, líder de Ciudadanos en el ayuntamiento de la capital catalana, ante el alarmante aumento de situaciones violentas que se está produciendo en la ciudad. “La seguridad es el principal pilar para la convivencia y, hoy por hoy, ese pilar no existe. En los dos últimos años, venimos denunciando que hay mafias organizadas que actúan impunemente. Esas mafias distribuyen los espacios entre los manteros y se van envalentonando porque hay grupos afines al Ayuntamiento de Barcelona y a la CUP que las defienden. Les dicen que tienen sus derechos y que se les buscará un espacio. Se les permite vulnerar todas las leyes y las ordenanzas municipales. Y eso las envalentona. La situación ha llegado a tal extremo que ya se han dado graves agresiones a urbanos y a turistas”, denuncia la concejala.
El último episodio es el de un vídeo de la pasada semana que corrió como la pólvora en las redes sociales, en el que un mantero propina una paliza a un turista norteamericano en plena plaza de Cataluña, causándole graves heridas. “Esta ha sido la gota que colmó el vaso. Hemos llegado a una situación insostenible”, advierte una fuente del PSC a El Confidencial. Los socialistas llevan tiempo denunciando la “barra libre del ‘top manta”. “Especialmente preocupante es la situación en plaza de Cataluña, en cuyos accesos al metro se ponen los manteros y apenas dejan espacio para pasar. Ello supone un peligro para la seguridad de los viajeros, ya que ocupan las vías de evacuación. El Gobierno municipal dice que aquí no pasa nada y que lo único que hace la oposición es echar la culpa a Ada Colau”.
La guinda de la situación la puso el director del Plan Estratégico de Turismo de Barcelona, Albert Arias, que acusó a los que publicitaron la agresión al turista norteamericano. “Sinceramente, os podéis ir a la mierda”, tuiteó el alto cargo municipal. “Cuando un cargo público te dice que lo único que pretendes es echar la culpa a Colau y que te vayas a la mierda, es que no hay voluntad política de arreglar nada y evidencia una gestión cero de los problemas”, se duele Carina Mejías.
La situación es tan caótica que PDeCAT, ERC, PSC y Ciudadanos han pedido para este miércoles una reunión extraordinaria de la comisión de Presidencia (en la que se discuten los temas de seguridad), con la intención de reprobar la labor de Colau y de que esta nombre un responsable con el consenso de todos para arreglar la situación. La alcaldesa asumió en 2015 las responsabilidades en materia de seguridad, y luego nombró un comisionado para la seguridad, Amadeu Recasens, que no tiene competencias para tomar iniciativas.
No es una cosa baladí: partidos independentistas y unionistas, de izquierdas y de derechas, unidos para afrontar el problema. “Existe la sensación de que la ciudad no está gobernada por nadie. Nadie se siente seguro. Pero ya no son solo las agresiones de los manteros, sino que hay agravios históricos: es el tema del incivismo, el tema de los narcopisos, el tema de las juergas en la calle y ahora el ‘top manta’. Da la sensación de que hay una total impunidad. Nosotros hemos visto a la Guardia Urbana junto al ‘top manta’ no hacer nada”, explica a El Confidencial un portavoz de ERC.
Sexo en la calle, playas sucias…
Mejías resalta que “el turismo de borrachera en la Barceloneta [el barrio marítimo] es una locura. Los vecinos ya han impreso folletos con normas de convivencia, pero nadie hace caso. La ausencia de directrices políticas para solucionar los conflictos ha llevado a una situación insostenible”. Muchos locales del Barrio Gótico y del frente marítimo contratan vigilancia privada para tratar de poner a raya a los ‘lateros’, los carteristas o los vendedores de droga. “La imagen que se está extendiendo es de que en Barcelona no hay cortapisas. Existe un efecto llamada. Y se producen peleas en la calle, fiestas sin permiso hasta altas horas de la madrugada, broncas en el Raval con molestias a los vecinos… ¿y dónde está la policía?”, añade la líder de Ciudadanos, que critica especialmente que nadie del Gobierno municipal salió para condenar la agresión al turista norteamericano. “Al revés, dicen que es violencia estructural y racismo de algunos. Lo que no quieren es abordar el problema, que se agrava año tras año al no poner medidas”.
En ocasiones, las escenas son casi dantescas: gente durmiendo en la playa, vomitando en las aceras, defecando entre coches o practicando sexo en el banco de una plaza. “En verano, se deberían redoblar los servicios porque se multiplica la población por el turismo —alerta Mejías—. Deberíamos tener más urbanos patrullando, más servicios de limpieza… Pero nada. Este lunes, hablé con vecinos de la Barceloneta y me juraron que no se nota que haya más servicios, que no se limpian las calles tras los conciertos y que las playas están más sucias”.
