Daniel Sosa es asesor del Consorcio Regional Portuario y esta mañana en la 99.9 dio detalles sobre su propuesta de trasladar las plantas de harina de pescado fuera del ejido urbano para evitar que el olor esté presente en zonas residenciales: “no es guardar la basura debajo de la alfombra, sino todo lo contrario, que no estén en medio de la ciudad”, puntualizó.
El asesor del Consorcio Regional Portuario de la ciudad, Daniel Sosa, ha propuesto públicamente que se trasladen fuera del ejido urbano las plantas de harina de pescado para evitar que el olor que generan esté ubicado en zonas residenciales.
Esta mañana, en la 99.9, explicó que “esto viene de años, hay que imitar a otras ciudades y otros países. A medida que el ejido urbano crece, se van reubicando las plantas con ayuda gubernamental. Hemos tenido contacto con el Banco Provincia, hay créditos para hacer el edificio”.
Las constantes quejas de los vecinos por el olor que se genera es una realidad y uno de los puntos importantes es encontrar un lugar donde se pueda hacer el supuesto traslado. “Lo que buscamos es que de una vez por todas se vaya el mal olor. OSSE ha hecho su trabajo, el OPDS también, pero el olor sigue estando. El Parque Industrial puede ser uno de los lugares, pero también puede ser fuera de la ciudad”, indicó Sosa.
Además de los múltiples ejemplos internacionales de situaciones de esta índole, también puso un caso local que confirma la posibilidad de traslado: “Mar del Plata tiene mucha población, pero poco territorio. Hay un ejemplo de una planta que se fue a Vivoratá y ahora está funcionando bien. Es un buen antecedente para ver que se puede reubicar en otro lugar”, puntualizó.
Más allá del olor, las plantas de harina de pescado son necesarias porque de allí se extraen elementos importantes y eso también lo destacó el asesor: “las plantas son muy necesarias, los producto que hacen son importantes porque se extrae el Omega 3, se hacen fertilizantes, alimentos balanceados para gatos, entre otras cosas. Todo lo que es fuente laboral no se perdería porque lo único que se haría es un traslado”. Claro que esta idea debe tener un tiempo de realización y no se haría de la noche a la mañana: “no es algo de un día para el otro, sino que se debe hacer un programa para hacerlo paulatinamente entre 3 y 5 años. Es imitar lo que se ha hecho en otros países”, reiteró.
A pesar de que se cierren los establecimientos, el funcionamiento propio del puerto con sus plantas genera ese olor y el ejemplo más claro es lo que sucedió con Moliendas del Sur: “Hoy no está funcionando y el olor sigue igual. La empresa está en concurso, tiene vencido el permiso de uso por parte del Consorcio. La fábrica está para devolver el edificio al área del Consorcio”.
Por último, Sosa destacó que “lo mejor es que estén en el campo. No es guardar la basura debajo de la alfombra, sino todo lo contrario, que no estén en medio de la ciudad. Hoy se extendió tanto Mar del Plata que han quedado en medio de la ciudad”.