El país caribeño se prepara para la llegada inminente de una tormenta tropical.
El devastador terremoto de 7,2 grados que el sábado sacudió Haití, el país más pobre de América, ha causado al menos 1.298 muertos y 2.800 heridos. Los equipos de rescate se apresuran a tratar de encontrar a supervivientes ante la llegada inminente de la tormenta tropical Grace , que ya se encuentra sobre Puerto Rico.
El terremoto arrasó cientos de casas y edificios en una nación que todavía se recupera de otro seísmo que hace 11 años acabó con la vida de unas 200.000 personas y que vive sumergida en el caos político tras el asesinato a manos de mercenarios de su presidente hace apenas un mes.
El sudoeste de Haití ha sido la región más afectada, especialmente la ciudad de Los Cayos y sus alrededores. Iglesias, hoteles, hospitales y escuelas han quedado gravemente dañados.
Las réplicas se sintieron durante todo el sábado y durante la noche del domingo, cuando muchas personas, que habían quedado sin hogar o estaban demasiado asustadas ante la posibilidad de que sus casas fracturadas se derrumbaran sobre ellos, se quedaron en las calles para dormir, si sus nervios se lo permitían.
En Los Cayos, algunas familias recuperaron sus escasas pertenencias y pasaron la noche en un campo de fútbol al aire libre.
“Necesitamos mostrar mucha solidaridad con la emergencia”, dijo el primer ministro Ariel Henry, un neurocirujano que lidera el atribulado país tras el asesinato del presidente Jovenel Moise el 7 pasado de julio.
“Queremos dar una respuesta más adecuada que en el 2010 tras el terremoto. Toda ayuda exterior debe ser coordinada por la Dirección de Protección Civil”, exigió el jefe de Gobierno, al tiempo que llamaba a sus conciudadanos a la “unidad nacional”. “Olvidemos nuestras rencillas”, suplicó Henry.
Informes sobre hospitales colapsados por la llegada de víctimas aumentan la presión sobre un precario sistema sanitario que a duras penas tiene recursos para hacer frente a la pandemia del coronavirus.
Los esfuerzos por encontrar más supervivientes se complicarán a partir de hoy con la llegada de la tormenta tropical Grace . Algunas partes de Haití corren el riesgo de sufrir inundaciones rápidas, según el Centro Nacional de Huracanes (NHC) de EE. UU.
Desde el Vaticano, el papa Francisco instó a las naciones a enviar ayuda rápida. “Que la solidaridad de todos alivie las consecuencias de la tragedia”, dijo en su bendición dominical en la plaza San Pedro.
Estados Unidos envió suministros vitales y desplegó un equipo de búsqueda y rescate urbano de 65 personas con equipo especializado, dijo Samantha Power, administradora de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional.
El acceso a las áreas más afectadas por el terremoto es complicado debido a que las carreteras para llegar hasta allí se encuentran en manos de grupos criminales, aunque algunas informaciones apuntan a que las bandas estarían permitiendo el paso de la ayuda.
“Nadie puede viajar por la zona”, dijo a la agencia AP Ndiaga Seck, portavoz de Unicef en Puerto Príncipe. “Solo podemos volar o tomar otra ruta”, aseguró. No obstante, Unicef planea enviar suministros médicos a dos hospitales en el sur, en Los Cayos y Jeremie.
Tras el asesinato de Moise, que según las autoridades fue llevado a cabo por un grupo de mercenarios mayoritariamente colombianos y cómplices haitianos, el primer ministro Henry se comprometió a celebrar elecciones presidenciales lo antes posible. Sin embargo, algunas informaciones apuntaban la semana pasada a que los comicios, anteriormente previstos para septiembre, no se celebrarían hasta noviembre. Tras el terremoto del sábado, es probable que la votación se retrase todavía más.
El seísmo, que ya forma parte de los 10 más letales de los últimos 25 años en Latinoamérica, se registró a unos 12 kilómetros de la localidad de Saint-Louis du Sud, con el epicentro a 10 kilómetros de profundidad, y también se sintió en República Dominicana, Jamaica y Cuba.