La vida actual, con los horarios continuos y la falta de lugares adecuados para descansar, hace que las personas no puedan acostarse a dormir la típica siesta. Aun así, el cuerpo humano pide descanso a una determinada hora del día.
En el año 2007, la Universidad de Atenas realizó un estudio a partir del cual descubrió que quienes duermen la siesta al menos tres veces por semana tenían un 37% menos de posibilidades de sufrir un ataque al corazón, en comparación con aquellos que no lo hacían. Otros estudios que afirman que un pequeño descanso a media tarde mejora la productividad y el bienestar.
En Estados Unidos, se denomina “power nap” a este descanso corto o “turbosiesta”. Se trata de un sueño de entre 10 y 20 minutos determinado únicamente por nuestro propio cuerpo, conforme aumenta la edad.
Uno de los principales inconvenientes a la hora de tomarse un break, es la falta de sitios adecuados. Según los especialistas, puede ser un sofá o un sillón o algún lugar cómodo, especialmente para aquellos que no pueden volver a su casa para tomar su siesta.