Desde el PSC se critica que la dejadez del equipo municipal “abre la puerta a los populismos. Cuando la gente ve tanta permisividad con unos frente a otros, pide más mano dura. Pero hemos de hacer compatible el respeto a las ordenanzas con un discurso de respeto a los derechos humanos. Tenemos que articular un discurso que garantice la convivencia y que, al mismo tiempo, respete los derechos de las personas migradas. Pero en un momento en que grupos de extrema derecha resurgen por toda Europa, las izquierdas hemos de ser muy responsables”. El líder socialista, Jaume Collboni, propondrá a Colau este miércoles una batería de medidas concretas para aumentar la seguridad en Barcelona sin poner en riesgo los derechos de todos.
“No es un problema técnico”
“Lo que queremos en la comisión es conseguir que Colau dé explicaciones y que nombre a una persona responsable de seguridad“, asegura un portavoz del PSC, que critica especialmente que “a la hora de dar buenas noticias, Colau es la primera que sale a la palestra, pero cuando hay una situación negativa, se esconde y no aparece. Ocurrió cuando la crisis de Ciutat Vella con los narcopisos o cuando se descubrió que hará recortes en las inversiones municipales, y ocurre ahora con la violencia de los manteros”. Paralelamente, critican que se hayan casi disuelto las UPAS (unidades de policía administrativa y de seguridad, una concesión de Colau a los antisistema). “Total, nos encontramos con una Guardia Urbana sin recursos y con falta de autoridad para atajar el problema”.
Desde Esquerra, también se hace hincapié en que “es necesario que Colau dimita y ponga al frente de la seguridad a una persona de reconocido prestigio”, porque “lo que ocurre no es un problema técnico. Es que políticamente Colau no hace nada. El comisionado de seguridad que hay solo puede aplicar las políticas que le dicen y si la responsable actual que es la alcaldesa no le da las órdenes necesarias, pues llegamos al desgobierno actual”.
Para el PP, el problema no es solo de Colau. Su líder municipal, Alberto Fernández Díaz, subraya que el Gobierno catalán, de quien depende seguridad ciudadana, tiene su parte de culpa. En la capital catalana faltan, al menos, 200 efectivos de los Mossos para vigilar las calles.
El PDeCAT, por su parte, califica la situación de “incompetencia manifiesta del Gobierno municipal” y reclama un responsable de seguridad “que dé instrucciones claras para hacer cumplir las ordenanzas municipales y evitar nuevos episodios de incivismo y de inseguridad”. También Cs es de la misma opinión. “Que nombre a una persona de consenso que haga cumplir las normas —subraya Mejías—. Porque aquí son muy estrictos con los negocios que ocupan espacios públicos, por ejemplo. Fríen a multas y a inspecciones a las terrazas, a los floristas o a los hosteleros, que generan actividad económica y pagan religiosamente los impuestos. Pero a los manteros, que también ocupan espacio público, ni caso. No es coherente. No hay voluntad de acabar con las malas prácticas”.
Los argumentos de los manteros
Los portavoces de los manteros, en cambio, tienen argumentos para rebatir algunas de las afirmaciones que se hacen. Entre otras cosas, afirman que en el vídeo de la agresión “solo se ha recogido una pequeña parte de la escena para manipular la realidad”. Según estas fuentes, “unos turistas regatean por el precio de la mercancía y, como no aceptaban, la cosa terminó en un intento de robo y lanzamiento de botellas contra los manteros. Es entonces cuando se repele esta agresión y comienza el vídeo intencionadamente utilizado que convierte al agredido en agresor”.
Los portavoces denuncian la desprotección de los vendedores ambulantes, que han de sufrir muchas veces que su mercancía sea pisoteada, especialmente por los turistas, y el género requisado por la policía. También denuncian cómo la seguridad privada de las terrazas los aparta a veces con malos modos de la zona. “El maltrato al inmigrante no es significativo, se ha convertido en algo normal”, subrayan. Se duelen, pues, de que se criminalice a un colectivo que solo trata “de sobrevivir. Nadie se embarca en una patera por placer y si se vende en la calle es para comer y vivir con la mayor dignidad posible. Sobrevivir no es un delito”.
Rechazan, asimismo, que haya mafias. Según la oposición, varios centenares de manteros se han radicalizado y se sienten apoyados desde la Administración local, con licencia para saltarse todas las normas. “Tienen una sensación de impunidad y se han convertido en un problema social”, acusan. Y argumentan que en ese colectivo, antes el género era de los manteros, pero ahora es ya de las mafias, por lo que tolerando su presencia se apoya indirectamente la presencia de mafias, la explotación laboral y la vulneración de derechos humanos, además de pasar por alto que venden artículos falsificados, que ocupan espacio público y que no pagan impuestos.