La ‘Patrulla de las Tías’ que exige igualdad para las pensionistas suecas

Ataviadas con gorros rojos, luchan por un cambio radical del sistema que reduzca la enorme brecha de género.

En Suecia, el país de Greta Thunberg, no sólo son los adolescentes quienes se manifiestan por un futuro mejor. La Tantpatrullen (Patrulla de las Tías, entendiéndose “tía” en el sentido familiar y no en el coloquial) es una organización de jubiladas que cuenta con casi medio millar de afiliadas y que lucha por lo que califica como la reforma feminista más importante de los tiempos modernos: un cambio radical en el sistema de pensiones sueco que acabe con la flagrante desigualdad que existe entre mujeres y hombres.

Fundada en 2014, la Patrulla se reúne todos los jueves frente al Parlamento, en la plaza Mynttorget de Estocolmo, para presionar a los políticos e informar a la población, sobre todo a las mujeres, y especialmente a quienes aún no han llegado a la edad de jubilación. “Nosotras no somos las que estamos en peor situación, aunque sea muy mala, sino las que vienen detrás. Nos esforzamos en contarles cómo es ser pensionista”, explicaba recientemente al diario Expressen Marianne Eriksson, una de las integrantes del grupo.

Con sus sombreros, gorros y bolsos rojos o rosas, las Tías, presentes en ciudades de todo el país, se muestran extraordinariamente activas, participando en multitud de eventos y manifestaciones, así como concediendo entrevistas y escribiendo artículos en distintos medios. El eje de su denuncia es que Suecia, modelo del estado de bienestar nórdico, se encuentra todavía muy lejos de resolver el dilema que plantea un sistema de pensiones que, según ellas, perjudica a las mujeres. La Patrulla sostiene que una mujer nacida después de 1954 no podrá vivir dignamente a menos que cambie el modelo actual, basado en una vida sana, larga y bien remunerada que no se corresponde con la realidad.

“POBRES EN LA VIDA LABORAL Y POBRES HASTA QUE MUERAN”

En un acto reciente de las Tías, Birgitta Sevefjord, su presidenta, expuso claramente la causa principal del problema: “Padecemos un sistema injusto, desigual e insostenible que mantiene una línea recta entre los ingresos vitalicios y la pensión, pero como las mujeres tienen de media unos ingresos inferiores a los de los hombres, el resultado para muchas de ellas es que serán pobres en la vida laboral y serán pobres hasta que mueran”.

“Actualmente tenemos 300.000 pensionistas pobres y la mayoría son mujeres”, añadió. “Las mujeres no trabajan menos que los hombres, pero tienen salarios más bajos y realizan la mayor parte del trabajo de cuidados no remunerado, el cual no da ningún punto de pensión aunque sea un requisito previo para garantizar que la asistencia sanitaria y social no colapse.”

Suecia cuenta con una población de 10,5 millones de habitantes, de los cuales unos 2,3 millones son pensionistas. Por término medio, la pensión de las mujeres es un 31% inferior a la de los hombres. La Patrulla asegura que, si no se cambia el sistema, pasarán casi 100 años antes de que desaparezca la brecha de género.

Para las Tías, el gran villano de la historia es el denominado Pensionsgruppen (Grupo de Pensiones), un grupo de trabajo parlamentario formado por todos los partidos, excepto el antiinmigración Demócratas de Suecia (SD) y el Partido de la Izquierda, que funciona a puerta cerrada y se encarga, generalmente por consenso, de “mantener y desarrollar” los acuerdos sobre pensiones.

“El Grupo sostiene un sistema injusto”, afirmó Sevefjord. “Necesitamos un sistema que permita a todas vivir tras una larga vida laboral, no sólo sobrevivir. Muchas de las mujeres que se acercan a nosotras nos cuentan lo desgraciadas que son. No pueden permitirse comprar ropa ni salir a tomar un café una vez a la semana. No es que se mueran de hambre, porque no suele ser el caso en este país, y normalmente tienen un techo bajo el que cobijarse, pero están siempre preocupadas por si podrán llegar a fin de mes”.

“Hay que acabar con este órgano invisible que se reúne a puerta cerrada. Ocho personas de seis partidos se ocupan de nutrir el sistema, no de cambiarlo. Su última hazaña ha sido aumentar la edad de jubilación, lo que afecta sobre todo a mujeres y hombres con trabajos física y mentalmente exigentes. Es antidemocrático dar tanto poder a un grupo tan pequeño y hermético. Se debe trasladar la discusión a todo el Parlamento para que los ciudadanos y todos los partidos puedan participar en un debate abierto”.

Para la Patrulla, en general más próxima a posiciones de izquierda, aunque no regatea críticas a ningún lado del espectro político, el cambio de Gobierno tras las elecciones del pasado septiembre, de socialdemócrata a conservador con apoyo externo del SD, ha resultado decepcionante. “No se les ha ocurrido nada bueno ni interesante”, indicó Sevefjord. “Lo único que han dicho hasta ahora es que bajarán los impuestos a los pensionistas, y eso no soluciona nada. Tampoco han dicho nada sobre el hecho de que las mujeres tienen pensiones mucho más bajas que los hombres. Pero claro, el Gobierno actual no es precisamente feminista”.

Más desalentador aún para Sevefjord y la Patrulla resulta la “pasividad” del SD, que aparte de por su rechazo a la inmigración siempre se ha distinguido por presentarse como el gran defensor de los jubilados: “Es muy frustrante que el SD, que ha sido muy crítico con el Grupo de Pensiones y considera que es perjudicial, haya permanecido en silencio. En el acuerdo que firmó con el Gobierno no hay nada al respecto. Parece que ha vendido a los pensionistas para conseguir normas más estrictas en materia de inmigración”.