El tráfico ilegal de armas y drogas junto a la evasión impositiva son las fuentes principales del dinero que fluye sin pausa a los paraísos fiscales. La pregunta es por qué, con tanto fraude cometido, no hay banqueros en la cárcel y se aceptan acuerdos judiciales por unos pocos millones de dólares cuando el daño es mucho mayor.
En el mundo se lavan activos por 3 billones de dólares anuales, pero esa cifra podría ser sólo la punta del iceberg pues la actividad se ha diversificado a otras áreas como el cibercrimen y el robo de identidad, según los expertos en el tema. Tanto el delito del contrabando de armas y drogas como la evasión impositiva son bastante antiguos, pero ambos crecieron juntos en los años de neto corte neoliberal; un período que necesitó controles armados, además de hegemonías mediáticas y culturales para imponerlos. El objetivo principal era recuperar los altísimos niveles de rentabilidad perdidos en las décadas anteriores, y conseguir lugares seguros para guardar esa masa de dinero.
Uno de esos paraísos para dineros mal habidos sigue siendo Suiza. Y según “Tax Justice Network” (TJN), una ONG que reúne a analistas contra la evasión fiscal y las inequidades impositivas en todo el mundo, el “Grupo de los 20” debe empezar a exigir a la Comunidad Helvética reformas a su sistema económico, que cumple una función clave en el “fraude financiero global”.
Según el Comité para el Control Internacional Antinarcóticos del Senado norteamericano, los narcotraficantes de Estados Unidos lavan un estimado de entre 18.000 millones y 37.000 millones de dólares anuales.
Según el economista e historiador Mario Rapoport, “desde los años ‘60 la banca suiza difundió la idea de que el secreto bancario fue introducido para proteger a las víctimas de las persecuciones nazis”, lo que no solo es una mentira sino que, muy por el contrario, hubo un evidente favoritismo de los países “neutrales” como Suiza o España por el nazifascismo. Ese esfuerzo de propaganda, escribió Rapoport, fue desmentido por los hechos.
TJN afirmó que los ciudadanos ricos de los países en desarrollo en su conjunto han acumulado más de nueve billones de dólares de riqueza financiera off shore, la mayor parte de ella no gravada por impuestos. Desde Tailandia a Nigeria y desde Kenia a Ecuador, los banqueros suizos han jugado un papel importante en esta descapitalización. De hecho, hace apenas unas semanas el Crédit Suisse se jactó abiertamente, en su informe trimestral, de la forma en que habían aumentado sus depósitos de nuevos clientes de América Latina y Asia.
Pero no sería justo nombrar solo a Suiza, que no es más que uno de los países fundadores de este sistema. Así como la acumulación del capital mundial se traslada a nuevos horizontes, poniendo énfasis en Asia, también hacia allá viajan ahora los dineros mal habidos. En esta época de millonarios sacudidos por la “presión fiscal”, el asesor financiero de Liliane Bettancourt, heredera de L’Oréal y una de las personas más ricas de Francia, afirmó que: “Suiza ya no es lo que era, estoy trasladando sus cuentas a Singapur”. Y el Financial Times informó que gran parte del dinero negro antes depositado en el refugio alpino se está mudando a Singapur, un país chino-parlante que según un informe de Price-Waterhouse-Coopers recibió ya 400.000 millones de euros.
En cuanto a los nuevos crímenes financieros, abarcan además de la corrupción, el cibercrimen, el robo de identidad y otros más sofisticados; temas que se deben cuidar para que las instituciones no sean víctimas de estos nuevos delitos. El banco holandés ING, fue sancionado con 619.000.000 de dólares por violar el régimen de sanciones contra Irán, Cuba y otros países, lo que seguramente le produjo un beneficio mucho mayor.
La SEC -Agencia del Mercado de Valores estadounidense- presentó cargos contra 133 empresas y personas, incluyendo 60 altos ejecutivos, que pagaron multas por valor de 2.600 millones de dólares. El dinero en efectivo de los carteles de la droga mexicanos se traslada hacia Estados Unidos por auto, barco o en avión, o por medio de depósitos bancarios. El HSBC no hacía preguntas y quitó todas las restricciones que estaba obligado a implementar en las sucursales de lugares altamente sospechosos de lavado como México.
Esta entidad con sede en Londres, solo durante el 2008 blanqueó un total de 4.000 millones de dólares, según el Senado estadounidense. Entre 2006 y 2009 movió unos 15.000 millones de dólares en sus filiales de México, Rusia y otros países con altas probabilidades de estar involucrados en lavado de dinero. El presidente ejecutivo del grupo HSBC, Stuart Gulliver, aceptó la responsabilidad por errores pasados, admitió que sus controles fueron insuficientes, pidió sus disculpas y aseguró que el banco británico invirtió 290 millones de dólares en mejorar sus sistemas para prevenir el lavado de dinero. Eso fue todo.
