Las mujeres se deprimen y los hombres se suicidan

 

Los hombres se suicidan tres veces más que las mujeres. La sociedad marca los papeles de “macho y hembra”. Por ejemplo, los hombres no pueden llorar ni mostrarse tristes, por eso deciden terminar con sus vidas.

mujer deprimidaEl coordinador de la Fundación de Asistencia Nacional para la Ayuda al Enfermo de Depresión en España, José Ramón Pagés, destacó en una entrevista con Efe, que los hombres tienden a canalizar su frustración a través del mal humor o “se tragan sus problemas” hasta que explotan, poniendo punto final a su vida. “Puede aparecer a cualquier edad, pero la depresión se ceba sobre todo con mujeres de entre 45 y 60 años con desequilibrios hormonales”, aclara.

Según el experto, “la epidemia del siglo XXI” está causando estragos entre mujeres que se enfrentan al “síndrome del nido vacío”. Cuando una madre “se encuentra con un marido con el que tiene poca relación y unos hijos que se han ido de casa”, los hombres que asumen el papel de “macho de acero” con familias que apenas pueden llegar a fin de mes.

Por cada ser humano que se suicida, hay diez intentos que dejan secuelas “irreparables”, comenta el coordinador de la Fundación. “Los intentos de suicidio te dejan peor de lo que estabas y encima no te quitan la enfermedad“, matiza. Según el, las personas llegan a esa decisión porque arrastran un lamentable estado de ánimo, son incapaces de sentir placer y pierden el interés por las actividades cotidianas de la vida.

La depresión es la tercera causa de discapacidad en el mundo y podría llegar a ser la primera en 2020, según pronostica la Organización Mundial de la Salud (OMS). “Es la única enfermedad que no está bajando en el número de muertos”, advierte Pagés.

En 2012 hubo 3.539 suicidios, “una verdadera barbaridad” que a menudo tiene su origen en la crisis económica. Hemos conseguido grandes logros en el campo de la oncología, los accidentes de tráfico o el sida, pero… ¿dónde están los avances en salud mental?

“Estamos al nivel de los años 50”, alerta el especialista, quien denuncia que las administraciones públicas no están haciendo “nada” para luchar contra la depresión.

Las conductas depresivas pueden estar asociadas a la falta de objetivos, la presión social o laboral, el paro que priva de un plato caliente a muchas familias o el mal uso de las nuevas tecnologías. Basta con observar a cuatro personas en una misma mesa: es muy probable que tres de ellas estén enganchadas al Whatsapp mientras la cuarta habla por teléfono.

Los más pequeños también prefieren chatear con “ciberamigos” o conectarse a la videoconsola antes que salir a la calle con otros niños. Y lo que es peor, sus padres están encantados porque así sus hijos “no molestan”. Quizá no se percaten de que el abuso de estos dispositivos “desestructura las familias” y a partir de allí pueden venir los traumas.

“Cuando alguien va al psiquiatra en Europa, se dice que está loco. En Estados Unidos o Latinoamérica es al revés: quien no acude al psiquiatra está loco”. Para Pagés, este tipo de especialistas son tan importantes como un ginecólogo o un pediatra.