Otro Banco, el ING, debió pagar 619 millones por llevar a cabo transacciones para entidades cubanas e iraníes; el Credit Suisse, 536 millones por la evasión de sanciones contra Irán y Sudán, entre otros. Banqueros presos, no hay ninguno.
Según el Comité para el Control Internacional Antinarcóticos del Senado norteamericano, los narcotraficantes de Estados Unidos lavan un estimado de entre 18.000 millones y 37.000 millones de dólares anuales. En 2011 salió a la luz uno de los primeros escándalos narco financieros, protagonizado por el banco Wachovia que había sido adquirido en el 2008 por Wells Fargo & Company. Entre 2004 y 2007 Wachovia manejó 378.400 millones de dólares en operaciones de lavado con casas de cambio de moneda mexicanas que actuaban en nombre de distintos cárteles de la droga. Esas transacciones significaron la violación más grande en la historia de Estados Unidos del Acta de Secreto Bancario.
Una investigación posterior demostró que Wachovia Bank lavó miles de millones de dinero de droga ilegal en el sistema financiero americano a nombre de la CDC, una empresa de cambios que organizaba operaciones de divisas en las ciudades fronterizas de México y Estados Unidos. Pero éste es apenas uno entre varios bancos estadounidenses y europeos que lavan dinero para los carteles latinoamericanos de la droga. Un informe publicado por EconomicPopulist.org en 2010, así como otro reporte de la Agencia Bloomberg implicaron a más bancos en lavado de dinero para los narcos: Wells Fargo, HBSC y Bank of América, según documentación incautada en un DC-9 que transportaba 5,7 toneladas de cocaína.
Los narco utilizaron cuentas del Bank of America en Oklahoma City para comprar tres aviones capaces de transportar hasta 10 toneladas de cocaína, según documentos judiciales mexicanos. El American Express Bank International, con sede en Miami, pagó multas en 1994 y 2007 después de admitir que había fracasado en detectar y reportar lavado de dinero de narcotraficantes a través de sus cuentas.
Esta es apenas una muestra del sistema más hipócrita que podemos encontrar. Mientras que los países más pobres ponen los muertos entre policías, civiles, narcotraficantes y delincuentes varios, los elegantes e intachables países desarrollados aportan solo criminales de guantes blancos, que mueven el dineros sin preguntar su procedencia, porque la conocen demasiado bien, sin mancharse la ropa de sangre, aunque no se pueda decir lo mismo de su conciencia.
Blanco Impoluto
El Vaticano es uno de los más tenebrosos gestores de dinero del mundo. Y no son pocos quienes aseguran que parte de los escándalos y peleas internas desatadas en los últimos meses tiene mucho que ver con las finanzas y las operaciones ilícitas de esta milenaria institución. Es una herencia que dejó el Papa polaco, y que el alemán no pudo desentrañar. El Instituto para las Obras de Religión, o banco del Vaticano, fue fundado en 1942 por Pío XII y funciona con una oscuridad tormentosa. En enero pasado, a pedido del organismo europeo de lucha contra el blanqueo de dinero, Moneyval, el Banco de Italia bloqueó el uso de las cartas de crédito dentro del Vaticano debido a la falta de transparencia y a las fallas en el control de lavado de dinero. En 2012, los cinco millones de turistas que visitaron la Santa Sede dejaron casi 100 millones de euros en las cajas del Vaticano. El IOR gestiona más de 33.000 cuentas por las que circulan unos seis mil millones de euros. Su opacidad es tal que no figura en la lista de los Estados que participan en el combate contra las transacciones ilícitas.
El banquero de Dios
Las cuentas de la Santa Sede son un enredo de corrupción y lavado de dinero cuyos orígenes más conocidos se remontan a finales de los años ’80, cuando la Justicia italiana emitió una orden de detención contra el arzobispo norteamericano Paul Marcinkus, llamado el “banquero de Dios”, presidente del IOR y máximo responsable de las inversiones vaticanas de la época. Juan Pablo II lo protegió y mantuvo lejos de la justicia.
El 18 de junio de 1982 apareció un cadáver ahorcado en el puente londinense de Blackfriars. El cuerpo pertenecía a Roberto Calvi, presidente del Banco Ambrosiano y principal socio del IOR. Su aparente suicidio dejó al descubierto una trama de corrupción que incluía, además del Banco Ambrosiano, la logia masónica P- 2 dirigida por Licio Gelli, y el mismo Banco del Vaticano dirigido por Marcinkus. Gelli se refugió un tiempo en la Argentina, donde ya había operado en un operativo llamado “Gianoglio” para facilitar el retorno de Perón.